Panamá, el departamento usurpado.

En conmemoración del 1er Centenario del Canal de Panamá, [1914.08.15-2014.08.15].


USS Wisconsin en aguas de Colombia, Istmo de Panamá. Comandado por el Almirante Silas Casey, 1902.

Estudio vehemente crítico, cronológico, narrativo, sucinto, razonado, y gratamente ilustrativo, sobre la verdadera historia de la infeliz pérdida de Colombia de su departamento de Panamá y su canal.


Publicado como complemento de la Cyber-Corredera Nº 164, de (2014.09.04-Ju.).
(Oficiales de la Armada Nacional de Colombia).






Por:
Luis Eduardo Schroeder Soto.


Hemos escogido como imagen de portada, una estupenda fotografía del acorazado USS Wisconsin, visto por su popa, o sea dando la espalda, sugiriendo el desdén, engaño y arrogancia, propinados por los Estados Unidos de Norteamérica, a la República de Colombia, durante más de un siglo, ocasionándole, directa e indirectamente, cuantiosas pérdidas de territorios y aguas nacionales.

Artículos conexos:

Haga clic en los botones para abrir enlaces.

Anécdota acrílica. Sobre la visualización de la pérdida de aguas en el Archipiélago de San Andrés y Providencia. Publicado en la Cyber-Corredera Nº 146, diciembre 2012.

La verdad duele. Sobre la historia del rasponazo de 75.000 km cuadrados al mapa de Colombia, en aguas de San Andrés. Estudio crítico, cronológico, narrativo, sucinto y razonado, sobre el insólito detrimento en las aguas patrias del Archipiélago de San Andrés y Providencia, por fallo de la Corte Internacional de Justicia en La Haya, en litigio con Nicaragua. Entregado con la Cyber-Corredera Nº 147, enero 2013, y publicado en el Pañol de la Historia, Fascículo Nº 50, de la Armada Nacional de la República de Colombia (2013.04.23).

Los pactos que destrozan a Colombia. Estudio vehementemente crítico, y copiosamente ilustrativo, sobre las verdades detrás del absurdo descalabro de Colombia, en sus intentos de neutralizar la escandalosa agresión de Nicaragua, queriendo apoderarse del Caribe colombiano. Entregado como complemento de la Cyber-Corredera Nº 155, de (2013.10.29-Ma.)

La marginación del Caribe colombiano. Estudio sucinto sobre cómo un mundo de riquezas incalculables, en las bellas aguas del Caribe, puesto bajo la tutela y protección de Colombia, resulta insólitamente convertido en su “patio de atrás”, y pronto es usurpado a manotazos por naciones vecinas, amigas de lo ajeno.

Premio a la verdad proclamada. Reseña sobre la concepción, creación, publicación y suerte, de un par de artículos míos escritos, acerca de las aguas caribeñas, perdidas en las rapaces manos nicaragüenses. Honroso Reconocimiento publicado en la Cyber-Corredera 153 de (2013.08.14-Mi.)



Presentación.

Es voluminoso lo que se ha escrito sobre la catástrofe, con la pérdida del departamento colombiano de Panamá, y exhaustiva es ya a estas alturas, la información publicada sobre el reciente detrimento de sus aguas territoriales, en el Archipiélago de San Andrés, pero, paradójicamente, es muy poco, por no decir que nada, lo que se dice a respecto de este par de monstruosas tragedias, que están íntimamente relacionadas entre sí, toda vez que se desarrollan en el mismo escenario: el mundo centroamericano con sus aguas en el Mar Caribe; siendo protagonizadas por los mismos agentes infractores: los gobiernos ambiciosos y desvergonzados de turno, de los Estados Unidos de Norteamérica, y de la República de Nicaragua en Centroamérica, y los mismos agentes acometidos: los gobiernos de los alias de Colombia; teniendo los mismos motivos o fines: la apropiación de territorios y aguas colombianas, para la construcción de sendos canales interoceánicos, por los territorios de Panamá y Nicaragua; aplicando los mismos medios arteros, falaces coartadas diplomáticas, y amenazas con buques súper artillados, todo esto a los ojos de un mismo público regional e internacional, alcahueta y achicopalado, a la sombra del insólito arbitrio de cortes, tribunales y asambleas irrelevantes y desastrosamente parciales.

Desvelar exhaustiva, no obstante sucintamente; condenar categórica, aun ardorosamente, y difundir pródiga, sin embargo, selectivamente, las verdades acerca de esta ociosa Adversidad secundada de nuestra querida Colombia en el Caribe, es la razón de este estudio que está tenuemente dividido en las siguientes partes:

Preámbulo histórico. Corta reseña de los antecedentes, en conexión con la aparición y estructuración, de los dominios de la Corona española en el Nuevo Mundo, que dan origen a los países que luego entran en disputas territoriales.

Nace un proyecto que genera adversidad y discordia. La puesta en marcha de un proyecto, para la construcción de un canal interoceánico por el Istmo de Panamá, que se inicia con tecnología caduca y maquinaria obsoleta, junto con un financiamiento extemporáneo e insuficiente, que lo llevan a la bancarrota, provocando especulaciones que entorpecen su resarcimiento y recobro.

Una alternativa viable, y una guerra fratricida, amenazan el proyecto. Apareciendo una alternativa al proyecto del canal por Panamá, crece la rivalidad entre los estados y capitales involucrados, complicándose la situación, al llevarse a la zona del canal, una sangrienta guerra partidista.

El que mucho abarca, poco aprieta. Con la insólita estrategia persiguiendo el dinero fácil, el socio beneficiario compromete su credibilidad, y capacidad en el manejo del proyecto, y optando por un inoportuno reajuste de condiciones, fenece el diálogo y el entendimiento entre las partes.

La traición del aliado, atiza el descarrío del hermano. Cuando los negocios colapsan, los tratados se afianzan… y se aplican a beneficio propio, independientemente de la bandera que los arropa. Esta es la insólita historia del presidente prestidigitador que, se posesiona en una república, y al hacer entrega del mando en ésta, terminándose su gobierno, la entrega partida en dos.

El tratado desechado, se aquilata en la cartera del socio sobornado. Entendimiento y soluciones a posteriori, entre negociadores intrusos e ilegítimos, salvan la realización del proyecto para beneficio de una humanidad que, impertérrita, acompaña el dramático asalto perpetrado.

Limosnas para la indemnización de las víctimas engañadas. Los EE.UU. firman tratados con las repúblicas de Colombia y Nicaragua, compensándolas por daños y perjuicios, y servicios prestados respectivamente, en proyectos relatados con las alternativas de canales interoceánicos por sus territorios.

Para alcanzar nuestros objetivos, hacemos un largo viaje a través de ciento noventa y siete (197) años [1717.04.29-1914.8.15] de acontecimientos históricos, empleando una lengua coloquial y amena, con algunos modismos y giros colombianos. A nuestro paso, y a forma de diario histórico con narración en tiempo presente, vamos reseñando el producto de un consagrado y exhaustivo estudio de fuentes fidedignas.

Presentando los hechos desde sus fases de gestación, así como durante su desarrollo y realización por los que pasan, sin desfigurarlos ni mixtificarlos, se elude la vulgar tendencia a emitir ideas tergiversadas, consiguiendo erradicar de entrada, las conclusiones preconcebidas, resultando en una historia auténtica, fresca, exacta y amena, que aporta bases sólidas para planteamientos oportunos e imparciales, que van a garantizar el alcance de nuestro objetivo primordial: "Revindicar la ultrajada Historia", haciéndola asequible y estimulante a su consulta. Numerosas imágenes y comentarios, tan oportunos como ligeramente atrevidos, amenizan simultáneamente la lectura de los temas históricos, que, en algunos casos, ya divulgados y asimilados por el consciente común, podrían infelizmente caer en la acequia de la indiferencia.

Notará nuestro caro lector, que nuestro estudio está saturado de fechas, y que, como verdadera primicia, éstas llevan agregadas las siglas del nombre del día a que corresponden, abriendo estas sencillas pinceladas, las puertas a gratas e interesantes sorpresas, en conexión con la casualidad y ambientación del entorno de lo que acontece; por ejemplo: que una importantísima negociación, sorprendentemente se concretiza un día domingo; que ciertas vicisitudes, generalmente ocurren un jueves, etc.

Preámbulo histórico.

La idea de una vía, camino o canal, comunicando los océanos Atlántico y Pacífico, era un proyecto relativamente viejo. A su llegada al Nuevo Mundo en el siglo XV, los primeros exploradores europeos, descubrieron antiguos caminos que atravesaban el istmo de Panamá, utilizados por las civilizaciones precolombinas.

Vasco Núñez de Balboa.
Hace 500 años, Vasco Núñez de Balboa, con la guía de un puñado de caciques locales, apoyado por un contingente de españoles e indígenas, y llevando una jauría de perros, emprende (1513.09.01) una de las operaciones más importantes de la época de la Conquista española en el Nuevo Mundo, y tras veinticinco (25) días de recorrido, por las selvas de lo que hoy conocemos como Panamá, logra descubrir el Mar del Sur, u Océano Pacífico (1513.09.25), convirtiéndose en el acontecimiento político, social, económico y militar, que corrobora el gran impulso que representara el descubrimiento realizado por Cristóbal Colón (1492.10.12), abriendo a la Corona española la puerta para adentrarse, conquistar y acceder, a las riquezas del litoral occidental, de lo que actualmente es América. Aquí estamos hablando de la primera y más genuina Globalización.

En 1514, Vasco Núñez de Balboa, hace construir una ruta para el transporte de buques , desde Santa María la Antigua del Darién, en la costa atlántica de Panamá, a la bahía de San Miguel en el Pacífico, pero es prontamente abandonada. En noviembre del año siguiente (1515), el Capitán Antonio Tello de Guzmán, descubre una vía más amplia que atravesaba el istmo, desde el Golfo de Panamá hasta la ciudad abandonada de Nombre de Dios, utilizada por los nativos durante siglos, y llega a ser viable después de mejoras hechas por los españoles, convirtiéndose en El Canino Real por el que se transportaba el oro a Portobelo, y de allí se embarcaba hacia España.

El portugués Fernando de Magallanes, navegando en nombre de Carlos I de España, encuentra un paso entre los dos océanos, que llega a conocerse con el nombre de Estrecho de Magallanes (1520), pero el viaje se muestra demasiado largo y peligroso, por lo que pronto el Monarca, pone en marcha la idea de excavar un canal en algún lugar del istmo, para agilizar los viajes hacia las costas del Perú en el Pacífico, y así, el primer proyecto se planta sobre el papel en 1529, pero la situación política en Europa, y el nivel tecnológico de la época lo hacen imposible. No obstante, otras rutas y soluciones toman rápidamente forma, para agilizar las comunicaciones terrestres por el istmo, que, con los años, se hacen famosas por los grandes intercambios comerciales, y transportes de gentes y tropas.

Son los años, en que los grandes proyectos toman forma con pie en el terreno real. Entre ellos, una expedición escocesa que parte de Leith (1698-julio) con cinco (5) buques, para establecer una colonia de nombre Caledonia en el Darién, a donde llegan en noviembre. Sus planes son construir una ruta para el comercio con China y Japón, pero la expedición está tan mal preparada para las condiciones adversas allí encontradas, que, abatidos por las enfermedades locales, los colonos muy pronto se ven obligados a abandonarlo todo, dejando cuatrocientas (400) tumbas detrás de ellos. Por desgracia, otra expedición de ayuda ya había partido de Escocia, pero llega a la colonia en noviembre del año siguiente (1699), y encuentra los mismos problemas, a los que se suma un ataque y bloqueo de los españoles (1700.04.12-Lu.), y así, Caledonia es abandonada para siempre. Estos son los días en que hace aparición el primer alias de Colombia.

1717.04.29-Ju. Creación del Virreinato del Nuevo Reino de Granada.


Felipe V de Borbón.
Felipe V de Borbón, Rey de España [1700-1746], mediante Real cédula expedida en esta fecha, crea el Virreinato del Nuevo Reino de Granada, con Virrey en Santa Fe. En su parte substancial versa:

«...He resuelto por mi real decreto del 20 de abril del presente año que se establezca y ponga Virrey en la Audiencia que reside en la ciudad de Santafé, Nuevo Reino de Granada, y que sea Gobernador, Capitán General y Presidente de ella en la misma forma que lo son los de Perú y Nueva España; y asimismo he resuelto que el territorio y jurisdicción de Santafé han de tener, es y sea toda esa provincia de Santafé, Nuevo Reino de Granada, las de Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Caracas, Antioquia, Guayana, Popayán y las de San Francisco de Quito, con todo lo demás y términos que ellas comprenden. Asimismo he resuelto que respecto de agregarse e esa Audiencia de Santafé la provincia de Quito se extinga y suprima la Audiencia que reside en la ciudad de San Francisco de ella...»
Por disposición del Monarca, toca a don Antonio de la Pedrosa y Guerrero, señor de la Villa de Buxer y miembro del Real Consejo de Indias, fundar e instalar el nuevo Virreinato, que sólo tiene una duración de siete (7) años, feneciendo por serias deficiencias administrativas, que obligan el restablecimiento de la Presidencia (1724.05.27-Sá.), estatus en el que permanecerá quince (15) años y dos (2) meses largos.

Comentario.

Este es un excelente ejemplo de cómo el Monarca, amueblaba sus dominios dependiendo de su importancia y sus propias condiciones, para sobrevivir y atender su administración de forma autónoma, o dependiendo de otra jurisdicción con mayores recursos. Una estrategia de la que veremos varios ejemplos.

1739.08.20-Ju. Se revive el Virreinato del Nuevo Reino de Granada.

Mediante real cédula, expedida en San Ildefonso por Felipe V de España, dirigida al Gobernador y Capitán General de las provincias del Nuevo Reino de Granada, se revive el Virreinato del Nuevo Reino de Granada, agregándole además a…
«…Chocó, Popayán, Reyno de Quito y Guayaquil, provincias de Antioquia, Cartagena, Sta Marta, Rio del hacha, Maracaibo, Caracas, Cumaná, Guayama, Yslas de la Trinidad y Margarita y Rio Orinoco, Provincias de Panamá, Portovelo, Veragua, y el Darien con todas las ciudades, villas y Lugares, y los Puertos, Bahias, surgideros, caletas y demas pertenecientes a ellas en uno y en otro mar, y tierra firme, con las mismas facultades, prerrogativas, é igual conformidad que lo son, y las exercen en sus respectivos distritos los Virreyes del Perú y Nueva España…»
Al revivirse el Virreinato de Santa Fe, la Corona española ordena conservar como estaban las audiencias de Quito y Panamá, y las hace depender directamente del virreinato.

Comentario.

Nótese que la provincia de Veragua, en la que entra la región de Nicaragua, pasa a depender del Virreinato de Santa Fe. Este es otro ejemplo de las acomodaciones que el Monarca hace en sus dominios, y aquí ya se ve la gran importancia que le da al Virreinato del Nuevo Reino de Granada, asignándole responsabilidades sobre un gigantesco territorio, que, como vemos, incluye las principales provincias de Centroamérica, lo que explica la Real Orden de 1803 que vendrá en breve, determinando el Soberano que, las islas de San Andrés, junto con la costa de Mosquitos, también se agreguen al virreinato.

1740. Nuevo destino para la costa de Mosquitos.

Un rey misquito y la Corona británica, sellan un Tratado de Amistad y Alianza formal, seguido del nombramiento de un Superintendente británico residente en 1749, que formaliza un protectorado sobre el reino misquito. No obstante, tras la firma de la paz en 1783 con España, los británicos se ven obligados a ceder el control sobre la costa. El retiro británico concluye a finales de junio de 1787. España reintegra la costa de Mosquitos a la Capitanía General de Guatemala.


1803.11.30-Mi. Las islas de San Andrés y la Costa de Mosquitos, pasan bajo jurisdicción de la Nueva Granada.


Carlos IV de España.
Con Real Orden expedida en esta fecha, el Rey Carlos IV segrega las Islas de San Andrés de la Capitanía General de Guatemala, pasando la responsabilidad de su administración y protección al Virreinato del Nuevo Reino de Granada. La comunicación recibida por el Virrey de Santa Fe, versa como sigue:

«…Escmo. Señor.
El Rey ha resuelto que las islas de San Andrés y la parte de la costa de Mosquitos desde el Cabo Gracias á Dios inclusive hácia el rio Chagres, queden segregadas de la Capitanía General de Goatemala y dependientes del vireinato de Santafé; y se ha servido S, M. conceder al gobernador de las espresadas islas don Tomás O´Neille el sueldo de dos mil pesos fuertes anuales, en lugar de los mil y doscientos que actualmente disfruta. Lo aviso á V. E. de real órden á fin de que por el Ministerio de su cargo se espidan las que corresponden al cumplimiento de esta soberana resolucion.
Lo que traslado á V. E. de órden de S. M. para su debido cumplimiento.Dios guarde á V. E. muchos años.
San Lorenzo 30 de noviembre de 1803. Soler…»

Lo establecido con esta Real Orden, se justifica a razón de lo antes igualmente dispuesto por Felipe V, con la Real Cédula de (1739.08.20-Ju.). Es importante agregar, que lo dispuesto en este día, no es un acto aislado, sino el coronamiento de muchos otros, empezando por la Real Cédula del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V, de (1537.03.02), con la que toda la provincia de Veragua, descubierta por Cristóbal Colón, y cuyo límite se fijaba al norte, en el cabo Gracias a Dios, quedaba bajo la jurisdicción de Tierra Firme, territorio que es englobado al año siguiente, en la Audiencia y Cancillería Real de Panamá, que hará parte, primero de la audiencia de Guatemala, después, del Virreinato del Perú, y como vimos finalmente, del Virreinato de Nueva Granada (1739.08.20-Ju.). Además, la Real Orden en este día es ratificada mediante la expedida en Aranjuez en (1805.05.26-Do.).

Comentarios.

Esta Real Orden de Carlos IV, es otra buena muestra de las relativamente frecuentes maniobras, con las que el Soberano español amuebla la administración de sus dominios en el Nuevo Mundo. Es una época en la que no existen mapas exactos, y tanto la ubicación, como la extensión de las provincias, se describen con muy pocas palabras. Colombia y Nicaragua no existen como naciones, y consecuentemente no se mencionan. Los territorios aquí señalados, son todos considerados como dominios de la Corona española, y no de España, porque ésta tampoco existe como nación en aquel entonces, además, aquí tan sólo se habla de la administración de las islas de San Andrés, que junto con la franja costera de los Mosquitos, debidamente delimitada, pasan a funcionar bajo la jurisdicción del Virreinato del Nuevo Reino de Granada, también conocido con el nombre de Santa Fe.

Este corto mandato real, al que Blanco y Azpurúa da el número 292, en su ampliamente divulgada compilación de «…Documentos para la historia de la vida pública del Libertador…», aparece en la página 69 del Tomo II, bajo el título de «…Límites occidentales de la República de Colombia…», lo que es uno de los tantos embustes, con los que este par de cacobolivarastras[1], coetáneos de Bolívar, tergiversan la historia a su antojo. Como decíamos, Colombia ni siquiera estaba pensada entonces, y aquello de «…límites…» es una genuina ridiculez, tan descarrilada de todo censo de raciocinio sensato, como sería sostener que, la República de Colombia, constituía el límite norte de la República del Perú, en los años anteriores a la creación del Virreinato del Nuevo Reino de Granada con virrey en Santa Fe (1717.04.29-Ju.), antes de segregar esos dominios del Virreinato del Perú.

Los documentos contenidos en la obra de Blanco y Azpurúa, dada a luz por la Presidencia de la República de Venezuela en 1875, son de importantísimo valor histórico, y su consulta es imprescindible para el investigador, que desee empaparse en lleno del abarque de los acontecimientos, de las guerras de emancipación de la Nueva Granada, Venezuela, Quito, Perú y Alto Perú. Sin embargo, en lo concerniente a los comentarios que estos señores hacen, recomendamos tomarlos con mucha prudencia.

El contenido del documento ordenando el traslado de la administración de San Andrés y Mosquitos, adquiere especial valor en el curso de las disputas que estudiamos aquí, pero la forma como es divulgado, se convierte, infelizmente, en una de las causantes de la horrible tragedia, por la que tiene que pasar nuestra amada Colombia. El inaudito título forjado por los caraqueños José Félix Blanco [1782-1872] y José Ramón Azpurúa Peláez [1811-1888], y desvergonzadamente divulgado por las Academias de la Historia, hace que la Real Orden del Monarca español, se torne en un embeleco a forma de “título de propiedad, adoptado a su turno por políticos fanáticos, y tinterillos de cancillería, completamente despistados y desinformados, que a la larga, lo vienen utilizando para demostrar solamente los “derechos que Colombia tiene sobre San Andrés y Mosquitos, y no hablan de las “obligacionesasumidas para su administración, protección, integración social, cultural, etc., que pesan más, y que tácitamente, sin alardes de ninguna naturaleza, podrían haberse convertido en la llave, que abriría las puertas de las negociaciones pulcras y respetuosas a favor de Colombia, pero que, infelizmente, así no acontece. Este es uno de los tantos errores graves que, infelizmente, contribuyen a malograr la estrategia colombiana.

No podemos desprendernos de este gran acontecimiento con la Real Orden de (1803.11.30-Mi.), sin comentar, cómo se le da cumplimiento por parte del Virreinato de Nueva Granada, pudiendo constatar que, no es mucho, por no decir nada, lo que se hace por las provincias aludidas. Empezando por el Virrey de turno, Pedro de Mendinueta, tenemos que, en su extensa Relación de Mando, o memoria del estado del Nuevo Reino, que elabora para la entrega del mando a su sucesor, el Virrey Antonio Amar y Borbón, en diciembre de 1803, no se dice una sola palabra sobre estos territorios. Esto puede ser a razón de que, él se vale de una copia de la Relación de Mando que su antecesor le pasa, y, haciéndole algunas modificaciones, llena páginas enteras que pasa a su sucesor, y éste a su turno, vuelve a hacer lo mismo para con su sucesor… y así sucesivamente, resultando en que San Andrés y Mosquitos, quedan inicialmente sumidos en la penumbra de lo poco importante.

1806.11.13-Ju. Real Orden sobre servicios especiales.

En esta fecha, el Monarca da una Real Orden que, en nuestros días, el gobierno de Nicaragua ha traído a colación, presentándola como una contraorden a lo dispuesto por Felipe V, supuestamente retribuyendo la responsabilidad de la costa de Mosquitos, nuevamente a la Capitanía de Guatemala, lo que es errado. Veamos como versa el corto texto enviado al Capitán General, el Coronel Ramón de Anguiano:
«…Ha resuelto Su Majestad [el rey de España] que Vuestra Señoría [Coronel don Ramón de Anguiano] es quien debe entender en el conocimiento absoluto de todos los negocios, que ocurran en la colonia de Trujillo y demás puestos militares de la Costa de Mosquitos concernientes á las cuatro causas referidas [justicia, policía, hacienda y guerra…»

Comentario.

Esta orden no restituye, en forma alguna, a Mosquitos bajo la responsabilidad de Guatemala, porque sencillamente, trata de una comisión especial, para la que se destaca al Coronel Ramón de Anguiano, y por consiguiente, no tiene valor alguno en las diligencias que aquí estudiamos. Además, como tenemos mencionado, la Real Orden expedida en Aranjuez en (1805.05.26-Do.), ratifica la de fecha (1803.11.30-Mi.), con la cual San Andrés y Mosquitos pasan a ser parte de la jurisdicción de Santa Fe.

Sábado 21 de julio 1810 - Junta Suprema de Gobierno en Santa Fe de Bogotá.

1810.07.21-Sá. Junta de Gobierno en Santa Fe.

En Santa Fe de Bogotá, una élite confabulada constituye y jura, una Junta Suprema de gobierno, ratificando y proclamando la fidelidad a Fernando VII, cautivo en Valençay (1808.05.18-Mi.), y salvaguardando sus derechos como Rey y Señor Natural de España y de las Indias. Esto acontece siguiendo el ejemplo de la Península, a razón del destronamiento de los Borbones (1808.05.05-06), caídos en las garras de Napoleón I, Emperador de los franceses. Pero al igual que en la Península, en el Nuevo Reino de Granada se pone en marcha, una ola de juntas de gobierno a medida que las provincias se van despertando ante la amenaza napoleónica, iniciándose, consecuentemente, un caos de gobiernos autárquicos interinos.

1811.03.30-Sá. Constitución monárquico-republicana del Estado de Cundinamarca.


A los ocho (8) meses largos de aquel sábado 21 de efervescencia y calor en Santa Fe, el Serenísimo Colegio Constituyente Electoral, aprueba la Constitución monárquico-republicana del Estado de Cundinamarca, redactada por Jorge Tadeo Lozano y Luis Azuola. José Manuel Restrepo es nombrado secretario de la diputación, y Camilo Torres se encarga de redactar el acta proyectada. Su promulgación se hace cuatro (4) días más tarde (1811.04.04-Ju.), mediante Decreto que inicia con las siguientes palabras:

Santa Fe.
«…Don Fernando VII, por la gracia de Dios y la voluntad y consentimiento del pueblo, legítimamente representado, Rey de los cundinamarqueses, etc., y a su real nombre don Jorge Tadeo Lozano, Presidente constitucional del Estado de Cundinamarca, a todos los moradores estantes y habitantes en él. Sabed: que reunido por medio de representantes libre, pacífica y legalmente el pueblo soberano que la habita, en esta capital de Santafé de Bogotá, con el fin de acordar la forma de gobierno que considerase más propia para hacer la felicidad pública; usando de la facultad que concedió Dios al hombre de reunirse en sociedad con sus semejantes, bajo pactos y condiciones que le afiancen el goce y conservación de los sagrados e imprescriptibles derechos de libertad, seguridad y propiedad; ha dictado, convenido y sancionado las leyes fundamentales del Estado o Código constitucional que se ha publicado por medio de la imprenta…»


Comentarios.

Esto es Historia, y de la más genuina, que en la posteridad llevará la garantía de ser colombiana, porque así es que se engendra una de las naciones más conflictivas sobre el planeta Tierra. Según este papel, un sujeto fantasmagórico seudo-todopoderoso de habla castellana, encerrado en un castillo de lujo al Sur de Francia, con séquito y comodidades a todo meter, por acción y obra de otro aún más poderoso que habla francés, y se divierte arrebatándole sus dominios, está supuestamente transformándole la cosmética, a una de esas comarcas enmaniguadas allende el gran océano, que aún cree le sea fiel, delegando funciones en un naturalista santafereño, Vizconde de Pastrana, hijo de papá, Marqués de San Jorge, con la misión imposible de hacer feliz a sus moradores estantes y habitantes, todo «…por la gracia de Dios…».

Mucho verbo y mucha mística, para mucho embeleco cargado de embustes, que el pueblo cundinamarqués, incauto y olvidado, se lo traga todito todo. El calificativo monárquico-republicana, se lo hemos agregado nosotros a la nueva constitución que se promulga, porque es en efecto monárquica, toda vez que lleva la condición de que, Fernando VII, debe venir a jurarla y gobernar en Santa Fe. Algunos historiadores, sostienen que, ésta, es sólo una máscara transparente, para cubrir las ideas de independencia, que empiezan a germinar en los cerebros de algunos de los hombres ilustrados, lo que es verdad a medias, dado que, lo que germina son negocios más lanzados, en los bolsillos desfondados de sus casacas, además de que la fidelidad al Monarca ausente, es aún más profunda en la mentalidad de la gran mayoría de los habitantes, razón por la que, el payanés Camilo Torres, más rico en latifundios que en títulos nobiliarios, no dude en valerse de su nombre, para la confección de este Decreto de Promulgación. La prueba de esto está, en el hecho de que pasarán tres (3) años más, antes de que la Nueva Granada, alias Cundinamarca, se decida a declararse realmente independiente. Además, en este renacuajo de congreso, faltan muchos diputados para poder constatar que, en verdad, se está formando una genuina confederación.

Pero, ¿Por qué cambiarle el nombre a la Nueva Granada? Durante doscientos sesenta y un (261) años [1550-1811], ha llevado el clásico e histórico nombre Nuevo Reino de Granada, y ahora, sin más ni menos, posiblemente en protesta, se adopta el nombre prehispánico de una pequeña parte de aquel enorme reino, pero, otra vez pero… ¿En protesta de qué, y contra quién? No será contra Napoleón I, puesto quien sale pagándola es el Deseado Fernando VII, que primero usurpa el trono de su padre (1808.03.19-Sa.), y luego se auto destrona él mismo (1808.05.06-Vi.), al caer en la inteligente coartada que le tiende el Emperador de los franceses. Lo más curioso es que, el soberbio escudo de armas, mostrando las nueve (9) bellas granadas de oro, sí lo conserva el nuevo Estado, y aún más bonito es que Santa Fe, alias Bogotá, con propiedad, nunca renuncia a éste y lo emplea con orgullo hasta nuestros días.

Aquí tenemos a la provincia de Santa Fe, adoptando este nombre de Cundinamarca, queriéndolo implantar para todo el Reino. De esta forma, se da inicio a dos (2) de las más destructivas pestes, que han de atormentar a nuestro país en los años venideros: la primera, trata de los insólitos cambios de nombres que, durante los setenta y cinco (75) años y cuatro (4) meses largos, que siguen a partir de ahora, influyen en la Adversidad secundada que apenas empezamos a esbozar, maltratando la credibilidad del país, al presentar con estos cambios, serios problemas de identidad, especialmente en conexión con los tratados y acuerdos internacionales, que serán muchísimos y estudiaremos luego. En total, contaremos hasta nueve (9) cambios de nombres, escudos y banderas, siendo el último el de República de Colombia (1886.08.04-Mi.).

El otro flagelo, que desgraciadamente se mantendrá activo hasta nuestros días, es la creación de dos (2) partidos políticos que, en su marcada rivalidad, no se inmutarán en hacer correr a torrentes, la sangre de los ciudadanos. No toda la élite confabulada en la creación del nuevo gobierno autárquico, está de conformidad con el cambio de política, y mucho menos de nombre, siendo en verdad casi la mitad los que se identifican como centralistas, y desean mantener la identidad de Nueva Granada, por lo que, a partir de ahora, serán señalados como conservadores. Sus adversarios que, persiguen un cambio radical, a más de cambiarle el nombre al nuevo estado, son partidarios de la federación y serán conocidos como liberales.

1811.11.27-Mi. Acta de Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada.

Provincias Unidas de la
Nueva Granada.
En Convención de Diputados en Santa Fe de Bogotá, se firma el Acta de Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, por los delegados de las siguientes Provincias: Antioquia, Cartagena, Neiva, Pamplona y Tunja. Quedan faltando ocho (8) provincias a la firma del Acta, y entre ellas se niegan a firmar los diputados de Cundinamarca y Chocó. En el Acta se hace mención a «…los sucesos ocurridos en la península de España…», y se llega a la determinación de que, no esperándose un buen fin, los pueblos de las provincias mencionadas tienen todos los derechos para…

«…mirar por su propia conservación, y darse para ello la forma de gobierno que más le acomode, siguiendo el espíritu, las instrucciones y la expresa y terminante voluntad de todas nuestras dichas provincias, que general, formal y solemnemente han proclamado sus deseos  de unirse a una asociación federativa…»

En el Artículo 5o se estipula el desconocimiento expreso de la autoridad del Poder Ejecutivo o Regencia de España, Cortes de Cádiz, Tribunales de Justicia, y cualquiera otra autoridad subrogada o substituida por las actuales, o por los pueblos de la Península, en ella, sus islas adyacentes, o en cualquiera otra parte, «…sin la libre y espontánea concurrencia de este pueblo…»

Comentarios.

Nos encontramos ante lo que podemos llamar un Cisma político, que a estas alturas, a lo ancho de todo el país, ha tomado la forma de una disidencia múltiple con provincias e inclusive pueblos, que se proclaman a discreción en Estados o Repúblicas, supuestamente independientes de la Península, pero no del Rey, redactando Actas y dándose Constituciones a diestra y siniestra, en un absurdo plagio mal interpretado, del ejemplo supuestamente dado por la Península, resultando aún más desfachatado por estas latitudes tropicales. De este abanico de nuevas repúblicas, debemos destacar a la provincia de Tunja, que se da su Constitución de República en (1811.12.09-Lu.), y Cundinamarca que hace lo mismo en (1812.07.18-Sá.).

Con la formación del Estado (centralista) de Cundinamarca (1811.03.30-Sá.), se veía venir la respuesta con una federación, puesto que, si los conservadores aprovechaban la coyuntura caótica, para hacerse a una nación propia, los liberales no podían quedarse con los brazos cruzados. Estos son los años, en los que el diálogo y la solidaridad no se conocen ni de nombre, siendo lo más común confundir libertad con libertinaje, y esto es apenas el comienzo de la tragedia, puesto que, por el momento, lo que vale es acaparar el máximo de beneficios fáciles, eludiendo incontinenti responsabilidades engorrosas. Por el momento, repetimos, todo se resuelve emitiendo Actas y Constituciones, sin velar siquiera por su correcta redacción, y generalmente con contenidos absurdos, y así, en un santiamén, hay saturación de éstas, que nadie se importa en acatarlas, llegando el momento de aplicar las armas, como únicas herramientas alternativas para recobrar un orden ficticio, y en este estado de cosas, los centralistas se guarnecerse en Bogotá, mientras que los federalistas establecen su cuartel general en Tunja.

Vale la pena llamar la atención, en el hecho de que, nos encontramos narrando, parte de la genuina historia de Colombia, pese a que esta nación, independientemente del nombre que a la sazón tenga, tan sólo existe en los portafolios de algunos idealista en lontananza, y no se ve por ninguna parte, a la vez que hay falanges que por el momento, teóricamente ocupan su lugar: el Estado de Cundinamarca y la Federación de la Nueva Granada, que en ninguna forma la representan con exclusividad o prioridad. O sea que, respecto a las otrora provincias, o posesiones, o como se llamen, en el Caribe, destacadas por un Rey bajo la administración, supervisión, protección, etc., del entonces Virreinato de la Nueva Granada, integrándolo, (1739.08.20-Ju.) y (1803.11.30-Mi.), que de la noche a la mañana se han esfumado del mapa político, nadie da razón de éstas, como tampoco se importan por el momento de ellas. Esto nos lleva a concluir que, el Archipiélago de San Andrés, la Costa de Mosquitos, Veraguas y Panamá, regiones de las que en ese estudio nos ocupamos, a la sazón se encuentran  a la deriva, sin patrón o capitán en aquel inmenso mar, por lo que, tal como acontece con las naves abandonadas en las aguas de nadie, cualquier sujeto que ponga su pie en ellas, tiene el derecho a convertirse en su dueño. Así que, no es de extrañar que esos territorios y aguas, se conviertan en valiosas presas que se disputarán los más poderosos y avispados, como empezaremos a ver en breve.

Redondeando y acelerando el relato, tenemos que, encontrándose los dos hermanos Bogotá y Tunja en plena rivalidad, por el control y mando de una nación que se desmorona, hace entrada en escena el Coronel de milicias Simón Bolívar, caraqueño centralista hasta los tuétanos, quien, después de haber contribuido al fenecimiento de la Primera República de Venezuela (1812.07.25-Sa.), pasa a refugiarse en la Nueva Granada, y para- confundir y dójicamente, entra en connivencia con la federalista Tunja, que en reconocimiento por ciertos servicios prestados, y concediéndole los títulos de «…Brigadier General del Ejército de la Confederación, y Ciudadano de la Nueva Granada…» (1813.03.12-Vi.), le brinda su pleno apoyo con hombres, armas y dinero, para ir a invadir a la vecina Venezuela, lo que este hijo de Caracas, aprovecha para introducir su abominable arma y estrategia, con una guerra xenófoba y letal (1813.06.15-Ma.), que producirá los más horrendos estragos en todos los pueblos del hemisferio de Tierra Firme, que apenas empiezan a darse una idea del enorme precio de una libertad, que por acción de sus deslibertadores, se hará más y más lejana con el transcurrir de los años.

1812.03.19-Ju. Constitución para la Nueva Nación Española.


Carlos III de España.
Se aprueba en Cádiz una constitución creando la nueva Nación Española, quedando instituido que esta nación, es la reunión de todos los españoles en ambos hemisferios. La nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona. La soberanía reside esencialmente en la nación. El gobierno de la nación española es una monarquía moderada hereditaria. Se define también que, las elecciones serán por sufragio en función de la renta del elector, e indirecto por la elección de compromisarios. Esta constitución tiene la firma del conde de Puñonrostro como delegado del Nuevo Reino de Granada, un nombramiento hecho a dedo para justificar la presencia americana.

Reseña.

A esta constitución se le da el nombre familiar de La Pepa, por ser éste el día de San José, alias Pepe, pero también se conoce como Constitución de Cádiz. Creemos oportuno recordar que, tras el alzamiento del pueblo de Madrid contra los franceses (1808.05.02-Lu.), se produjo el espontáneo fenómeno de resistencia, mediante agrupaciones con las llamadas Juntas. Sin embargo, estas entendieron muy pronto que unificándose conseguirían más fuerza y eficacia, y así, con sede en Aranjuez, se constituye la Junta Suprema Central Gubernativa (1808.09.25-Do.). Sus funciones son las de dirigir la guerra para recuperar la libertad usurpada por Napoleón I, y proceder simultáneamente a la reconstrucción del Estado. Sobre el futuro político español se plantean dos posibilidades; la primera de ellas, representada fundamentalmente por Jovellanos, consiste en la restauración de las normas previas a la monarquía absoluta, mientras que la segunda, supone la promulgación de una nueva Constitución.

Por vicisitudes de la guerra, la Junta Suprema se ve obligada a actuar en varias ciudades hasta llegar a Sevilla. Luego las Cortes se trasladan a San Fernando (1810.09.24-Lu.), entonces conocido como La Isla de León, efectuando allí su primera reunión, y ante el avance francés, vuelven a trasladarse a Cádiz, en donde hoy se promulga la nueva Constitución en el Oratorio de San Felipe Neri.

Comentarios.

En este día nace España como nación, y es a partir de ahora que, por primera vez, se podrá mencionar que en América se registran movimientos de separación de España, puesto que anterior a esta fecha, no era completamente correcto recurrir a los términos de separación o independencia, dado que no existía nación o estado alguno, del que se pudiera verificar tales acciones. O sea que podríamos concluir con certeza, que todos esos gritos de independencia, que en los últimos cuatro (4) años se han dado en las provincias, o dominios españoles en tierra americana, han sido en vano, por no decir en falso, al no haber existido ninguna nación de la que éstas hayan dependido para separarse. Todo el alboroto y los crímenes hasta ahora cometidos, tapados bajo el manto de guerras independentistas, no han pasado de ser otra cosa que movimientos sediciosos y criminales, no sólo contra la autoridad establecida, sino contra el propio pueblo, promovidos por los pudientes y acomodados, latifundistas aristócratas, que han pretendido hacerse a un poder y títulos que se les han negado, por haberse enmaniguado en la tierra, en donde no han hecho otra cosa que acumular cuantiosas fortunas, explotando al nativo y al negro como esclavos.

De ahora en adelante, cambia la cosmética o coreografía en el escenario de la guerra en los otrora, ahora también cabe decir esta palabra, dominios españoles en la América meridional. Por fin ya podremos referirnos a los movimientos y guerras de independencia que, conducirán, desgraciadamente, por el camino de la devastación y la barbarie, al nacimiento de naciones libres y soberanas.

Pero lo más importante, en relación con el tema de nuestro estudio, lo encontramos en aquello que dice que «…La nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona…», lo que sin duda viene a constituir, en primer lugar, la razón más fuerte, oportuna y justa para que todas las provincias o países de la América española, se consideren de hecho, e ipso facto, como naciones libres, como se consideran los habitantes en la Península. Esta fecha del calendario, que rige a nuestro paso por este planeta Tierra, que ponemos en negritas: 19 de marzo, es el día que debiera celebrarse como Día Nacional, no sólo en nuestra querida Colombia, sino en España y todos los otrora dominios de la Corona española, no obstante que estos señores de habla castellana, no los peninsulares sino los enmaniguados en nuestras tierras, para- confundir y dójicamente, les dé por volcarse con sangrientas represalias para evitar esa liberación.


Y en segundo lugar, no por ello menos importante, no hay razón, ni fundamento, ni nada nadita nada, que diga que el Archipiélago de San Andrés, la Costa de Mosquitos, Veraguas, Panamá y todas esas bellas e infinitas aguas que se derraman allende el horizonte, pertenezcan a Nueva Granada, alias Cundinamarca, alias Colombia. Así que, empezando con aclarar este asunto, como en efecto aquí lo hacemos, nos hubiéramos ahorrado tanto derroche de verbo y papel, pero igualmente nos hubiera privado de este gusto y exclusividad, y, a esto, nosotros… ¡No renunciamos!

1813.07.16-Vi. Cundinamarca se declara estado libre e independiente.


Estado Libre de
Cundinamarca.
Pasados dos (2) años, once (11) meses y veinticinco (25) días, contados del mencionado 21 julio de 1810, el Colegio Electoral de Cundinamarca se congrega para declarar el desconocimiento absoluto de Fernando VII, de las Cortes y de la Regencia española, de lo que se deja constancia en la siguiente acta:

«…Nos los representantes del pueblo de Cundinamarca, legítima y legalmente congregados para tratar y resolver lo concerniente a su felicidad, habiendo tomado en consideración el importante punto de si era ya llegado el caso de proclamar solemnemente nuestra absoluta y entera independencia de la corona y gobierno de España, por la emancipación en que naturalmente hemos quedado después de los acontecimientos y disolución de la Península y gobierno de que dependíamos: habiendo tenido largas y maduras discusiones en que se trajeron a colación las antiguas obligaciones que por solemnes juramentos nos unían a la madre patria, los que nuevamente se habían hecho: el espacio de tres años en que nos hemos mantenido en un estado de expectación y de neutralidad respecto a los sucesos de la España europea; y finalmente la necesidad en que nos ponía de deliberar y tomar un partido activo, la aproximación de tropas mandadas por el gobierno de España y a nombre de un Rey que en el dilatado tiempo de cinco años no se sabe haya hecho el menor esfuerzo para salvar la España de los males que la abruman, y muchos menos para librar la América de correr igual suerte, hemos decretado…»

Esperándose una resolución, se repiten por el contrario los considerandos anteriores, empleando otros giros, y ampliándolos con más razones, y una vez más, o sea por tercera vez, se vuelven a dar las mismas explicaciones, añadiendo más disculpas que causantes, para finalmente, después de largas y cansonas líneas que repiten lo repetido, llegar a la siguiente determinación algo pedante y embarazosa:
«…en nombre del pueblo, en presencia del Supremo Ser, y bajo los auspicios de la inmaculada  Concepción de María Santísima patrona nuestra, que de hoy en adelante, Cundinamarca es un Estado libre e independiente, que queda separado para siempre de la corona y gobierno de España y de toda otra autoridad que no emane inmediatamente del pueblo o de sus representantes: que toda unión política de dependencia con la metrópoli está rota enteramente; y que como Estado libre e independiente tiene plena autoridad de hacer la guerra, concluir la paz, contraer alianzas, establecer el comercio, y hacer todos los otros actos que pueden y tienen derecho de hacer los Estados independientes. Y llenos de la más firme confianza en el Supremo Juez que conoce la rectitud y justicia de nuestros procedimientos, nos obligamos al sostenimiento de esta declaratoria con nuestras vidas, nuestros bienes y nuestro honor, que después de solemne juramento que prestamos nos es lo más sagrado sobre la tierra…»

Firman Manuel Bernardo Álvarez como Presidente, José de Leiva como Vice-presidente, José Ignacio San Miguel como Designado, y Pedro Rouderos y José María Hinostrosa, como Secretarios, más 41 representantes del pueblo.

Comentario.

Aquí acontecen muchas cosas importantes de un solo jalón. En primer lugar, es el comienzo de un estado de anarquía sin precedentes, en el territorio que antes conocíamos como Nueva Granada. No todas las provincias aceptan separarse de la Corona, lo que conduce a una sangrienta guerra civil, que muchos llaman de emancipación, tomando proporciones apocalípticas cuando Bolívar entra en escena, con su abominable guerra a muerte.

Sobre el destino inmediato de San Andrés, no sabemos gran cosa, pero vale cerciorarnos de que la separación de Cundinamarca de la Corona, no implica en absoluto una renuncia a la responsabilidad de administración y protección de aquellas islas. Por el contrario, debería fortalecer los vínculos entre estos dos ex dominios de la Corona. Para quienes insinúen que se presentaría un problema, con la identidad del “beneficiario” de la Real Orden de (1803.11.30-Mi.), que ha cambiado de nombre, junto con la dudosa legalidad del “concesionario” o firmante, a razón de haber sido destronado y consecuentemente desaposesionado de sus dominios, es sólo sugerirles que sería justo y saludable, preguntarles a los sanandresanos, sobre lo que ellos mismos opinan a este respecto.

1819.12.17-Vi. Creación de la República de Colombia.

República de Colombia.
El Congreso de Angostura, en sesión extraordinaria a las 12 del día, dicta por unanimidad la ley fundamental de la República de Colombia, con lo cual nace en teoría, el nuevo estado que proviene de la unión del antiguo Virreinato de Nueva Granada, la Capitanía General de Venezuela, y la Presidencia de Quito. La nueva república queda compuesta por tres departamentos a saber: Venezuela, Cundinamarca y Quito. Simón Bolívar y Francisco Antonio Zea son nombrados presidente y vicepresidente respectivamente. Juan Germán Roscio, es nombrado vicepresidente del departamento de Venezuela, y Francisco de Paula Santander, vicepresidente del departamento de Cundinamarca. En cuanto a Quito, se determina que es más prudente emancipar la provincia primero, y después darle un vicepresidente.

En lo referente a Cundinamarca, su territorio comprende las provincias libres de la anterior Nueva Granada, y su capital se instala en Bogotá. De su gobierno se encarga, como dijimos, Francisco de Paula Santander, comprometiéndose en respetar la organización administrativa española, que iría ajustándose paulatinamente a la ideología republicana e independiente. Esta fecha de (1819.12.17-Vi.), marca el comienzo de la organización civil de la nueva República de Colombia, que deberá ser ratificada en el Congreso de la Villa del Rosario de Cúcuta (1821.10.03-Mi.).

Congreso de Angostura.

Comentario.

Otro cambio de nombre, escudo y bandera, que en nada debe alterar el estado de cosas entre San Andrés, Mosquitos, Panamá y Santa Fe, ahora llamada Bogotá a secas.

1821.10.03-Mi. Primer Congreso Constituyente de Colombia.


República de Colombia.
De este congreso en la Villa del Rosario de Cúcuta, emanan varias leyes de las que se destaca la “Ley fundamental de la unión de los pueblos de Colombia (1821.07.12-Ju.), que declara reunidos los pueblos de la Nueva Granada y Venezuela en un solo cuerpo de nación, con un gobierno popular representativo, «…que será reconocida en el orbe con el título de República de Colombia…». Establece además esta ley, la división del poder supremo en legislativo, ejecutivo y judicial; el territorio que la integra, y finalmente que se formará una constitución nacional.

Con la ratificación de la República de Colombia, podemos constatar que, en lo referente a las comarcas y sus moradores, con el transcurrir de los años ya venían registrándose cambios radicales en sus vidas y en sus territorios, que ahora se aceleran. Las leyes varían, y los nombres de las comarcas cambian: Castilla de Oro, Nueva Andalucía, Nueva Granada, pasan a la historia. La organización social es irreconocible, todo es nuevo y diferente. Los nuevos gobernantes, tienen dificultad en acomodarse a las nuevas divisiones y estructuras administrativas. Acontecen desmembraciones y reacomodaciones en la administración de los territorios, y así, en ese mar, o maraña de modificaciones, encontramos que San Andrés y Mosquitos, han pasado a depender de la gobernación de Cartagena, pero no es mucho lo que se hace en conexión con estos territorios. No obstante, citamos algunos intentos a ejercer soberanía:

- Con decreto del 5 de julio de 1824, dado por F. P. Santander, vicepresidente encargado del poder ejecutivo, se declara la ilegalidad de toda colonización extranjera en las costas de Mosquitos.

- Con decreto del 11 de julio de 1826, dado por F. P. Santander, se hace promoción de la civilización de los indígenas, para cuyo fin se mandan establecer nuevas poblaciones en el mejor puerto de la Guajira y en las costas del Darién y Mosquitos.

Comentarios.

El gobernante de Colombia es el General Francisco de Paula Santander, vicepresidente de ésta, puesto que su presidente Simón Bolívar, tiene cosas más importantes que hacer para engrandecer su gloria. El alias Libertador ha preferido salir del territorio nacional (1823.08.07-Ju.) para ir a emancipar al Perú, sin haber libertado completamente a su propia tierra Venezuela, de la que los realistas no saldrán definitivamente, antes de arriar la bandera española en Puerto Cabello (1823.11.10-Lu.). Del Perú no regresará Bolívar al territorio colombiano, hasta (1826.09.12-Ma.).


1822.06.23-Do. Las Islas de San Andrés se unen a la Constitución de Cúcuta.

San Andrés y
Providencia.
Dos y medio (2½) años lleva de vida Colombia (la Grande), cuando en la Isla de San Andrés se iza por primera vez, el tricolor colombiano (1822.06.23-Do.), adhiriéndose el Archipiélago a la Constitución de Cúcuta (1821.10.03-Mi.), y así, sus cinco islas principales se convierten en el sexto cantón de la Provincia de Cartagena.

Comentarios.

Esta retardada determinación, indica que los isleños se la piensan largamente, antes de integrarse a aquella mística nación, que país ninguno en el mundo ha reconocido hasta entonces, lo que indudablemente da señales, de haber contado con otra alternativa. Sin embargo, lo más contundente del caso está en  que son ellos, los propios sanandresanos, quienes, a nombre del archipiélago entero, deciden su futuro, y no Bogotá, como tampoco fue automática su adhesión, cuando el Departamento de Cundinamarca así lo hiciera por propia cuenta.

Trascendental es también, el hecho de que el Litoral de Mosquitos, queda por fuera de esta significativa ratificación de soberanía, y además, los británicos siguen haciendo presencia en aquella costa, sosteniendo al Reino Misquito.

Nadie en la tierra del chocolate santafereño, ha tenido tiempo, interés y medios, para importase de lo que existe fuera de las costas, sobre el enorme Mar Caribe. No existiendo mapas que muestren la tierra que se pisa, quién va a extrañar entonces la falta de cartas marinas, que muestren el camino para llegar a Mosquitos o San Andrés. Más sobre la marginación del Caribe colombiano, a través de los siglos, y hasta nuestros días, lo tratamos en estudio aparte.


Nace un proyecto que genera adversidad y discordia.

La puesta en marcha de un proyecto para la construcción de un canal interoceánico por el Istmo de Panamá, se inicia con tecnología caduca y maquinaria obsoleta, que junto con un financiamiento extemporáneo e insuficiente, lo llevan a la bancarrota provocando especulaciones que entorpecen su resarcimiento y recobro.

Terminándose la primera mitad del siglo XIX, y a razón de las adquisiciones de la Luisiana (1803), la Florida (1819), y Texas (1845), los Estados Unidos de Norteamérica, quedan disponiendo de toda la costa septentrional del Golfo de México, ocupando la anterior posición privilegiada de España, en lo que se denominaría entonces el Mediterráneo Americano. Sin embargo, el dominio de la región geográfica queda compartido con la Gran Bretaña, que se había apoderado de las Bahamas, las Antillas menores y Jamaica, y en tierra firme, parte de las Guayanas, Belice y Mosquitos.

La idea que se remonta, prácticamente a los primeros exploradores europeos en América, de construir un canal para interconectar el tráfico entre los océanos Atlántico y Pacífico, empieza a tomar la forma de una empresa que, tarde o temprano, enfrentaría a las dos potencias presentes en el Mar Caribe.

Por su parte, el Virreinato del Nuevo Reino de Granada (1803), alias República de Cundinamarca (1813), alias República de Colombia (1819), (demasiados cambios de nombre, bandera y escudo), que también comparte extensos territorios y amplias aguas en el Caribe, viene albergando temor hacia Inglaterra por la toma de las Islas Malvinas (1770), su apropiación de la Costa de Mosquitos, realizada por Sir Gregor MacGregor (1824) dándole el nombre de Namville Neustrie, y su más reciente usurpación de la provincia panameña de Bocas del Toro (1825), implantando su soberanía y estableciendo fábricas. Por todo esto y, a fin de cuentas, no da crédito como tampoco ve garantía alguna, en lo declarado por la Doctrina Monroe. Y, por el contrario, debido a la importancia estratégica del Golfo del Darién, empieza a recibir propuestas para la construcción de un canal interoceánico por el estrecho panameño, que difícilmente cautivan a Bogotá, convencida de poder construir una ruta con recursos propios y administración nacional.

1825.03.15-Ma. Tratado Molina-Gual.


También conocido con el nombre de «…Convenio de unión, liga y confederación perpetua entre Colombia y Centro América…». Firmando este tratado, las Provincias Unidas de Centro América, a las que pertenece Nicaragua, reconocen la validez de la Real Orden de 1803, y aceptan que Colombia ejerza soberanía sobre la costa de Mosquitos, las islas de San Andrés, y el istmo de Panamá, de conformidad y respetando el “uti possidetis iuris “de 1810.

Reproducimos a continuación parte de la introducción, y el texto de unos artículos que deseamos destacar.

Hallándose animadas de los más sinceros deseos de poner un pronto término a las calamidades de la presente guerra en que aún se ven empeñadas contra el Gobierno de S. M. C. de España, y estando dispuestas ambas potencias contratantes a combinar todos sus recursos, y todas sus fuerzas terrestres y marítimas e identificar sus principios e intereses en paz y guerra, han resuelto formar una convención de unión, liga y confederación perpetua que les asegure para siempre las ventajas de su libertad e independencia.

Art. 7º - Las Provincias Unidas del Centro de América y la República de Colombia, se obligan y comprometen formalmente, a respetar amistosamente, por medio de una convención especial, la demarcación de la línea divisoria de uno y otro Estado, tan pronto como lo permitan las circunstancias, o luego que una de las partes manifieste a la otra estar dispuesta a entrar en esta negociación.

Art. 9º - Ambas partes contratantes, deseando entre tanto proveer de remedio a los males que podrían ocasionar a una y otra, las colonizaciones de aventureros desautorizados en aquella parte de las costas de Mosquitos, comprendidas desde el Cabo de Gracias a Dios, inclusive, hacia el río Chagres, se comprometen y obligan a emplear sus fuerzas marítimas y terrestres, contra cualesquiera individuo o individuos que intenten formar establecimientos en las expresadas costas, sin haber obtenido antes el permisos del Gobierno a quien corresponden en dominio y propiedad.

Art. 19 - Siendo el Istmo de Panamá una parte integrante de Colombia y el más adecuado para aquella augusta reunión, esta República se compromete gustosamente a prestar a los Plenipotenciarios que compongan la Asamblea de los Estados americanos, todos los auxilios que demanda la hospitalidad entre pueblos hermanos, y el carácter sagrado o inviolable de sus personas.

Comentarios.

Un año antes de que Simón Bolívar esté de vuelta en territorio colombiano (1826.09.12-Ma.), de regreso del Sur en donde corona su gloria, «…que nadie se la quiere quitar…», libertando al Perú y Bolivia, y mantiene en Lima negociaciones secretas, con agentes europeos sobre adelantados planes para coronarse, Colombia (la Grande) gobernada desde Bogotá, por el Vicepresidente Francisco de Paula Santander, no solo tiene lanzados planes para invadir a Cuba y Puerto Rico, sino que ya ha obtenido del Congreso (1825.02.08-Ma.), autorización para operar militarmente sobre Cuba. Para emprender su plan, empezando con un bloqueo a La Habana, sólo aguarda de Europa un (1) navío de 74 cañones que se llamará Bolívar, dos (2) bergantines, y dos (2) fragatas de 44 cañones, seguro de que estas unidades a flote, adicionadas a las que ya tiene la República, «...acabarán con la escuadra española...». Estas adquisiciones ya están pagadas, puesto que la Nación ha hecho un cuantioso empréstito a la Gran Bretaña, «...la señora de las naciones...». No obstante, en contra de estos planes, los EE. UU. levantan oportunamente su dedo amenazador, para que Colombia se abstenga de intervenir, por el supuesto temor al efecto que produciría en los estados del Sur, la emancipación de los esclavos antillanos que se supone con tal acción.

F. P. Santander.
Para esos rebuscados planes, con ínfulas de potencia bélica, sí había tropas, armamento, vituallas, recursos de todo género, arrojo y tiempo de sobra, como también lo ha habido sin problema alguno, para satisfacer las frecuentes demandas de «…mande dinero y mande tropas…» provenientes del General Bolívar por los lares del Imperio Inca, durante tres (3) largos años. Pero para levantar un mísero palo en la Costa de Mosquitos, en el que se pudiera izar la bandera tricolor, y mucho menos para llevar tropas allí, y así ejercer soberanía sobre esas playas de insectos, no se tiene ni planes, ni tiempo, ni ganas, ni nada, porque eso ¡No genera Gloria a celebrar con champaña!


Como vemos, el granadino está muy consciente del gran interés demostrado por Inglaterra por Mosquitos, y de la urgencia de hacer presencia y velar por  aquellos lejanos lares, pero lenemente, se limita a confeccionar un papel, con el que compromete a los vecinos de la región, a colaborar en el resguardo de los territorios colombianos. De haber Colombia, o Cundinamarca, puesto por lo menos una guarnición con tropas allí, hubiera sido lo más sabio, económico, eficientemente estratégico y saludable, que hubiera podido acontecer en la historia de San Andrés, Mosquitos y Panamá, para presentarlos al mundo como territorios genuinamente colombianos. Con ello, la alternativa con un canal por Nicaragua, no se hubiera presentado, como veremos que acontece, y en caso de que de todas maneras se hubiese preferido técnicamente, entonces el proyecto se hubiera manejado en asociación entre las dos naciones.

Simón Bolívar.
Bolívar se encuentra en el Perú, para donde partiera (1823.08.07-Ju.) dejando sus compromisos como presidente, embelesado en ir a cosechar gloria, en una guerra que en nada favorecerá al país y que nadie le agradecerá, mucho menos los peruanos, y por el contrario, se convertirá en la tumba de miles de colombianos, el hueco en donde se echarán a perder costosísimos recursos, a lo que se suma la escuela o experiencia, de donde traerá maléficas ideas e instrumentos: su campaña para coronarse, y el aborto de constitución boliviana, con los que sembrará la discordia y la anarquía que desintegrarán la nación.


Demasiado tarde muestra Bolívar interés por Panamá, pero lo hace en conexión con el Congreso Anfictiónico congregado por él (1826.06.22-Ju.), en el que participan representantes de Colombia, Perú, México, y Guatemala que por esta época abarca a toda la América Central. Asisten igualmente observadores de Inglaterra y Países Bajos, y los EE.UU. invitados por Santander llegan algo tarde. Sus propósitos iniciales han sido: uno, de carácter meramente personal ensanchando el área de su autoridad y prestigio, federando toda la América española para constituir una especie de dominio al estilo británico; y dos, de importancia diplomática, impresionando al mundo con una actividad que denotase estabilidad, y unidad entre las nuevas naciones americanas, a demás de resolver, de una vez por todas, la situación de Cuba y Puerto Rico. El Congreso fracasa delatándose las ambiciones de Bolívar, y a causa del sabotaje por los celos de Inglaterra y los EE. UU., temiendo que apareciese en América del Sur, una liga de países capaz de contrarrestar el imperialismo ejercido por estas potencias.

Provincias Unidas
 de Centro América.
Las Provincias Unidas del Centro de América, son un Estado que se constituye el 1 de julio de 1823, integrado inicialmente por las provincias de Guatemala, Nicaragua y Costa Rica. El 22 de noviembre de 1824, pasa a llamarse República Federal de Centro América, a la que se agregan El Salvador y Honduras, con capital en la ciudad de Guatemala. De 1834 a 1839 San Salvador es la capital.

El primer país en separarse de la federación es Costa Rica, en 1829, y mucho después le imitan Honduras y Nicaragua en 1838. Guatemala se separa en 1839 y, bajo la dictadura de Rafael Carrera, forzadamente absorbe al sexto estado de Los Altos. Para fines de 1839, la Federación había dejado de existir. Recordamos que el Istmo de Panamá es parte integrante de Colombia.

Del compromiso perpetuo que aquí reseñamos, Nicaragua no se acordará una sola palabra, al levantarse de la mesa de negociaciones, pero dejará implantada su firma, quedando de todas maneras honorablemente comprometida con el tratado. Claro que para esto precisará de honorabilidad, de la que demostrará no tener mucha, cuando en pocos años, la veremos ser la primera en colaborar con los enemigos de Colombia, que le arrebatan su departamento de Panamá, y luego ella misma emprenderá las más asquerosas maniobras, para quitarle tanto la costa de Mosquitos, como enormes cantidades de kilómetros cuadrados de aguas y subsuelos, en el archipiélago de San Andrés y Providencia.


1830.05.13-Ju. Ecuador y Venezuela se separan de la República de Colombia.


En Valencia, Venezuela, el congreso constituyente decide que el gobierno será centro-federal, separándose de Colombia, y en junta general de vecinos, en la universidad de Quito, se decide la separación del departamento de Ecuador, de la república de Colombia.

Comentario.

Infelizmente, no tenemos lugar y tiempo para dedicarle en este estudio, la atención que estos sucesos se merecen, limitándonos a constatar que, Colombia (la Grade) fenece habiendo cumplido apenas diez (10) años, cuatro (4) meses y veintiséis (26) días de vida, contados de la fecha de la sesión extraordinaria del Congreso de Angostura (1819.12.17-Vi.).

1832.02.29-Mi. La República de la Nueva Granada, y los primeros pasos para un canal interoseánico.

República de la Nueva Granada.
Convención Nacional, conformada por los representantes de las provincias de Antioquia, Barbacoas, Bogotá, Cartagena, Mompox, Neiva, Pamplona, Panamá, Pasto, Popayán, Socorro, Tunja, Vélez y Veraguas, sanciona una nueva constitución por medio de la cual, el país pasa a  denominarse República de la Nueva Granada, de estructura centralista. Tiene trece (13) presidentes, siendo el primero José María Obando [1831.11.23-1832.03.10], quien como se nota, se había posesionado como último presidente del Estado de Nueva Granada, como sucesor de Domingo Caicedo. El último presidente de la República de la Nueva Granada es el conservador Mariano Ospina Rodríguez [1857.04.01-1858.05.22].

En el cuadro que sigue se muestra la extensión territorial de la República de la Nueva Granada.

República de la Nueva Granada, 1832.


Reseña.

Corridos diez (10) años de la usurpación inglesa de Bocas del Toro, el presidente de los EE.UU. recibe (1835.03.03-Ma.) potestad para entablar negociaciones con la América Central, y específicamente con el entonces Estado de Nueva Granada, en búsqueda de una ruta que abriera el tránsito Atlántico-Pacífico, con el ánimo de universalidad de navegación, estipulando peajes razonables para la remuneración de las corporaciones privadas, que desearan invertir capital en las tareas de construcción e infraestructura. Es así que, el coronel Charles Beagle, resulta comisionado por el presidente de entonces, Andrew Jackson, para hacer estudios sobre una ruta por Nicaragua, pero finalmente termina obteniendo una concesión de Bogotá, antes otorgada al barón Charles de Thierry, para efectuar una conexión férrea por la ruta del Darién, atravesando el Istmo de Panamá, No obstante, Beagle muere antes de acometer el proyecto.

Poco después, el entonces presidente de los EE.UU., Martin Van Buren, designa (1839) a John L. Stephens, con misión similar a la de Beagle, recomendando éste a la postre, la ruta por el Río San Juan y el Lago de Nicaragua, como vía óptima para el canal interoceánico, con un costo que estima en USD 25.000.000 de esa época. Así, queda establecido que, sólo las rutas por Nicaragua y el Istmo de Panamá, darían viabilidad al proyecto. Esta determinación, sumada a la fiebre del oro de California, a mediados del siglo, y la oleada de emigrantes en búsqueda de rutas seguras para alcanzar el Pacífico, da lugar a una sempiterna rivalidad entre Bogotá y Managua.

1841.08.12-Ju. Creación del Reino Misquito.


El superintendente de Belice y el monarca misquito, desembarcan en San Juan del Norte, y comunican a las autoridades nicaragüenses que esa ciudad, y el resto de la Costa Atlántica, pertenecen al Reino Misquito. Es Presidente de la República de la Nueva Granada, el conservador Pedro Alcántara Herrán.

Comentario.

Esta es una vergonzosa intromisión de Inglaterra, que está sabiendo sobre la soberanía que la República de la Nueva Granada, ejerce sobre la costa de Mosquitos, independientemente de los cambios que hubiera tenido en su estatus como nación federada o independiente, y su cambio de nombre.

Por otra parte, la reacción del alias Colombia, se limita en protestar porque el superintendente británico de Balisa (Belice), a bordo de una fragata de guerra, hacía desembarcar al rey misquito en diversos puntos, para tomar posesión soberana y plantar su bandera. Nicaragua, recientemente constituida en República independiente (1838.04.30-Lu.), permanece a su turno calladita porque le conviene.

1841.09.10-Vi. Fundación del Protectorado Británico de la Mosquitia.


El embajador inglés, hace saber al gobierno nicaragüense que, el Reino de Misquitos es un protectorado británico, cuyos límites se extienden «…desde el cabo Honduras hasta la desembocadura del río San Juan…». En 1842, Gran Bretaña nombra un Agente Público Residente, como embajador ante este reino, y notifica este acto a los gobiernos de Nueva Granada y Nicaragua.

Comentario.

Se repite la ignominiosa intromisión de Inglaterra. Constatamos la pávida reacción colombiana con su protesta a papelazos. Aquí lo único válido, medido con la misma vara con que se legitiman las guerras de independencia, o sea la ley de las armas, la única nación que ha ejercido soberanía sobre el territorio Misquito, durante los últimos diecinueve (19) años, desde (1822.06.23-Do.) a esta fecha, es… ¡Inglaterra! …y lo seguirá haciendo por mucho tiempo más (1905.04.19-Mi.).


1846.12.12-Sá. Tratado Mallarino-Bidlack.


Dados los hechos y las claras señales, de una amenazadora política expansionista británica en el área, y sintiéndose impotente para neutralizarla, la República de la Nueva Granada (alias Colombia), no duda en aceptar la invitación, que el Gobierno estadounidense le hace para celebrar un Tratado de Paz, Amistad, Navegación y Comercio. De esta manera, los granadinos confían asegurar garantías sobre su soberanía a perpetuidad en el Istmo, poniéndolo a salvo del predominio francés, y de las ambiciones británicas.

Mosquera.
Después de gestiones infructuosas por parte de la diplomacia estadounidense, finalmente se celebra el tratado en este día, siendo firmado por el encargado de negocios en Bogotá, Benjamín A. Bidlack, y el secretario de relaciones exteriores de la Nueva Granada, Manuel María Mallarino. En este tratado, se expresa la intención de emprender la construcción de un canal en un futuro, y su navegación con derechos de vía, igual entre los ciudadanos granadinos y los estadounidenses, así como se garantiza que, La Nueva Granada, sería soberana sobre su territorio, como quedó dicho. Es presidente de la República de la Nueva Granada, Tomás Cipriano de Mosquera [1845.04.01-1849.04.19].

Los siguientes, son algunos puntos fundamentales del artículo 35:

-- Los ciudadanos, buques y mercancías de los Estados Unidos disfrutarán, en los puertos de Nueva Granada, incluso los del istmo de Panamá; de todas las franquicias, privilegios e inmunidades, en lo relativo al comercio y navegación; y que esta igualdad de favores se hará extensiva a los pasajeros, correspondencia y mercancías de los Estados Unidos, que transiten a través de dicho territorio.

-- El gobierno de Nueva Granada, garantiza al gobierno de los Estados Unidos, el derecho de vía o tránsito a través del istmo de Panamá, por cualquier medio de comunicación que ahora exista, o en el futuro pueda abrirse, y estará franco y expedito para los ciudadanos, el gobierno de los Estados Unidos, los productos manufacturados o mercancías.

-- No se impondrán ni cobrarán, a los ciudadanos de los Estados Unidos, ni sus mercancías, otros peajes a su paso por cualquier camino o canal, distintos a los que se impongan o cobren a los neogranadinos.

-- Estados Unidos garantiza a la Nueva Granada, la perfecta neutralidad del istmo de Panamá, con la mira de que en ningún tiempo, existiendo este tratado, sea interrumpido el libre tránsito de uno a otro mar.

-- Estados Unidos garantiza de la misma manera, los derechos de soberanía y propiedad que la Nueva Granada tiene y posee sobre dicho territorio.

Comentarios.

Nótese que el alias Colombia, a duras penas tiene proyectos sobre un canal transoceánico, mientras que los EE.UU., abrigan avanzadas intenciones para hacerse a un canal, cueste lo que cueste, y sin embargo, estamos viendo al primero, vendiendo la piel antes de cazar el oso, y al segundo, embaucando al cazador antes de salir a cacería.

El hecho de que los EE.UU., no estén firmando con la República de la Nueva Granada, una Carta de Intención, o algo similar que absorba el interés de las partes, en torno a un proyecto concreto, es una clara señal de que, las intenciones del primero, no van por el camino apropiado para un entendimiento honesto, emprendedor y lucrativo entre los firmantes del tratado, alimentando por el contrario, la desagradable sensación de que uno de ellos, arde por jugarle al otro, una coartada de la que «… ha de acordarse el resto de sus días…».

Y en efecto así será, porque este Tratado Mallarino-Bidlack, de paz sin tener guerra, de amistad sin tener motivos para refrendarla, de navegación sin existir entre los firmantes océanos ni aguas algunas navegables o limítrofes, es el primer grillo, llámesele también trampa, que los EE.UU., temiendo que su gran contrincante expansionista Inglaterra, se salga con las suyas, y se le adelante por las mismas comarcas caribeñas, imponiéndole a la ingenua alias Colombia, no dar crédito a la solidaridad, que el falso aliado del Norte le ofrece.

Cuando se efectúa el canje de ratificaciones del tratado en Washington (1848.06.10-Mi.), varias potencias protestan, entre ellas Gran Bretaña que entonces reclama derechos sobre Nicaragua. No obstante infringir la vigencia de la Doctrina Monroe, al pasar por alto la reciente ocupación de la Isla Tigre, por parte de los británicos, el general Taylor busca y finalmente acuerda, un tratado con Gran Bretaña, el Clayton-Bulwer que viene en breve (1850.04.19-Vi.), el cual suscitará una enconada controversia en las décadas por venir.

Aunque resulte algo extravagante, debemos llamar la atención en que, en término de sesenta y siete (67) años, siete (7) meses y veintitrés (23) días, los EE.UU., faltándole sólo nueve (9) días para la inauguración del Canal de Panamá (1914.08.14-Vi.), estarán firmando con Nicaragua el Tratado Chamorro-Bryan (1914.08.05-Mi.), por el cual la segunda, le concede a los primeros, derechos para la construcción de un canal por su territorio. El caso es tan escandaloso, que lo destacamos más adelante con toda la severidad que merece.

Finalmente, quedamos en suspenso, y alertas a lo que se le ocurrirá a la potencia del Norte, armando cualquier camorra, para justificar la severa aplicación de lo acordado, en este vergonzoso tratado. Es solo esperar nueve (9) años largos, cuando a alguien que habla inglés americano, se le ocurra tomar sin pagar, una tajada de sandía, para consolar su borrachera (1856.04.15-Ma.)


1847.04.27-Ma. Territorio de San Andrés y Providencia.


Organizándose bajo la jurisdicción del Estado Soberano de Bolívar, las islas de San Andrés pasan a denominarse “Territorio de San Andrés y Providencia”, una entidad ligada y dependiente de la República de la Nueva Granada, alias Colombia. Es Presidente de la República, el conservador Tomás Cipriano de Mosquera.

Comentario.

Que conste, que aquí sólo se trata de las islas de San Andrés, dejando por fuera la costa de Mosquitos. Por estos años, los lugares habitados en las islas son escasos, siendo los pueblos de San Andrés, San Luis, y la isla de Providencia, los únicos con población suficiente para destacarse entre el resto. Los habitantes son en su mayoría descendientes de estadounidenses, ingleses, y afroamericanos, venidos de colonias en el mar Caribe, especialmente Jamaica, lo que explica que gran parte de la población hablara entonces inglés.

Cabe agregar que, mientras a las Islas de San Andrés se les cuida con sólo un ojo, a Mosquitos se le da la espalda entera, quedando olvidado en la nada, esta vez con más ahínco.


1849.04.07-Sá. Panama Canal Railway Company.



Gracias al Tratado Mallarino-Bidlack (1846.12.12-Sá.), las puertas están abiertas para el primero de los grandes proyectos a través del Istmo de Panamá. Tras la adquisición de la Alta California, en 1848, y el creciente movimiento de los colonos a la costa Oeste, debido a la fiebre del oro desatada en la región, Estados Unidos, una vez más, centra su atención en garantizar una conexión segura, fiable y rápida entre los océanos. Por lo tanto, el Congreso autoriza el funcionamiento de dos líneas de buques de correo: una, desde Nueva York a Chagres; y otra, desde Oregón y California hacia Panamá.

Panama Railroad, 1857.
William H. Aspinwall, el hombre que había retomado el funcionamiento la empresa Pacific Mail Steamships, inicia un plan para construir un ferrocarril a través del istmo, y con sus socios, crean una empresa que recauda USD 1.000.000 de la venta de acciones, y emprende el proyecto. Su empresa es singularmente oportuna, ya que el descubrimiento de oro en California, provoca una avalancha de emigrantes que desean cruzar el istmo, y así es que en mayo de 1850, se inicia la construcción de la vía férrea por parte del consorcio Panama Railroad Company, en exclusiva con la República de la Nueva Granada, estipulando un periodo de operaciones de cuarenta y nueve (49) años, a partir de la fecha de terminación de la obra, que concluiría en enero de 1855, con 75 km de largo, desde Colón en la costa atlántica, hasta Panamá en el Pacífico. El proyecto representa una obra maestra de la ingeniería de su época, realizado en condiciones muy difíciles. Esta vía férrea sería la precursora del canal, al abrir el tramo de selva virgen necesario para comunicar los dos océanos.

Mientras aún se encuentre en construcción, el ferrocarril tiene un tráfico significativo, e inclusive por las secciones aún sin terminar, se mantiene el tráfico con mulas que, inicialmente, no se había previsto. Aun cuando sólo se tienen listos 10 km de riel, el ferrocarril es ya un buen negocio; por cada viaje en tren se cobra 25 dólares por persona, y otros 10 dólares por cruzar a pie el resto de los 60 km, como derecho de paso a través del istmo. Cuando la obra es concluida oficialmente (1855.01.28-Do.), y el primer tren de pasajeros transita a todo lo largo de su nivel, más de un tercio de su costo, ya había sido pagado por las tarifas de fletes y aranceles.

Pese a que ningún artículo del Tratado Mallarino-Bidlack, concede el derecho de desembarcar tropas en el territorio del istmo sin previo aviso, y mucho menos para destinarlas a maniobras militares, o a realizar otras operaciones, los EE.UU. efectúan un total de quince (15) intervenciones militares, con el fin de preservar el orden, siendo las más crítica la provocada por el incidente de la Tajada de sandía (1856.04.15-Ma.), que vendrá en breve, y más tarde, cuando a pedido del Gobernador de Panamá, se impide la entrada del general Tomás Cipriano de Mosquera, en una misión oficial (1862) a este departamento colombiano.

Comentario.

Se estima que más de 12.000, personas murieron en la construcción del ferrocarril. El agotamiento y las enfermedades, propagadas principalmente por mosquitos que crecían rápidamente por la condiciones pantanosas del clima, cobraron la vida de un sin número de obreros, provenientes de Estados Unidos, Europa, China, las Antillas, incluyendo algunos esclavos africanos. Para quienes tenían las conexiones adecuadas, la eliminación de estos cadáveres resultó un buen negocio. Las escuelas de Medicina y hospitales docentes, demandaban cadáveres para las prácticas de sus estudiantes, y pagaban generosas sumas por los cuerpos no identificados, conservados en barriles. El macabro negocio con la venta de cadáveres en el extranjero, generaba suficiente dinero para que, la compañía del Ferrocarril de Panamá, mantuviera su propio hospital en la región. Un periodista informó haber visto al director médico del hospital, tratando químicamente esqueletos de obreros, a fin de formar un museo, con huesos de todas las razas que trabajaron en la construcción del ferrocarril.

Súmese a este escándalo, el tránsito de tropas estadounidenses, que, junto con el tráfico de armas por medio de la Compañía del Ferrocarril, en colaboración con las corporaciones navieras estadounidenses, representan una clara intervención yanqui, que pasa a ser una fuente permanente de conflictos, intensificando la inestabilidad política, social y económica de Colombia durante décadas enteras.


1850.04.19-Vi. Tratado Clayton-Bulwer.



Firmado entre los Estados Unidos y Reino Unido, mediante sus plenipotenciarios John M. Clayton, Secretario de Estado de los EE.UU., y el Ministro Henry Lytton Bulwer del Reino Unido, con el fin de neutralizar influencias, e impedir que sus países pudieran colonizar o controlar algún país de Centroamérica. El tratado es ratificado en julio de 1850.

Para Gran Bretaña, la firma del Tratado Mallarino-Bidlack (1846.12.12-Sá.) entre la Nueva Granada y los EE.UU., significa una inaceptable ventaja para los últimos, especialmente a razón de los derechos que adquieren éstos, para la construcción de una vía interoceánica por el Istmo de Panamá, y recíprocamente, para los EE.UU. el control de la Costa de Mosquitos por parte de la primera, siendo una barrera que se levanta contra su Destino Manifiesto. Súmesele a esto, que el Reino Unido ya no es un imperio para mediados de este siglo XIX, pero sí es, por el contrario,  una potencia, sobre todo marítima, que se enfrenta a los EE.UU. que ya se habían consolidado como potencia desde inicios del mismo siglo.

Entre los puntos más importantes del tratado, se destacan los siguientes que tratan específicamente sobre el proyectado canal transístmico:

-- Ni uno ni el otro, obtendrán jamás para sí mismos, ningún predominio exclusivo sobre el Canal.

-- Ni uno ni el otro, construirán ni mantendrán jamás, fortificaciones que lo dominen o estén en sus inmediaciones.

-- Las partes se valdrán de cualquier influencia, que ejerzan respectivamente sobre cualquier Estado o gobierno, que posea o reclame jurisdicción o derecho, sobre el territorio que atraviesa el Canal.

-- Las partes convienen en que, concluido el Canal, lo protegerán contra toda interrupción, embargo o confiscación injusta; y que garantizarán su neutralidad para que siempre  esté abierto y libre, y seguro el capital invertido en él.

Comentario.

¡Santo remedio! …estábamos a punto de decir, pero con este convenio, que nosotros con fundamento llamamos de “Mutuo respeto en sus fechorías por el hemisferio caribeño”, sólo se legitima el statu quo existente, en lo referente a las apropiaciones de estas potencias en la región. El tratado se ratifica en julio de 1850, y vendrá, de todas maneras, a convertirse más adelante en un obstáculo para muchos, cuando se intensifique la contienda por una ruta interoceánica.


En otras palabras, mediante este insólito tratado, las dos grandes potencias se están dando mutuamente Carta franca, para sus respectivas fechorías en el Hemisferio latinoamericano. Casi que lo llamamos "Hemisferio centroamericano", pero la semántica segregacionista, que también existe, nos exige el término correcto. Este tratado influye en que los EE.UU. de Norteamérica, rehúsen a comprometerse con los insignificantes Estados Unidos de Colombia, firmando el Tratado Arosemena-Sánchez-Hurlbut (1870.01.26-Mi.)

El Progreso Estadounidense. Obra de John Gast, 1872.
A propósito del Destino Manifiesto, este es el nombre que se le da a la creencia de que los Estados Unidos de Norteamérica son una nación destinada a expandirse a sus anchas desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico. Pero el concepto también es infelizmente usado por los inescrupulosos partidarios de otras adquisiciones territoriales. Esta idea, creencia, doctrina o cliché inspira a John Gast a pintar (1872) un llamativo cuadro que titula El Progreso Estadounidense, que muestra una mujer angelical identificada como Columbia, que lleva la luz de la civilización hacia el Oeste, acompañando e iluminando a los colonizadores que van tendiendo líneas telegráficas y de ferrocarril, mientras que los autóctonos indios americanos y los animales salvajes, huyen aterrorizados buscando protección en la oscuridad por el incivilizado Poniente.


1856.04.15-Ma. La tajada de sandía: Humillando a Colombia (I).

Esta es la historia de un incidente en un vulgar mercado, que se transforma en la causa por la que un país con ademanes de potencia, se le da por invadir a otro impotente. El triste episodio se inicia en el sitio que, en la actualidad, ocupa el Mercado de Mariscos, que en aquellos tiempos era un pantano adyacente a los patios del ferrocarril, lugar conocido como Barrio de la Ciénaga, cercano a la Playa Prieta, parte de la Bahía de Panamá, hoy enmarcada por la Avenida Balboa y la Cinta Costera.

Antecedentes.

Recordamos que, mediante el Tratado Mallarino-Bidlack (1846.12.12-Sá.), los EE. UU. se aseguran el derecho de tránsito a través de Istmo de Panamá, una alternativa menos costosa en tiempo y dinero, para pasar del océano Atlántico al Pacífico. La otra posibilidad era navegar, atravesando el Estrecho de Magallanes, al sur del continente. Con el descubrimiento de oro en California en 1848, se provoca una gran expansión estadounidense hacia el oeste, siendo vital el paso interoceánico del istmo panameño. Con la construcción del Ferrocarril Transístmico, se inicia también una gran afluencia de ciudadanos estadounidenses en la zona, tanto de trabajadores como de transeúntes, que ciertamente mostraban un comportamiento extremadamente arrogante, violento y agresivo, en contra de la población local.

Vimos claramente que el susodicho Tratado Mallarino-Bidlack, en su artículo 35, otorga un tratamiento preferencial a los ciudadanos estadounidenses, respecto de los naturales y otros extranjeros residentes en la zona, quienes lógicamente no ven con simpatía el tratado en sí, ni este artículo en particular, lo que provoca un marcado resentimiento antiestadounidense. Recíprocamente, se registra una actitud de desprecio, en las relaciones de los estadounidenses para con los hispanos y europeos, con excepción de los ingleses. Esta situación, acompañada de la costumbre de los estadounidenses, de embriagarse notablemente, provoca constantes roces entre la gente. Súmese a esto, la provocación de ira en los istmeños, con la puesta en marcha, por parte de Cornelius K. Garrison, de un servicio de transporte de mercancías y pasajeros a través del istmo, en abierta competencia con los antiguos remeros, y acarreadores nativos.

Hace un año (1854), en una nota dirigida a José María Urrutia Añino, gobernador de Panamá, el Presidente de la República de la Nueva Granada, José de Obaldía, liberal nacido en  Panamá, le hace saber de su preocupación, compartida por el encargado de negocios estadounidense James Green, porque «…en la provincia de Panamá continúan las desavenencias entre granadinos y anglo-estadounidenses, proveniente del cobre que se hace a los últimos del derecho denominado de pasajeros…», sugiriéndole medidas a tomar, a fin de «…prevenir cualquier desgracia allí…». También advierte que, la apertura del ferrocarril transístmico, significaría el abandono del antiguo transporte acuático terrestre, con la consecuente pérdida de puestos de trabajo de los lugareños.


Todos estos hechos traen como consecuencia, la creación en los istmeños, de un resentimiento contra los estadounidenses, que pululan a través del istmo, en viaje de ida y vuelta a California. Mientras que la mayoría de los emigrantes, se comportan con cierto respeto, los excesos notables de una minoría irresponsable, mantienen al Istmo en conmoción, durante los primeros años de la fiebre del oro. Además, gran parte de los viajeros portan armas de fuego, y los problemas entre borrachos son frecuentes. La violencia y los incidentes sangrientos de estos disturbios, intensifican la diferencia que ya existente entre panameños y estadounidenses.

El incidente.

Tras una larga noche de juerga, y en visible estado de embriaguez, el estadounidense Jack Olivier, sale a caminar por una calle de la ciudad de Panamá, acompañado de otros tres o cuatro connacionales. En su correría, con una actitud prepotente, Olivier toma una tajada de sandía al pasar por delante del puesto de José Manuel Luna, un humilde vendedor ambulante, y comiendo la fruta se aleja del lugar, sin pagar por ella. Contrariado por este acto, el frutero le llama la atención, exigiéndole el pago de un real, a lo que el americano le responde, sin más ni menos, con un insulto, que a su turno genera gran discusión y alboroto, desbordando los ánimos, no solo entre las partes directamente comprometidas, sino también incluyendo a otros comerciantes, que entran en la disputa en defensa de Luna. Desgraciadamente, la tragedia se hace presente cuando para guarnecerse, Olivier y sus compañeros, desfundan pistola intimidando a los panameños, y sacando éstos  cuchillo a su turno, en el forcejeo detona un disparo que alcanza a un lugareño, por lo que los norteamericanos tratan de escaparse del lugar.

Reyerta por una tajada de sandía.
Todo había ocurrido vertiginosamente, y no debería haber pasado de una pequeña gresca en el mercado local, pero como son las cosas, no había más que esperarse en una población que alberga gran resentimiento, debido a los problemas económicos que el nuevo ferrocarril había traído a los rústicos comerciantes y campesinos, y hablando del ferrocarril, las cosas se complican, siendo precisamente la hora de la llegada del tren procedente de Colón, con el que llegan unos mil estadounidenses que, infelizmente, se involucran en la contienda en defensa de Olivier y sus compañeros, y así ésta se transforma en plena batalla campal, en la que los disparos se alternan con las pedradas.


Superados en número los estadounidenses, se parapetan en la estación de ferrocarril, y los enfurecidos panameños optan por la alternativa de atacarlos, incendiando los lugares donde se guarnecen. Pero prontamente sin embargo, la reyerta deja de mantenerse sólo entre civiles, ya que termina involucrándose la gendarmería panameña, que se apresura a tratar de poner orden, mientras que un pequeño destacamento militar de los Estados Unidos, con base en la región, lógicamente se alía a sus compatriotas. Así, relativamente bien armados ambos bandos, contando los estadounidenses inclusive con un cañón liviano, el conflicto se agrava durando tres días, período en el cual los disturbios se expanden llevando al incendio de las casas de estadounidenses, no sólo en esa ciudad, sino también en Colón a unos 92 kilómetros, en donde una ola de tumultos estalla en solidaridad con los capitalinos. Como resultado, las víctimas llegan a 16 muertos y 15 heridos estadounidenses, y 2 muertos y 13 heridos entre los locales. Súmese a esto, los serios daños causados en ambas ciudades por los incendios, la destrucción y los saqueos, salvándose el barrio San Felipe, donde vivían los extranjeros de la clase dominante, ya que se encontraba amurallado.

Las consecuencias.

Tras una fuerte mediación, los estadounidenses reciben salvoconducto para retirarse pacíficamente, y pronto se da inicio a una desagradable serie de problemas internacionales. Si bien ambos gobiernos se echan culpas mutuamente, esto da a Estados Unidos la oportunidad que estaban esperando. Tres (3) meses más tarde (1856.07.18-Vi.), Amos Corwine, comisionado especial designado por el gobierno estadounidense, sostiene que la población de color, tomó como pretexto la disputa, para asaltar a los estadounidenses y saquear sus propiedades, que la policía y la turba habían planeado el asalto a la estación del ferrocarril, y llega a la conclusión de que, el gobierno de Nueva Granada, es incapaz de mantener el orden y suministrar protección adecuada para el tránsito, por lo que recomienda la ocupación inmediata del Istmo, a menos que Nueva Granada demuestre su competencia e inclinación para suministrar adecuada protección, junto con una amplia y rápida indemnización.

Es importante, sin embargo, hacer foco sobre la actitud de los EE. UU., al no aceptar los testimonios oficiales de los cónsules en Panamá, del Reino Unido, Francia y Ecuador, quienes apoyaban la posición de Nueva Granada, y acusaban a los estadounidenses de agresores, sosteniendo que la policía local, era inocente de los cargos que le imputaba el gobierno estadounidense, de haberse puesto de parte de los istmeños.


De esta manera y sin mayores demoras, el 19 de septiembre desembarca un destacamento de 160 soldados, y toma posesión de la estación de ferrocarril. La ciudad se mantiene en calma, y tres días más tarde, las tropas se retiran sin haber hecho un sólo disparo. Esta breve ocupación, el primer caso de intervención armada en el Istmo, estaba justificada según el gobierno estadounidense, por la cláusula del Tratado Mallarino-Bidlack (1846.12.12-Sá.), mediante la cual, Estados Unidos supuestamente garantizaba la neutralidad del istmo, para que el tránsito no se interrumpiera o se estorbara.

Comentario.

Aquí no termina la humillación a la Nueva Granada, alias Colombia, sino el asunto se lleva a la mesa de las vejaciones, obligando a ésta al pago de indemnizaciones, y ceñirse a una serie de obligaciones, firmándose para tal efecto el Tratado Herrán-Cass (1857.09.10-Ju.), al que volvemos a continuación, dejando para entonces nuestros comentarios al respecto de todo este joto.


1857.09.10-Ju. Tratado Herrán-Cass: Humillando a Colombia (II).


El superintendente del ferrocarril, G. M. Totten, había enviado una nota de protesta el 18 de abril 1856, al despacho del gobernador Francisco de Fábrega, refiriéndose al trato supuestamente vejatorio, que se le había dado a los ciudadanos estadounidenses de paso por Panamá, y los «…crímenes perpetrados por los panameños en su contra, entre los cuales contaba asesinatos, robos, violaciones de mujeres y mutilaciones, aparte de los daños a la estación del ferrocarril y a los edificios de estadounidenses afectados por el motín del día 15…». Achaca Totten, la responsabilidad de esto a las autoridades panameñas, al decir que, «…basta saber que existió un desorden y que faltando otros medios, vino a ser un deber de las autoridades, cuando se ocurrió a ellas, ejercer su influencia para contenerlo…». Además, menospreciando los motivos de la revuelta, Totten señala que acudió a las autoridades panameñas, para que sofocaran el tumulto. Sin embargo, según dice «…aparece de testimonios intachables, que V. E. ordenó a la policía que hiciese fuego sobre el depósito; que esta orden fue obedecida; y que por esta tropelía muchos pasajeros fueron matados y asesinados…».

En pocas palabras, Totten responsabiliza a Fábrega del incidente, y le señala como instigador de la violencia contra los estadounidenses. Ante tales acusaciones, al día siguiente y mediante una escueta nota, Fábrega le contesta, que sólo respondería al Gobierno de la República de la Nueva Granada «…acerca de los injustos cargos que se ha avanzado usted a hacerme en dicho documento, sin conocimiento propio de los hechos y confiando en informes que no pueden considerarse imparciales…». El 22 de abril de 1856, Fábrega comunica al Poder Ejecutivo de la República, el incidente del 15 de abril de 1856, y comenta el contenido de la nota de Totten. Allí incluye las declaraciones juradas de algunos de los involucrados, como el propio Manuel Luna, y otros testigos presénciales, entre estos algunos estadounidenses.

Importante es el dato de que, en aquel 1856, ya el Dr. Justo Arosemena muestra grandes preocupaciones, por la conducta de los estadounidenses en esas tierras, expresando que «…De tiempo atrás, los hombres de la raza yankee que pasan por el Istmo o se establecen en él, se afanan por suscitar dificultades de todo género, a fin de hacer imposible en el Estado todo gobierno que emane de los nacionales, y preparar y justificar, lentamente, un movimiento que dé por resultado algún día la absorción del Istmo entero por Estados Unidos…».

Con la firma del Tratado Herrán-Cass, en esta fecha (1857.09.10-Ju.), la República de la Nueva Granada acepta su culpabilidad en los hechos de abril de 1856, y se compromete a pagar indemnizaciones por los sucesos ocurridos. Nueve años después, o sea en 1865, el gobierno neogranadino paga en indemnización las siguientes sumas:

195.410 dólares por indemnizaciones derivadas del motín,

65.070 dólares por otros reclamos nuevos,

9.277 dólares por gastos de comisionado y

142.637 dólares por intereses.

En total, la República paga 412.394 dólares, como compensación económica al Gobierno de Estados Unidos, por la trifulca callejera originada por los estadounidenses en territorio panameño. Esta es una lección histórica que se debe recordar, pues esos sucesos se volverán a repetir, y siempre el agredido es quien paga la factura.

Comentarios.

El incidente de la tajada de la sandía, convertido en anécdota por algunos escribidores de pacotilla, es tema favorito entre jurisconsultos, que se lanzan por la brecha internacional, pero más frecuente es su mención, por parte de ensayistas o historiadores estudiosos, que desean llamar la atención sobre la hipocresía y procedimiento discriminativo, empleado por los Estados Unidos de Norteamérica, en sus negocios con los países suramericanos.

Ya por aquellos años a mitad del siglo XIX, apenas empezándose la gran movida, con la construcción de una vía navegable interoceánica, a través de la franja intercontinental de Centroamérica, los EE. UU. pierden la chaveta, junto con su moralidad, y honorabilidad por cierto, queriendo, pero ocultando, costara lo que costara, hacerse y asirse a una rápida y efectiva comunicación acuática, entre sus litorales del Pacífico y el Atlántico, y es a partir de ahora, cuando acontece o aparece un tercer océano, el de los tratados políticos entre las naciones interesadas, de los que la gran mayoría solo contribuirán a la destrucción de los alias de Colombia.

El temor por la absorción yanqui que preocupaba a Don Justo Arosemena, consideraba las mutilaciones del territorio mexicano desde la conquista de Texas hasta las más recientes, en ese país cuya tragedia obedece, según el refrán popular, a que se halla «…tan lejos de Dios, pero tan cerquita de Estados Unidos…».

Entre lo mucho que se ha escrito sobre la revolución o motín del 15 de abril, se encuentra documentalmente acreditado, que en Panamá existía un generalizado sentimiento de simpatía por la causa de la soberanía nicaragüense, por lo cual éste puede ser considerado como expresión de solidaridad con Nicaragua, y reacción ante el temor de acciones depredadoras por parte de los invasores físicamente presentes en el Istmo. Esto lo constatamos cuando profundizándonos en el estudio de la Adversidad secundada de Colombia en el Caribe, encontramos a Nicaragua convertida en el agente que más daño le causa a nuestro país, arrebatándole enormes áreas de territorio en Centroamérica, y aguas nacionales en el mar Caribe, con un desaforo tal, que todavía en nuestros días se vale de todo medio para, de no contener ese cáncer, acaparar más aguas y subsuelos hasta muy cerca de nuestro litoral atlántico.

Finalmente debemos aceptar que, fuera de constatar que ya desde ahora se ve perdido el proyectado canal de Panamá, en las manos de los yanquis, y que por más que supuestamente se les odie por el pueblo en aquel departamento, ninguna experiencia se gana o saca de lo ocurrido por la bendita tajada de sandía, puesto que veremos que ese mismo pueblo con sus líderes y gobernantes locales, no se avergonzarán en fácilmente echarse en los brazos de sus invasores norteamericanos, dejándose seducir por menos de lo que el humilde frutero Luna resulta asaltado por el gringo Oliver. Para picardías de este género hay nombres más apropiados, y hablando de alucinaciones, a fin de cuentas todo indica que los criticados escribidores de pacotilla, están acertados delegando lo ocurrido a la simple categoría de una anécdota.



1858.05.22-Sá. Confederación Granadina.



Confederación Granadina.
Se crea una constituyente de mayoría conservadora, la cual nombra al país como Confederación Granadina, y confirma a Tunja como capital de los estados confederados. Sin embargo, los violentos ataques entre liberales y conservadores desestabilizan la confederación ocasionando que los federalistas pierdan el poder en seguidas ocasiones.


La corta vida de la Confederación Granadina se ve enmarcada por la oposición de los liberales radicales y el estallido de la guerra civil donde Santa Fe de Bogotá nuevamente asume el papel de capital. De acuerdo con la constitución de 1858, la Confederación Granadina queda integrada por ocho estados federados, los cuales habían sido creados a partir de la unión de algunas de las antiguas provincias neogranadinas. Los estados estaban divididos en provincias y estos en distritos. Es primer presidente de la Confederación el conservador Mariano Ospina Rodríguez [1858.05.22-1861.04.01] quien hace un empalme como presidente entre la República de la Nueva Granada y la Confederación Granadina, teniendo esta última un total de siete (7) gobernantes entre presidentes e integrantes de un Ejecutivo Plural [1863.02.10-1863.05.14].


1860.01.28-Sa. Tratado de Managua.


Firmado entre Nicaragua e Inglaterra. Gran Bretaña renuncia a su protectorado misquito y reconoce la soberanía de Nicaragua sobre la costa. Sin embargo, Nicaragua reconoce los derechos de Autonomía de los misquitos en el Tratado. Así nace la “Reserva Mosquitia. Un año después de firmado el Tratado de Managua, en Bluefields se reúnen 51 Witas (alcaldes) y aprueban la Constitución de la Reserva, inspirada por el cónsul británico, lo que resulta en un plagio de las leyes inglesas de manera general.

Comentario

Todo esto no es otra cosa que el reconocimiento de la etnia mosquita como verdaderos dueños de su tierra. Inglaterra desempeña un roll esencial como protector de lo que ahora se hace respetar como la “Reserva Mosquitia”, siendo la supuesta soberanía de Nicaragua totalmente ilegal, estatus que se agravará más adelante (1905.04.19-Mi.).


1863.05.08-Vi. Estados Unidos de Colombia.


Estados Unidos de Colombia.
Con la firma de la Constitución de 1863 por la Convención de Rionegro, cambia oficialmente el nombre del país a Estados Unidos de Colombia, y se dictaminan nuevas normas dándole poderes a los Estados y Presidentes. Estas medidas se toman a razón de que los liberales llegaran a temer el gran poder que el radical Tomás Cipriano de Mosquera tenía, por lo cual se redacta la nueva constitución para limitar sus funciones y evitar que se convirtiera en su contra, como lo había hecho con los conservadores. Los liberales radicales defienden un gobierno federal en el que la autonomía regional y local están protegidas, donde no hay Ejército Nacional, la sociedad posee derechos y libertades fundamentales sobre la base de la educación y el mercado abierto, y la Iglesia no tiene intervención alguna.

El territorio de los Estados Unidos de Colombia se hallaba dividido en nueve estados federados, con denominación de Estados Soberanos según la nueva constitución, y su correspondiente división territorial interna es definida por las legislaturas de cada uno de ellos. Existen además los llamados Territorios Nacionales, regiones que no pueden ser controladas por los anteriores, quedando encomendados al gobierno federal para su administración.

Los Estados Unidos de Colombia tienen diecisiete (17) presidentes, siendo el primero Tomás Cipriano de Mosquera que venía gobernando desde (1861.07.18), hace luego parte del Ejecutivo Plural [1863.02.10-1863.05.14], y continúa después hasta (1864.04.01). Durante los veintitrés (23) años que duran los Estados Unidos de Colombia, se ven pasar cerca de dos (2) guerras civiles por año.


Durante el breve periodo comprendido entre 1861 y 1864 la capital de la Unión, Bogotá, se constituye en Distrito Federal siendo su territorio escindido del Estado de Cundinamarca. Sin embargo prontamente es reunificado con éste.


1870.01.26-Mi. Tratado fallido Arosemena-Sánchez-Hurlbut.


Firmado entre los Estados Unidos de Colombia y los Estados Unidos de Norteamérica, por el cual los primeros conceden un plazo de tres (3) años a los segundos, para estudiar el terreno del Istmo, cinco (5) años para comenzar las obras y quince (15) para terminar el canal, cediendo doscientas mil (200.000) hectáreas de tierras despobladas a los EE.UU. para el efecto, a partir de la fecha de canje de ratificaciones del tratado. Sin embargo, este tratado jamás es remitido al congreso de los norteamericanos para su aprobación.

Es presidente de los Estados Unidos de Colombia el liberal radical Eustorgio Salgar [1870.04.01-1872.04.01], teniendo un mandato en el que reina la paz y florecen las Artes y la Cultura, y por supuesto la Educación, pero se queda sin canal.

Comentario.

No nos ocupamos en entrar a estudiar las causas por la que este intento de tratado se perdiera en la nada, puesto que nada ganamos con ello en estos momentos cuando la gran movida con el canal está apenas tomando forma. De todas maneras es válido reconocer que de haberse concretizado el proyecto, nos habríamos ahorrado todo lo que sigue a continuación en este estudio, y lo más importante, que el mapa, como la imagen de Colombia, y su historia por cierto, hubieran tomado por un sendero más seguro, honorable y bello.

Es curioso que antes de entablar tratados, no se hubieran hechos estudios de factibilidad y viabilidad. En el mundo ya se tiene experiencia sobre la construcción de canales, hay inversionistas interesados, y especialmente urge proveer al planeta con un paso acuático entre los dos grandes océanos, y el continente americano está diseñado para que a través de su cordón umbilical que une sus dos grandes hemisferios, se abra una zanja navegable para beneficio de toda la humanidad.

Es entonces lamentable que el Gobierno de Colombia no hubiese tenido el tacto, el talento, la paciencia, y mucho menos la inteligencia para empezar por los estudios preliminares de rigor, para luego llamar a un certamen que condujese a la elección de un contratista internacional, que con todas las herramientas, créditos, y soportes de toda índole en la mano, se pusiera en la tarea de hacer realidad el megaproyecto. Infelizmente nuestra idiosincrasia enmaniguada en un modus vivendi en el que rige “el no esforzarnos demasiado”, se posiciona asegurándonos desde el comienzo, que todo salga tradicionalmente torcido, dando luego preferencial lugar a la también enraizada “reparación a posteriori”.

Baste por el momento la autocrítica, porque aquí se está escabullendo algo de mayor calibre, que será la verdadera causa, el factor determinante, la única explicación a la hora de buscar una aclaración de la tragedia que tratamos de reseñar con este estudio. Póngase atención a lo que aquí sostenemos.

El silenciado Tratado Arosemena-Sánchez-Hurlbut, firmado entre los Estados Unidos de Colombia y los Estados Unidos de Norteamérica (1870.01.26-Mi.), fenece antes de entrar en la maquinaria y el proceso ratificador de los EE.UU., porque éstos no tienen la menor intención de involucrarse en un negocio de tal magnitud y valor estratégico, gobernado o controlado por un vulgar acuerdo con una nación que inclusive no se ha determinado por un nombre propio.


Palabras severas, pero muy nuestras y concebidas con denuedo y fundamento.


1878.05.18-Sá. Contrato Salgar-Wyse.


Siendo presidente [1876.04.01-1878.04.01] el santandereano José Bonifacio Aquileo Elías Parra Gómez, nacido en Barichara, los Estados Unidos de Colombia aceptan una propuesta del marino francés Luis Luciano Napoleón Bonaparte Wyse, sobrino de Napoleón Bonaparte I, a nombre de la Sociedad Civil del Canal Interoceánico de origen francés, para construir un canal por el Istmo de Panamá. Más tarde la prerrogativa es adquirida por el conde Ferdinand de Lesseps, constituyendo la Compagnie Universalle pour le Canal Interoceanic, que eventualmente, y para aminorar los costos, adquiere la Panama Railway Company.

Comentario.

Interrumpimos encontrándonos forzados a llamar la atención sobre el irresponsable procedimiento del Gobierno colombiano. Se debería tener alguna experiencia sobre el fracaso de la tentativa Arosemena-Sánchez-Hurlbut (1870.01.26-Mi.), o por lo menos tener la sensatez de no precipitarse a salir en tropel al encuentro de los franceses que llegan cargados de valiosísimas golosinas. José es tan Bonifacio –léase bonachón-- que no ve, mucho menos se ase, a la oportunidad de sacar algo más beneficioso de la situación. Aquí tiene Colombia una oportunidad de, ahorrándose cantidades de dinero, ampliar el horizonte por lo menos con una oferta paralela presentada por los EE.UU. El dinero que estos gigantes contrincantes gasten en sus respectivos estudios, paga la boleta de entrada al certamen de licitación. El resto es pura obra de alta ebanistería para escoger al mejor postor, pero claro está que para esto también se necesitan asesores, consultores, y especialista de confianza, en todas las ciencias que entran en la colada. Infelizmente todo se encarrila por el camino torcido del dinero fácil, el chanchullo, y la francachela; a la colombiana en otras palabras.

Reseña histórica.

Los derechos de vía compensativos por la garantía de soberanía a favor de EE.UU. habían sido refrendados con el protocolo del 22 de febrero de 1879, suscrito en Bogotá por el secretario de relaciones exteriores Pablo Arosemena y el señor Ernesto Dichnan, ministro en Colombia, por lo que esta decisión causa el rechazo airado de la cancillería de Washington en nota de protesta enviada por el Secretario de Estado, Sr. James G. Blaine, en junio de 1881, a París, Londres, Berlín y Viena, por cualquier intención que albergaran los gobiernos europeos de garantizar el Canal de Panamá.

Ferdinand de Lesseps, que había completado la excavación del canal de Suez, presenta en la Sociedad de Geografía su proyecto de canal interoceánico sin esclusas, que debía conectar el océano Atlántico con el océano Pacífico. Aceptado su lanzado proyecto se compran los derechos para la concesión por diez (10) millones de francos. El costo de las obras se estima en 600 millones de francos que recauda la Compagnie universelle. Ferdinand de Lesseps procede expeditamente, se instala en Panamá con su familia (1879.12.30-Ma.) y poco luego, al hacer una visita a Nueva York, es recibido con cortesía pero los líderes de Estados Unidos no le ocultan que se oponen rotundamente a su gran obra y emprendimiento.

Ferdinand de Lesseps.
La construcción de inicia en 1881, enfrentando grandes retos y problemas con los accidentes de terreno, las epidemias de malaria y fiebre amarilla, la elevada mortalidad entre el personal, etc. La obra se retrasa, y Lesseps hace un llamamiento a los pequeños inversores a través de hombres de negocios como son el Barón de Reinach y Cornelio Herz, que no dudan en sobornar a la prensa, a los ministros y parlamentarios corruptos para obtener financiación pública. El caso se descubre y conduce al Escándalo de Panamá, mientras que Gustave Eiffel, consultado sobre el proyecto, pone en tela de juicio su diseño y llega a la conclusión de que el canal debería incluir esclusas para adaptarse al relieve de la región, siendo el macizo de la Culebra el principal obstáculo que obliga cavar una enorme trinchera en un campo formado por diferentes capas. A este gran problema se suma el terremoto que sacude al Istmo en septiembre de 1882, que interrumpe el trabajo y el tráfico de los ferrocarriles durante algún tiempo. Este acontecimiento lleva a una bajada de las acciones de la compañía en París.

No obstante estos reveses, durante su inspección en 1886, Ferdinand de Lesseps se encuentra satisfecho con la marcha de los trabajos. El hecho de pasar a un canal de esclusas permite a la empresa ahorrarse mucho dinero, y por tanto el éxito se asoma en el horizonte. Sin embargo, los opositores de Lesseps no le dejan en paz, y en París las intrigas contra la empresa son cada vez más abiertas y afectan a la opinión pública, lo que resulta nefasto terminándose el dinero en 1888. Lesseps se ve obligado a parar todos los trabajos y abandonar el proyecto (1889.02.04-Lu.).


1886.08.04-Mi. República de Colombia.


República de
 Colombia.
La Constitución Política de Colombia de 1886 es proclamada en esta fecha, y abole el federalismo, creando un Estado unitario, administrador en lo social y económico, sumamente confesional al considerar como religión oficial la Católica. Divide el poder en tres ramas: legislativa, ejecutiva y judicial; establece el periodo presidencial en seis años y crea los departamentos como forma administrativa territorial nacional. Es su primer presidente José María Campo Serrano que venía funcionando como tal desde (1886.04.01), y gobierna hasta (1887.01.06).

Comentarios.

Desde la primera creación del Virreinato del Nuevo Reino de Granada (1717.04.29-Ju.), cuando empieza a tomar forma en sí, incluyendo los dominios que la Corona española le agrega, y que 124 años más tarde empezarán a causarle fuertes dolores de cabeza, con las primeras maniobras británicas para la creación ilegal de un protectorado en la Misquitia (1841.08.12-Ju.), el alias Colombia, durante 169 años, 3 meses y 5 días, contados hasta esta fecha (1886.08.04-Mi.), ha cambiado de nombre, bandera y escudo doce (12) insólitas veces, lo que podría interpretarse como un cambio de nombre cada catorce (14) años.

Durante ese mismo período (1717.04.29 a 1886.08.04), tiene setenta y dos (72) gobernantes, de los cuales diecisiete (17) son de la época del Virreinato (virreyes y presidentes), y cincuenta y cinco (55) de la siguiente época emancipada (54 presidentes y 1 ejecutivo plural). Lo que igualmente podría llevar a la sugestiva conclusión de que cada seis (6) gobernantes acontece un cambio de nombre.

Estos mismos datos facilitan llegar a la conclusión de que teoréticamente, cada gobernante ejerce durante aproximadamente sólo dos (2) años largos, lo que sería un período de gobierno extremadamente corto.

No queda duda alguna de que los frecuentes y numerosos cambios de nombre del país, junto con la exagerada cantidad de gobernantes, se convierte en una de las pestes que le causan tantos infortunios, puesto que lo primero que le afectan es su imagen como nación, y así a los ojos de los buitres que no faltan en su vecindario, se le ve como un patio de atrás sin identidad, carente tanto de amor propio, como voluntad y medios para defenderse. A este triste tema volveremos más adelante.


1889.02.04-Lu. Philippe-Jean Bunau-Varilla entra en acción.


Bunau-Varilla.
Caída en quiebra la compañía de Lesseps, es prácticamente asumida por el ingeniero jefe de la obra de construcción del canal, Philippe-Jean Bunau-Varilla [1859.07.26-1940.05.18] que se encontraba llevando a cabo nuevos trabajos según el proyecto de Eiffel. Este ambicioso soldado francés con estudios en ingeniería, que dedica su vida a la cimentación del Canal de Panamá, es acusado de fraude cuando quiebra la Compagnie Universalle, y tiene la suerte de ser sancionado a comprar 400.000 dólares en acciones de la misma. Sin apoyo financiero, pero bien surtido de acciones que llegan a la suma de 11.000 reunidas junto con su hermano Maurice, se dedica a viajar especialmente por Washington y New York, promoviendo la alternativa del canal por el Istmo de Panamá, con la intención de que el gobierno de los EE. UU., se interesara en ésta y comprara los derechos de explotación y construcción del proyectado canal. Con Philippe-Jean nos volveremos a encontrar dentro de un par de años.

La Interoceánica Compañía Universal del Canal, cuenta con maquinaria inadecuada, como son las pequeñas vagonetas y la locomotora belga Small que aquí se muestra, lo que contribuye al fracaso de los franceses en el valiente esfuerzo de vincular el Atlántico y el Pacífico. Esta foto de una vieja cuchara excavadora trabajando en el Corte de la Culebra, al pie del Cerro de Oro, se hizo en 1896.

Excavadora al pie del Cerro de Oro, en el Corte de la Culebra, 1896.

1890.12.26-Vi. Colombia otorga prórroga a los franceses.


Con Ley 107, la República de Colombia refrenda el Contrato Roldan-Wyse del 10 de diciembre, y otorga la primera prórroga, por diez (10) años, dando plazo hasta el 28 de febrero de 1893, para la conformación de una nueva compañía que retomase las tareas de construcción del canal, a cambio de diez (10) millones de francos en cinco plazos anuales, además de cinco (5) millones de francos en acciones de la nueva compañía.

Es presidente de Colombia el chocoano Carlos Holguín Mallarino [1888.08.07-1892.08.07], designado por renuncia de Rafael Núñez.


1893.04.04-Ma. Contrato Suárez-Mange.


En Bogotá, por medio de este Contrato, se modifica el acuerdo de (1890.12.26-Vi.), añadiéndose dos (2) millones de francos a las cifras estipuladas anteriormente en el contrato Roldan-Wyse, e igualmente se modifican las condiciones de amortización de la deuda, permitiendo deducir cuatro (4) millones de francos que el Gobierno colombiano y el Tesorero del Departamento de Panamá debían a la compañía en liquidación por un empréstito de 1883. Además se otorga una fecha límite para la constitución de la nueva compañía, hasta el 31 de octubre de 1894.

Es presidente de Colombia el bogotano Miguel Antonio Caro Tovar [1892.08.07-1898.08.07].

1894.02.12-Lu. Reincorporación de la Mosquitia a Nicaragua.


La Mosquitia es reincorporada oficial y concretamente a Nicaragua durante el gobierno de José Santos Zelaya, mediante la llamada “Reincorporación de la Mosquitia, a pesar de un intento de restablecer su dominación por parte de los británicos, entre julio y agosto de ese mismo año.


1894.10.20-Sá. Nueva compañía francesa entra en marcha.


Finalmente, con un capital de sesenta (60) millones de francos, se logra constituir la Nueva Compañía Francesa Interoceánica Universal del Canal. El capital de la nueva empresa, que inicia operaciones inmediatamente, es obtenido a través de la suscripción pública, los productos de dictámenes favorables a demandas interpuestas, contra compañías o personas que se habían lucrado ilegalmente de las extravagancias de la vieja compañía, y por la puesta en venta de nuevas acciones.


Una alternativa viable y una guerra fratricida amenazan el proyecto.


Apareciendo una alternativa al proyecto del canal por Panamá, crece la rivalidad entre los estados y capitales involucrados, complicándose la situación al llevarse a la zona del canal una sangrienta guerra partidista.


Alternativa colombiana Vs. alternativa nicaragüense.


Si los estadounidenses se decidieran a construir un canal por Nicaragua, los franceses perderían su inversión que se aproxima a los 250 millones de dólares. Con esta preocupación en su portafolios, Monsieur Maurice Hautin, presidente de la Nueva Compañía del Canal, acude (1896.01.26-Do.) a los servicios de Míster William Nelson Cromwell, un hábil y versátil abogado neoyorkino, con gran experiencia como asesor general de la Panamá Railroad Company desde 1893, y quien mantiene una importante influencia en las altas esferas de Washington, con el objeto de conocer por su intermedio si los EE.UU. estarían interesados de comprar los derechos de la compañía francesa, que a la sazón atraviesa dificultades económicas. Cromwell le corresponde informándole que el gobierno estadounidense está convencido de que la construcción de un canal por el Istmo de Panamá, es una empresa quimérica y por consiguiente de imposible realización.

Puede ser que el desdén o desinterés norteamericano sea en sí una estrategia para posicionarse más fuertemente en el ámbito especulativo de la época. En cualquier forma, la construcción de un canal por donde fuera, se hace urgente escociendo ya en carne propia su falta, como es el caso del costosísimo y lentísimo traslado del acorazado USS Oregon para cumplir con una importante y urgente operación en el Caribe. Esta fortaleza flotante parte de San Francisco en el Pacífico, y circunnavegando el Cabo de Hornos, pone proa a máxima velocidad con su misión de participar en el bombardeo de Santiago de Cuba, a razón de la inminente conflagración entre los EE.UU. y España por la destrucción del buque USS Maine (1898.02.15-Ma.). Para alcanzar su objetivo el USS Oregon toma sesenta y siete (67) días para recorrer 13.500 millas náuticas. Aunque el acorazado arriba a tiempo para participar en la batalla, su viaje hubiese tomado sólo tres semanas por un canal transoceánico en el istmo.

El USS Oregon saliendo de Nueva York después de celebrar la victoria. Octubre de 1898.
Pasados dos (2) años y diez (10) meses de la entrevista entre Monsieur Hautin y Míster Cromwell, viaja este último a Washington (1898.12.02-Vi), y encuentra que ya los políticos y empresarios habían decidido construir el Canal de Nicaragua, e incluso están redactados y asequibles todos los decretos que estipulan la creación de la Maritime Canal Co., empresa particular para la construcción del canal por esa ruta. El senador John Tyler Morgan de Lousiana, abandera el proyecto.

No obstante haber mantenido Cromwell una conferencia con el presidente William McKinley, en la que le expresa sus intereses, éste, a raíz de la experiencia con el USS Oregon, se pronuncia en mensaje al Congreso (1898.12.07-Mi.), acerca de lo imperioso que resulta el control del tránsito entre el este y el oeste para la expansión de la potencia comercial y continental, reafirmando el proyecto del senador Morgan. Ante tal rechazo, Cromwell opta por dirigirse a sus influencias del Partido Republicano, a quienes había hecho significativas donaciones en sus campañas, fustigándolos por permitir que los proyectos de la construcción del canal fueran liderados por los demócratas, y en su siguiente paso, entrevistándose con Mark Hanna director de este partido, y poco amigo de la idea del canal por el Istmo de Panamá, a razón de la competencia que éste implicaba a los intereses de la Compañía del Ferrocarril, Cromwell le ofrece una donación de sesenta (60) mil dólares por parte de la Compagnie Nouvelle, a lo cual el señor Hanna cambia a una posición más favorable sin mayores reparos.

Como era de esperarse, el senador John Tyler Morgan reacciona de inmediato denunciando las maniobras del lanzado William Nelson Cromwell, tanto en el Senado como en la prensa, pero William se venga influyendo en un proyecto de ley que su amigo y tocayo William P. Hepburn pasaría para su aprobación a la Cámara de Representantes a fines de febrero, teniendo el cuidado de que en los papeles correspondiente no se mencione una ruta preferencial, a la vez que se lanza una sombra de duda sobre el proyecto de la Maritime Canal Co. con la variante del canal por Nicaragua. En otras palabras, Morgan y los demócratas quedan despojados del crédito con que contaban. Pero el senador de Lousiana contraataca presentando su propia iniciativa, y todo resulta en un empate en el Congreso.

Cromwell siempre alerta se apodera de la situación y sugiere que para que se resuelva el inconveniente se nombre una comisión que evalué la ruta más apropiada para la construcción del canal, lo que resulta en que, ante el asombro de la opinión pública y de los adeptos al canal de Nicaragua, los republicanos adoptan la sugerencia y retienen el presupuesto anual hasta que se apruebe su proyecto de ley, no dejando otra opción a Morgan y los demócratas que aceptar sus designios.


1899.06.15-Ju. Creación de la Comisión Walker.


Dicho y hecho, en marzo de 1899 el Congreso de EE.UU. promulga una ley para que una vez más se hagan los estudios económicos y de viabilidad necesarios, a fin de determinar cuál de las alternativas de Nicaragua o de Panamá, sería la más favorable para la construcción del canal, teniendo en cuenta que a estas alturas ya se prevé que la Nueva Compañía Francesa no tendría fondos suficientes para completar la obra. Para tal efecto se otorgan los poderes correspondientes al Presidente para nombrar una comisión, y proceder de acuerdo a la nueva ley. En esta forma, con un presupuesto de un (1) millón de dólares de la reserva del Tesoro entra en este día en funciones la llamada Comisión Walker, bajo la dirección del almirante John G. Walker. No obstante, antes de que ésta fuera formada, ya se tienen varios proyectos de ley en curso, dando amplios poderes al ejecutivo para construir el canal por… ¡Nicaragua!

Dado que el Tratado Clayton-Bulwer (1850.04.19-Vi.), firmado entre los Estados Unidos y Reino Unido, confiere a las partes iguales derechos y autoridad por cualquiera de las vías que eventualmente albergara el canal interoceánico, y que aún está vigente, se actualiza el debate sobre su inconveniencia complicando la situación. Theodore Roosevelt, a la sazón gobernador de Nueva York, en una misiva cordial se dirige al Secretario de Estado John Hay, criticando dos puntos particulares del tratado: el primero, la prohibición de fortificar el canal y el segundo, la invitación que se hacía a las potencias extranjeras para garantizar el canal, lo cual en su opinión tendería a invalidar la doctrina Monroe. Hay firma luego un convenio con el embajador británico Lord Julian Pauncefote (1900.02.05-Vi.), con el fin de subrogar el Tratado Clayton-Bulwer, que al ser sometido a ratificación ante el Senado, es rechazado haciéndole algunas enmiendas que reflejan las objeciones de Roosevelt, por lo que Hay monta en cólera y renuncia a su cargo, solicitud que le niega el presidente McKinley, en una carta de duro contenido.


1899.10.17-Ma. Estalla en Colombia la Guerra de los Mil Días.


La llamada Guerra de los Mil Días es una guerra civil que se disputa en Colombia [1899.10.17-1902.11.21], en un principio entre el partido Liberal y el gobierno del partido Nacional, tornándose luego en una guerra entre liberales y conservadores tradicionales, caracterizándose por un enfrentamiento irregular entre el ejército gubernamental (en un principio nacionalista después conservador) bien organizado y un ejército de guerrillas (liberales) mal entrenado y anárquico. El brusco cambio provocado por la derogación de la Constitución de Rionegro de 1863, que refuerza el modelo federal, por la centralista Constitución de 1886, establecida bajo el mandato de Rafael Núñez, además de los violentos intentos de cooptación de los conservadores históricos a través de Marroquín, como los intereses liberales de retomar el poder, son la principal causa de la guerra.

Esta guerra se transforma en un conflicto internacional que se extiende parcialmente a países vecinos como Ecuador y Venezuela, en los que se libran batallas entre fuerzas colombianas y ecuatorianas y/o venezolanas que apoyan a los actores colombianos en conflicto. Otras naciones como Guatemala, El Salvador y Nicaragua apoyan a los liberales y a los conservadores con armamento y suministros. Los Estados Unidos de Norte América también se involucran en acciones bélicas poniéndose de parte del bando de los liberales, y aludiendo garantizar la seguridad del istmo en cumplimiento con el Tratado Mallarino-Bidlack (1846.12.12-Sá.), contribuyen en tornar la guerra civil colombiana en un conflicto secesionista panameño, en aras de asirse al megaproyecto del canal por el Istmo. El cuadro que sigue a continuación ilustra sobre la configuración de las partes beligerantes.

GUERRA DE LOS MIL DÍAS

Conservadores

Liberales

Gobierno nacionalista (1899-1900)
Partido Conservador (1900-1902)
Partido Liberal


Apoyados por:

Apoyados por:

Andradistas venezolanos
Venezuela
Conservadores ecuatorianos
Ecuador

Nicaragua

Guatemala

EE.UU.

Comandantes

Comandantes

Manuel Antonio Sanclemente
Gabriel Vargas Santos
José Manuel Marroquín
Rafael Uribe Uribe
Próspero Pinzón
Benjamín Herrera
Ramón González Valencia
Belisario Porras Barahona
Pedro Nel Ospina
Victoriano Lorenzo
Carlos Albán


Fuerzas en combate

Fuerzas en combate

15.000 (1899)
5.000 (1899)
50.000 (1901-1902)
26.000 (1902)

(10.000 en Panamá)

La Guerra de los Mil Días es considerada el mayor conflicto civil que se ha dado en el país, teniendo como resultado la victoria del partido Conservador, la devastación económica de la nación, más de cien mil (100.000) muertos, la desaparición del partido Nacional y el estado en que queda el país tras el conflicto se constituye en la coyuntura para que se diesen las condiciones necesarias para la inaudita separación del departamento de Panamá (1903.11.03-Ma.).

En este día (1899.10.17-Ma.) se inicia la guerra con la llamada Rebelión en Santander; los liberales se alzan en varias partes del país, empezando de inmediato a atacar pueblos y ciudades ante la falta de reacción del gobierno, que es tomado por sorpresa. El general Juan Francisco Gómez Pinzón se declara a favor de la guerra en su hacienda La Peña, toma la población de El Socorro y camino a San Gil derrota a las tropas del gobierno al mando del capitán Sanmiguel. Al día siguiente y en horas de la noche, el coronel Juan Francisco Garay inicia el levantamiento liberal desde el barrio de Las Llanadas, sin resistencia alguna de las autoridades locales, que huyen a la localidad de La Cruz (hoy Ábrego). El coronel Garay logra tomar posteriormente la población de Río de Oro, muy cercana a Ocaña, y se dirige a La Cruz para proteger el avance del general Justo Durán, quien viene desde Cáchira a asumir la comandancia de las fuerzas liberales del Magdalena y del norte de Santander. Cuando llega, encuentra que los conservadores habían firmado un pacto con el jefe liberal Adán Franco, en el que censuran al gobierno de Sanclemente. Los alzados consiguen apoderarse de prácticamente la totalidad del departamento de Santander, estallando levantamientos en Boyacá, Tolima y Magdalena. Por tal razón, el gobierno declara la ley marcial para todo el día 18 de octubre.

Comentario.

A partir de este día (1899.10.17-Ma.), y hasta (1902.11.21-Vi.), tendremos de fondo en esta reseña histórica, la tristísima y devastadora Guerra de los Mil Días. Infelizmente no tenemos cabida para hacerle el seguimiento que se merece, pero cumpliremos con traer a colación a su debido tiempo, los acontecimientos que están en más estrecha relación con el departamento de Panamá, escenario del primer desastre de la Adversidad secundada de Colombia en el Caribe.

Tropas gubernamentales en marcha a una guerra fratricida de mil días. (1900

1900.04- Nueva prórroga de Colombia para los franceses.


Mientras tanto, los franceses hacen arreglos para negociar otra prórroga, difiriendo el plazo para la culminación del canal hasta el 31 de octubre de 1910, plazo que sin el consentimiento del Congreso les otorga el presidente colombiano Manuel Antonio Sanclemente, según Decreto Legislativo No. 721 de abril de 1900, a cambio de $1.000.000. La Nueva Compañía Francesa del Canal, en realidad no tiene otras intenciones diferentes a mantener vigente la concesión, con la esperanza de venderla a los EE.UU.


1900.04.04-Mi. Rebelión en Panamá.


Envalentonados los liberales por sus victorias en el Cauca, deciden traspasar la guerra lanzando una ofensiva sorpresa en Panamá, en donde tienen éxito debido a la lejanía de este departamento de la capital. El asalto es encabezado por liberales exiliados en América Central, en especial Nicaragua, donde su presidente José Santos Zelaya les da un importante apoyo. Los exiliados, dirigidos por Belisario Porras Barahona parten (1900.03.31-Sá.) desde punta Burica en un barco cargado de armas y suministros, y desembarcan en este día (1900.04.04-Mi.) cerca de David, donde derrotan a la pequeña guarnición local, uniéndoseles dirigentes con sus hombres en su inmediata marcha hacia la ciudad de Panamá. Tras recibir la ayuda de Zelaya, Porras nombra al caudillo exiliado, Emiliano Herrera, nativo del departamento de Boyacá, como comandante de su ejército. Sin embargo, los rebeldes cometen el error de no acelerar su marcha, dándole a la pobremente defendida capital departamental tiempo para recibir refuerzos al mando del general Víctor Salazar. Como Gobernador del departamento está el general Carlos Albán.

Deseoso de entablar combate lo antes posible, Albán no espera a que las defensas estuvieran listas y envía tres batallones a Capira a detener a los alzados. En el primer combate que se produce (1900.06.08-Vi.) son vencidos los liberales, y forzados a retroceder, el ejército del gobierno los persigue. Esta maniobra es sin embargo aprovechada por los liberales para atraer a sus perseguidores a un terreno difícil, y allí los contraatacan y derrotan, obligándolos a retornar a la capital panameña.

Siguen luego varias movilizaciones de las fuerzas combatientes, encuentros leves e importantes batallas entre éstas, como es Corozal (1900.07.20-Vi.) en donde vencen los liberales, y la masacre en el puente de Calidonia (1900.07.24-Ma.) en la que todos son perdedores, y aun así, después de recoger a sus muertos y heridos, ambos bandos vuelven al encuentro que sólo resulta en mayor carnicería. Los ataques terminan cuando llegan noticias de la venida de refuerzos gubernamentales desde la ciudad de Colón. Algunos tiroteos esporádicos continúan hasta el día siguiente, cuando las fuerzas liberales de Emiliano Herrera retroceden hacia el interior de la península de Azuero, ocultándose en la selva, y así el general y gobernador Carlos Albán logra restablecer su control en todo el departamento (1900.07-Fin.).


1900.07.31-Ma. Golpe de Estado en Colombia.


Durante la guerra, el Partido Nacional, que gobierna encabezado por el presidente octogenario Manuel Antonio Sanclemente, busca negociar con los llamados conservadores históricos que se encuentran como partido Conservador, incluyendo a algunos de estos en el gobierno para usar su apoyo en la necesidad de ampliar el aparato militar, a la vez que en un intento de pacificar al país, incluye en el gabinete a ciertos liberales directoristas como Nicolás Esguerra nombrado comisionado para entenderse con la empresa del canal de Panamá, y a Carlos Arturo Torres como su secretario. Sin embargo, esto resulta inútil, puesto que los conservadores históricos están en conflicto con los nacionalistas manteniendo afinidades con los liberales, quienes a su turno tampoco tienen intenciones de negociar con el gobierno.

Manuel Antonio
 Sanclemente.
Queda en su lugar aclarar que Manuel Antonio Sanclemente, había sido investido presidente en (1898.08.07-Do.) y por problemas de salud, su Vicepresidente José Manuel Marroquín Ricaurte, venía ejerciendo la Presidencia de la República provisionalmente.

El enredo montado por Sanclemente conduce a que treinta y un (31) conservadores históricos, entre civiles y militares, pronto empiezan a conspirar para dar un Golpe de Estado, y contactan al jefe del liberalismo, Aquileo Parra ofreciéndole la presidencia, planeando que luego del golpe se buscaría una paz honrosa sin represalias, la convocatoria de un cuerpo constituyente por elecciones, libertad a los presos políticos, y la separación del gobierno de Arístides Fernández, comandante de la policía odiado por el liberalismo.

El ministro de Guerra, Manuel Casabianca, facilita sin saberlo e indirectamente, el golpe al nombrar como comandante de las fuerzas de Sumapaz al general Jorge Moya Vásquez, uno de los 31 históricos del complot. El general Moya, con una fuerza de mil (1.000) hombres, se desplaza desde Soacha amenazando marchar sobre Villeta, pero toma camino hacia Bogotá, a donde llega en las horas de la tarde de este martes 31 de julio. No obstante, dada la actitud indecisa de gran parte de los oficiales del ejército y la ausencia de Marroquín, hacen dudar a Moya del desenlace de la situación y sorpresivamente decide renunciar ante el mismísimo general Casabianca.

José Manuel
Marroquín.
Este inesperado desenlace crea gran tensión y confusión en las guarniciones de Bogotá que se ven obligadas a negociar. El ministro de Guerra y las tropas acuarteladas no hacen oposición, como tampoco hay motines, no se hacen disparos ni derramamiento de sangre. Súbitamente entra a terciar el nefasto comandante de la policía, el general Arístides Fernández famoso por la persecución y represión de liberales, quien garantiza el éxito del movimiento al desplazar una gran fuerza para nombrar, como presidente de Colombia, a José Manuel Marroquín, produciéndose así el Golpe de Estado.

El depuesto presidente Sanclemente es informado de los hechos en su residencia particular en Villeta, en donde se encuentra protegido por quinientos (500) soldados, que no ponen resistencia alguna a trescientos (300) hombres enviados a arrestarlo.

En el documento que se envía al Cuerpo Diplomático, se señala que el «…movimiento…» se hizo debido a la salud y avanzada edad del presidente, quien debido a ello había escogido personalmente gobernar los pueblos de Anapoima --más tarde Tena y Villeta,-- haciéndose acompañar permanentemente por su ministro de Gobierno, Rafael M. Palacio. Según expresa el documento, la ausencia de Sanclemente había dislocado el gobierno.

El golpe contra Sanclemente es anunciado
 en el Palacio de San Carlos en Bogotá.
El nuevo presidente José Manuel Marroquín Ricaurte, conservador, insiste en continuar la guerra y nombra como Ministro de Guerra al general Arístides Fernández, el odiado comandante de policía perseguidor de liberales. La guerra continuará por otros dos (2) años y diez (10) meses (1903.06.01-Lu.).

Comentario.

La dignidad de la patria no puede olvidar la traición del Vicepresidente Marroquín, a través de Manuel Casabianca, Ministro de Guerra, contra el presidente Constitucional Sanclemente, a quien el golpista manda a una prisión en donde es torturado física y sicológicamente, buscando que el anciano firmara su dimisión. Varias veces abofeteado, privado de alimentos e incluso del derecho a dormir, siendo despertado constantemente, Sanclemente mantiene en firme su decisión de no dimitir. Fueron tan crueles los tratos recibidos por el Presidente titular, que un General enviado por Marroquín a exigirle la renuncia lo arrastra del cabello hasta arrancarle un puñado de ellos, a lo que con débil voz el torturado responde:

«…decid a vuestro amo que podréis matarme, pero no lograréis amedrentarme…»


1901.03.02-Sá. Marroquín coloca nuevo embajador de Colombia en Washington.


Mientras que la Comisión Walker adelanta sus estudios sobre la viabilidad del proyecto del canal, William Nelson Cromwell llega a conocer que según el artículo 21 del Contrato Salgar-Wyse (1878.05.18-Sá.) con Colombia, la Compagnie Nouvelle estaba inhabilitada para traspasar sus derechos a un país extranjero, por lo que estima prioritario salvar este obstáculo para que tales derechos pudieran ser trasferidos, asunto nada fácil a razón de que por esta época Colombia no tiene una representación en Washington, siendo todos los negocios manejados por el Cónsul General, el Señor Arturo de Brigard desde New York. Sin embargo, por su intermedio se pide a Marroquín (diciembre 1900) enviar un ministro con los poderes necesarios para resolver la dificultad. Marroquín accede de inmediato confirmando el envió del Dr. Carlos Martínez Silva, ministro de asuntos exteriores, quien entrado el nuevo año ya se encuentra instalado en EE.UU. (1901.03.02-Sá.).

Carlos Martínez Silva.
A través de una serie de entrevistas con Cromwell y su equipo, Martínez Silva les expone la posición colombiana según la cual la opinión está en contra de la cesión de la Compagnie Nouvelle, pero la administración consideraría la posibilidad con la condición de que los términos de la negociación fueran suficientemente beneficiosos para Colombia. Según instrucciones impartidas por el gobierno colombiano, Martínez Silva debería elevar informe a la administración, con el fin de contar con una autorización especial previa del gobierno, en cualquier decisión delicada que debiera tomar. El plenipotenciario tenía claro que, de ser aprobado lo que llegaría a llamarse Tratado Hay-Pauncefote (1901.11.18-Lu.) entre los EE.UU. y el Reino Unido, las negociaciones serían fútiles, ya que al no estar Colombia dispuesta a ceder su soberanía, EE.UU. descartaría la opción del Istmo de Panamá y negociaría la ruta de Nicaragua.

Súmese a esto la amenaza de Colombia de repudiar la extensión de la concesión hasta 1910 que se había hecho a la compaña del Canal, a razón de haber sido efectuada en ausencia del mejor abogado internacionalista de Colombia, el Dr. Nicolás Esguerra y firmada por el sobrino de Rafael Reyes, Clímaco Calderón Reyes, entonces ministro de finanzas, en el gobierno de Sanclemente.

No obstante la presencia de los parámetros anteriores, el emisario colombiano Martínez Silva suspende (1901.04.29-Lu.) la prohibición que el contrato Salgar-Wyse estipulaba, en lo referente a la imposibilidad de traspasar los derechos de la Compagnie Nouvelle a país extranjero alguno, en negociaciones con el presidente de ésta, con la condición de que los términos de las negociaciones y tratados con EE.UU., fueran satisfactorios para Colombia. Esfuerzos que resultarán en vano cuando se conozca el informe de la Comisión Walker, que vendrá en breve (1901.11.30-Sá.).

Pasado un año de la prórroga concedida a los franceses, comienza a circular en París (1901.05.26-Do.) el rumor sobre 16 empresarios norteamericanos, que habían suscrito un acuerdo para especular con las acciones de la Compagnie Nouvelle, y que planeaban adquirir subrepticiamente, las acciones de los suscriptores de la compañía a lo largo de todo el país, suponiendo que para este fin solo requerirían de cinco (5) millones de dólares, calculando revenderlas a los EE.UU. por más de cuarenta (40).

Todo se aclara con el envió de un emisario de la Compagnie Nouvelle a investigar el asunto, quien se entera de la donación de sesenta (60) mil dólares, hecha por William Nelson Cromwell a Mark Hanna director del Partido Republicano, en nombre de la compañía Francesa sin su consentimiento. Por esta razón el entonces presidente de ésta, Maurice Hutin, envía una carta a Cromwell anunciándole su destitución como representante de la Compagnie Nouvelle, y su despido con efecto inmediato (1901.07.01-Lu.).


1901.09.16-Lu. Segunda rebelión en Panamá.


Tras el anterior fracaso de los liberales (1900.07-Fin.), el gobierno conservador envía refuerzos militares y navales al departamento de Panamá. Los liberales habían quedado reducidos a pequeñas bandas armadas dispersas en el interior, que bajo el mando de Victoriano Lorenzo, líder indígena y general revolucionario colombiano, se dedican a las guerrillas, sabotaje, pillaje, asaltos y atrocidades contra todo aquel que no coopere con ellos. Los liberales continúan sin embargo recibiendo suministros y armamento del presidente nicaragüense Zelaya, quien había forzado el reemplazo de Belisario Porras por Domingo Díaz como líder de los liberales exiliados. Díaz lanza una nueva invasión anfibia al istmo desembarcando este día (1901.09.16-Lu.) en La Chorrera, dispuesto a unificar las bandas armadas y planificar su próximo paso, permaneciendo en varios meses en la zona sin ser atacado por el gobierno, lo que es visto como una muestra de debilidad.

El gobierno de Bogotá no reacciona con contundencia, limitándose a enviar por tierra refuerzos desde Barranquilla. Finalmente, el General Carlos Albán, gobernador de Panamá, teniendo las alternativas de reforzar la capital del departamento, o atacar a los rebeldes, opta por esta última, y así marcha con el grueso de sus tropas a Colón (1901.11.17-Do.), que está en manos de aquellos, dejando una pequeña guarnición en la ciudad de Panamá. Sus intenciones son de lanzar un ataque sorpresa contra La Chorrera y conseguir una nueva victoria para engrandecer su prestigio personal. A su turno, los liberales avanzan hacia Colón pero tácticamente fingen retroceder hacia su base. Engañado Albán por esta maniobra de su enemigo, decide intentar alcanzarlos con la mayor parte de su fuerza navegando junto a la costa, mientras que los liberales atacan a Colón con un destacamento de dos cientos (200) guerrilleros. Llegado Albán con sus hombres y flotilla a La Chorrera, es recibido allí por el grueso de los liberales que impiden su desembarco, bombardeando y ametrallando a sus hombres y botes de transporte. De esta manera Colón cae en poder de los liberales insurgentes (1901.11.19-Ma.).

El éxito liberal es rotundo, elevando su moral substancialmente, y quedando además libre el avance a la ciudad de Panamá. El general conservador Albán se enfurece por lo sucedido e intenta volver a capturar a Colón, lo que le impide el embajador de Estados Unidos, quien cinco (5) días más tarde mediante un mensaje (1901.11.24-Do.), ofrece el envío de marines norteamericanos para garantizar la paz de la región, mientras que en el mar Caribe una flota estadounidense se alista para desembarcar. La victoria rebelde lleva también al gobierno central colombiano a acelerar el envío de refuerzos con el buque de guerra Próspero Pinzón. Finalmente, los liberales, previniendo su derrota, capitulan y entregan la ciudad, pero… ¡A los marines! …quienes inmediatamente entran en Colón para evitar su destrucción ante el casi inevitable ataque del general Albán.

Comentario.

Llamamos la atención sobre la insólita intervención de los norteamericanos, tomando parte en la contienda a favor de los liberales insurgentes, aludiendo proteger la zona de construcción del canal, por lo que reconocemos que en el cuadro en el que presentamos las partes beligerantes en la Guerra de los Mil Días (1899.10.17-Ma.), hemos debido colocar la bandera de los EE.UU. en la columna de los Liberales, brindándoles apoyo junto con los otros cuatro (4) países hispanoamericanos Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Guatemala.


1901.11.18-Lu. Tratado Hay-Pauncefote.


Firmado entre los EE.UU. y el Reino Unido, por el que se da por anulado el Tratado Clayton-Bulwer (1850.04.19-Vi), lo que significa que a Estados Unidos se le reconoce el derecho de construir un canal por América Central que conecte los océanos Atlántico y Pacífico. Siendo presidente de los EE.UU. Theodore Roosevelt [1901.09.14-1909.03.04] es negociado entre el Secretario de Estado John Milton Hay, y el Embajador británico en EEUU Lord Pauncefote, que dan sus nombres al acuerdo.

Así, los británicos reconocen que su influencia en la región había disminuido. Por otro lado, fomentan la amistad con Estados Unidos, un aliado a tener en cuenta en un contexto de tensión con Alemania. En el acuerdo, aunque se afirma que Estados Unidos tendría el control total del canal, también se anunciaba que todas las naciones podrían utilizarlo.

Comentario.

Insólita la forma como las grandes potencias se reparten entre sí los derechos a lo que no les pertenece. Con este Tratado en el bolsillo, Roosevelt hará lo que le venga en gana con el canal colombiano en Panamá.


1901.11.30-Sá. Informe de la Comisión Walker recomendando la ruta por Nicaragua.


La Comisión Walker (1899.06.15-Ju.) evaluadora de la viabilidad del proyecto del canal interoceánico, teniendo en cuenta la última prórroga hasta 1910 para la realización de la obra, que había otorgado Colombia a la Compagnie Nouvelle, por la inaceptable suma de $109.141.500 exigidos por sus activos, y considerando un arreglo directo con tal compañía irrealizable, hace conocer en su informe en este día, que:

«…La vía más practicable y factible para un canal ístmico que esté bajo el control, manejo y propiedad de los Estados Unidos, es la conocida con el nombre de ruta de Nicaragua…»

De acuerdo con lo estimado la construcción del Canal de Panamá costaría $253 millones, de los cuales $144 serían para terminar el canal, más $109 por los derechos de los franceses, mientras que la alternativa del canal por Nicaragua sólo costaría $189 millones, o sea $64 millones más barato.


1901.12.01-Do. Philippe-Jean Bunau-Varilla intensifica su acción.


Con Philippe-Jean, que está en camino de amasar una verdadera fortuna en caso de que los EE.UU. llegasen a comprar la concesión de la Compagnie Nouvelle, nos familiarizamos brevemente (1889.02.04-Lu.) cuando habiendo quebrado la compañía dirigida por Ferdinand de Lesseps, bien surtido de acciones de ésta, se dedica a promocionar la alternativa del canal por el Istmo de Panamá, y así es que inclusive llega a reunirse con el senador John Tyler Morgan, a quien también ya conocemos, manteniendo una acalorada disputa en la casa de este último en Washington, que trascendería a la prensa.

Después de que la Comisión Walker recomendase la opción de Nicaragua (1901.11.30-Sá.), el Secretario de Estado John Milton Hay firma (1901.12.01-Do.) protocolos con los ministros de Nicaragua y Costa Rica para negociar los tratados del canal, tan pronto el presidente sea autorizado por el Congreso para adquirir las rutas que atraviesan sus territorios. Esto le da tiempo suficiente a Philippe Bunau-Varilla, para hacer un viaje a París. Dado que William Nelson Cromwell ya no participa en el cabildeo, todas las alternativas de la Compagnie Nouvelle dependen ahora de Bunau-Varilla, quien una vez en la Ciudad de las Luces lanza una fuerte diatriba contra el entonces presidente de la Nouvelle, Maurice Hutin y la junta, causando un tremendo escándalo que concluye con su destitución. Hutin es reemplazado (1902.01.02-Ju.) por un amigo mutuo de los ahora compinches Cromwell y Bunau-Varilla, de nombre Maurice Bo, presidente del banco Crédit Lyonnaise. Dos (2) días después (1902.01.04-Sá.), la nueva junta envía un cablegrama a Washington reduciendo a $40.000.000, la exigencia por la venta de la concesión y sus activos.


1901.12.24-Ma. Tercera rebelión de Panamá.


Tras la capitulación de los liberales en Colón (1901.11.28-Ju.) las hostilidades en la región entran en una relativa tregua. Mientras los liberales más radicales se niegan a aceptar su derrota, el carismático y fanático liberal Uribe Uribe tomaba el control de las fuerzas liberales, eclipsando a sus viejos superiores.

Mientras que el gobierno conservador tiene su flota bélica intentando restablecer el paso por el cauce del Magdalena, el general liberal Emiliano Herrera planea aprovechar el momento para introducir armas por vía marítima al país y reiniciar las rebeliones en el Cauca y Panamá, organizando dos expediciones alternativas: una para el istmo, o la otra para tomar a Tumaco e invadir el centro del Cauca. Herrera opta por la segunda, y así mientras una flotilla con hombres, armas y municiones viajaba al sur, Herrera usó la mayor parte de su fortuna familiar para comprar y armar con cañones un barco de nombre Almirante Padilla, que se destina a lanzar ataques contra embarcaciones en la costa pacífica. El barco ataca a Tumaco (1901 10.16-Mi.) para intentar reiniciar la rebelión en el Cauca, pero las fuerzas liberales locales no tienen posibilidad alguna de éxito, por lo que el Almirante Padilla abandona el sur y se destina al Istmo con el fin de apoyar allí a los rebeldes.

La nave se dedica a la piratería atacando los barcos enemigos, y robándoles suministros, armamento y municiones, y llega finalmente a su destino (1901.12.24-Ma.) con una flotilla de unos 1.500 hombres bien entrenados y equipados. El gobernador conservador Carlos Albán toma a su turno control del Lautaro, un barco mercantil chileno de gran tamaño, perfecto para transportar un gran número de tropas, y lo arma con cañones manteniendo a la tripulación chilena a cargo del manejo de la nave. Entrado el nuevo año, el Lautaro es enviado (1902.01.19-Do.) con un batallón a bordo para enfrentar y acabar con los rebeldes, pero no se le da permiso de zarpar sino hasta el día siguiente, y durante la noche, a razón de un sabotaje, las municiones explotan quedando la nave inmovilizada. Al día siguiente (1902.01.20-Lu.) arriba sorpresivamente el Almirante Padilla y de inmediato abre fuego en su contra. Durante el combate el general Albán resulta muerto y el Lautaro es hundido.

1902.01.20-Lu. Hundimiento del Lautaro.
Sin embargo, Herrera todavía tiene que enfrentar a los hombres del general Francisco de Paula Castro, quien queda a cargo de las tropas gubernamentales en el departamento. El general liberal Herrera decide atacar a los conservadores acantonados en Aguadulce, por lo que envía exploradores para vigilar a su enemigo desde los bosques cercanos y para elegir qué posiciones ocupar. Para ese momento, tanto las tropas gubernamentales como el general Castro se hallan moralmente devastados tras el golpe sufrido. El día 23 de febrero se produce el ataque, siendo rodeados unos doscientos (200) soldados, y tras horas de desesperada resistencia, obligados a rendirse. Apenas iniciándose el combate, Castro se retira con la mayoría de las tropas logrando salvarse así de una derrota mayor, y sin saberse aún el motivo, no optan por volver a la ciudad de Panamá por la carretera principal, sino prefieren refugiarse en las inhóspitas islas montañosas llamadas Bocas del Toro. Herrera envía contra ellos a quinientos (500) hombres desde David para reiniciar operaciones. Mientras tanto, en la capital departamental asume como nuevo gobernador el general Víctor Salazar, un hombre muy capaz y brillante, aunque con recursos demasiado limitados, que le impiden alcanzar buenos resultados. Los rebeldes que atacan las Bocas del Toro las capturan a inicios de abril, pero una flota militar enviada desde Barranquilla, los dejaba aislados en ellas y los fuerza a rendirse. Sin embargo, el general Salazar es imprudente en sus relaciones con el embajador norteamericano, quien termina interviniendo para lograr que los rebeldes puedan evacuar las islas y ser así reintegrados a las tropas de Herrera. De esta manera, una aparente victoria conservadora se transforma en un éxito propagandístico para los liberales.

Por la costa del Pacífico los alzados pueden recibir con regularidad suministros desde Nicaragua, contando con el Almirante Padilla para bloquear a la ciudad de Panamá. Por el Caribe, sin embargo, la costa permanece en manos conservadoras, por lo que el general Víctor Salazar decide lanzar una ofensiva por tierra haciendo retroceder a los liberales hasta Aguadulce dando la impresión de ser débiles para resistir. Salazar pide entonces refuerzos para acabar con la revuelta, pero le es negada toda ayuda a razón de que por estos días, la expedición de Uribe Uribe se extiende por los Llanos, requiriendo la mayor atención por parte del gobierno.

Por el Pacífico el Almirante Padilla aprovecha para viajar a Nicaragua y allí rearmarse a la vez que efectúa algunas reparaciones, situación que le da a Salazar el chance de arriesgarse y atacar a los rebeldes en Aguadulce. Para esto envía dos columnas, una al mando del general Luis Morales Berti a Antón, y otra dirigida por el general Castro al río Santa María, con la intención de rodear a los insurrectos y aniquilarlos. Pero la elección de estos dos comandantes es un grave error conociéndose que ambos son famosos por sus fracasos, huidas y desaciertos anteriores. El 10 de junio Morales Berti llega a Antón y poco después Castro cambia de rumbo y llega a esa misma ciudad, por lo que el primero opta por avanzar a Aguadulce y Castro a Bocas del Toro. A mediados de julio, los liberales deciden a su turno retirarse de Aguadulce a Santiago de Veraguas esperando que el enemigo conservador no los siga por una ruta difícil, pero al ver que Herrera lo hacía, no tiene otra opción que atacar a la columna conservadora. Conociendo los comandantes gubernamentales que los insurrectos están bien equipados y entrenados, además de contar con una amplia superioridad numérica, desisten de su única opción, iniciando su retirada el 22 de julio, aun así Salazar se decide por enviar refuerzos esperando poder acabar con los alzados, lo que en esos momentos y circunstancias es totalmente ilusorio. El Boyacá, un navío mercantil es elegido para tal misión, pero se encuentra con el Almirante Padilla (1902.07.30-Mi.) en la costa cercana a Aguadulce viéndose forzado a rendirse y sus tropas son hechas prisioneras. La victoria rebelde desmoraliza profundamente a los soldados conservadores que tienen que elegir entre volver a la ciudad de Panamá atravesando la densa jungla o dar cara y luchar. Enterado de lo sucedido, el general Castro empieza a hacer lo mismo. Ambos generales se topan en Aguadulce, donde se atrincheran. Herrera inicia un largo asedio apoyado por su artillería y los defensores empiezan a sufrir hambre hasta que se rinden el 27 de agosto.

Los rebeldes pierden sin embargo demasiado tiempo en el sitio de Aguadulce, dándole a la ciudad de Panamá la oportunidad de recibir los refuerzos tan necesarios por tierra. La guerra termina entonces en un nuevo cese del fuego, con la zona entre Aguadulce y la capital departamental como tierra de nadie, separando a ambos bandos.

Comentario.

Por segunda vez hemos visto que los norteamericanos, aludiendo proteger la zona de construcción del canal, toman parte en la contienda a favor de los liberales insurgentes. Que Nicaragua a su turno también los favorezca, es un asunto bien conocido, pero estas maniobras de los EE.UU. se pueden interpretar como una clara indicación de una probable anexión de Panamá, como veremos más adelante.


1902.01.09-Ju. Aprobación del Proyecto de ruta por Nicaragua.


Por los motivos especificados en el informe de la Comisión Walker, y siguiendo sus recomendaciones, el llamado Proyecto de Ley Hepburn, comprometiendo a EE.UU. con la ruta de Nicaragua, es aprobado en este día en la Cámara de Representantes con 309 votos a favor y 2 en contra.

Theodore Roosevelt.
Cinco (5 días más tarde (1902.01.14-Ma.), encontrándose el ufano senador John Tyler Morgan, pronto a presentar su proyecto de ley, sorpresivamente es interrumpido por el senador Mark Hanna –íntimo amigo del despedido Cromwell por aquello de los USD 60.000 y ahora también compinche de Philippe Bunau-Varilla-- quien manifiesta que Theodore Roosevelt, posesionado presidente de los EE.UU. (1901.09.14-Sá.) después del asesinato de McKinley, había convocado a la Comisión Walker  y que de acuerdo con esto Morgan debe esperar a que el presidente apruebe el informe de aquella la comisión.

Este mismísimo día (1902.01.14-Ma.) el presidente Roosevelt pide a la Comisión Walker reconsiderar su decisión, en moción al senador Morison, a la luz del cambio en las condiciones ocasionadas a última hora por la oferta de la Compagnie Nouvelle, de vender sus activos por $40 millones. Roosevelt requiere una decisión unánime, y deja en claro que espera que la comisión acepte la oferta de citada compañía. No obstante a que inicialmente importantes delegados fueran renuentes, terminan por aceptar.

¿Qué es lo que hace el Tío Sam?

Comentario.

El mensaje de esta caricatura contemporánea del Minneapolis Tribune, confunde un tanto. Habiéndose definido por un canal por Nicaragua, como muestra el letrero ya clavado en el mapa de ésta, Tío Sam parece que de un hachazo quisiera abrirlo por Panamá, manteniendo aplastados con sus enormes pies de potencia, a los antagonistas Nicaragua y Colombia. De todas formas, conociendo nosotros en la posteridad, la desgracia que se avecina, la encontramos altamente profética, por lo que le adjudicamos un merecido valor histórico nunca antes detectado.

Cuando la Compagnie Nouvelle, baja el precio a los $40.000.000, en que la Comisión Walker había estimado su patrimonio, y cuando ésta se apresta a rendir su segundo informe (1902.01.18-Sá.), el ministro colombiano Martínez Silva escribe al gobierno, recomendando que Colombia debería exigir a la compañía del canal $2.000.000, adicionales al $1.000.000, que habían pagado por la extensión de 6 años, de ser escogido el proyecto por el Istmo de Panamá. Por este desenlace favorable para unos, y a la larga más favorable para todos, Martínez Silva es acusado por su gobierno de haberse excedido en sus facultades en las negociaciones entre la Compagnie Nouvelle, y los Estados Unidos, y es removido de su cargo.


Caricatura política estadounidense
New York Herald (1900)

Comentario.

Es conocido que detrás de mucho de lo malo, y de lo bueno por cierto, logrado por nuestro país en negociaciones internacionales, hay siempre una metida de pata de alguno de los representantes nacionales, como es el caso ahora del santandereano Carlos Martínez Silva. Pero aquí lo malogrado por él iba paradójicamente por buen camino, y con toda seguridad más adelante, con un poco de cordura por parte del Gobierno colombiano, hubiera resultado en que en nuestros días, los panameños aún estuvieran cantando los versos de «… ¡Oh gloria inmarcesible! …». En verdad, detrás del guayazo a Martínez Silva hubo otros factores de típica política interna de Colombia, que no necesitamos ventilar aquí. El infortunado muere en Tunja poco después de regresar a su patria, tras haber cumplido una sentencia a prisión en Gachalá, por firmar una protesta en contra del fusilamiento de liberales, lo que desata rumores de que había sido víctima del odio generado por su devoción a la causa del canal.



1902.01.18-Sá. Segundo informe de la Comisión Walker.


El Comité de Canales Interoceánicos del Senado, habiendo designado a seis miembros para estudiar el reporte, en los aspectos legales que encerraba el traspaso de la propiedad de la Compagnie Nouvelle, se pronuncia conceptuando que el título de la misma estaba viciado y carece de poder para ser transferido. Por tal razón se decide que el Comité no emita su veredicto hasta que todos los miembros de la comisión del canal ístmico comparezcan a testificar. Gracias a esta demora se da aire permitiendo negociaciones entre la Compagnie Nouvelle, los EE.UU. y la República de Colombia con el fin de lograr una conciliación sobre el asunto del título, y así un par de días después (1902.01.18-Sá.), la Comisión Walker informa que «…en vista de cambios de condiciones, la de Panamá será la ruta más factible y practicable…».

Comentario.


Debemos reconocer que las maniobras adelantadas por Philippe-Jean Bunau-Varilla son súper ágiles y hasta espeluznantes. En igual forma es impresionante el empeño puesto de parte de los políticos y magnates financieros en EE.UU. para asirse a toda costa, a un canal interoceánico por Centroamérica. La resoluta y expedita movida de Theodore Roosevelt al borde de lo dramático, revuelca a todo el hemisferio, más aún cuando no están debidamente claras las razones para que se definiera por la ruta de Panamá, pero de todas formas es la maniobra más importante que ejecuta al inaugurar su gobierno. Ya veremos más adelante si en verdad podremos considerarlo como un sincero a migo y benefactor de Colombia.


1902.05.14-Mi. La pequeña estampilla con el poderoso volcán.


Después de casi siete (7) meses de suspensión, la nueva administración de la Compaigne Nouvelle renueva (1902.01.27-Lu.) los servicios de asesoría de William Nelson Cromwell, dejando explícito que no se pueden efectuar «…donaciones o promesas a nadie que pudieran comprometer a la compañía…». Su primera maniobra es inducir al senador Mark Hanna, director del Partido Republicano, a retrasar la presentación en el senado del Proyecto de ley Hepburn que había pasado a la cámara el 9 de enero. Con base en el informe de la Comisión del Istmo, y a petición de Roosevelt, se agrega (1902.01.28-Ma.) a citado proyecto una enmienda para adquirir a perpetuidad el control sobre una franja de 6 millas de la República de Colombia, teniendo en cuenta:

«…la adquisición de los cánones, privilegios, franquicias, concesiones, derecho de tránsito, trabajo inconcluso, maquinaria y propiedades de la Nueva Compañía del Canal de Panamá de Francia por 40 millones, y la construcción del canal a través del Istmo de Panamá, pero si el presidente fuese incapaz de obtener para los Estados Unidos los títulos válidos de posesión de la Nueva Compañía del Canal de Panamá y el control del territorio necesario de la República de Colombia, dentro de un tiempo razonable y bajo términos razonables, entonces el presidente podría reconsiderar la opción del canal de Nicaragua…»

El año 1902 se caracteriza por una alta actividad volcánica en el planeta. De Nueva Orleáns llega (1902.05.14-Mi.) un cablegrama anunciando que un violento terremoto había sacudido las playas del lago Managua, adyacente al Nicaragua y que el volcán nicaragüense Momotombo había hecho erupción destruyendo muelles del pueblo del mismo nombre, y el Terminal del Ferrocarril que conduce del lago a Corinto, en el Pacífico. Seis días más tarde (1902.05.20-Ma.) el Pelée hace erupción por segunda vez, borrando lo que quedaba de St. Pierre, y en la isla Saint Vincent, al sur de Martinica, otro volcán entra en actividad.

Para aclarar estos hechos, y a pedido de los EE.UU., el ministro de Nicaragua, Luis Correa, envía un cable del presidente José Santos Zelaya en el que dice:

«…LAS NOTICIAS PUBLICADAS A CERCA DE ERUPCIONES RECIENTES DE VOLCANES Y TERREMOTOS EN NICARAGUA SON COMPLETAMENTE FALSAS…»

En carta aparte el ministro Correa explica que en Nicaragua no se había tenido episodios de erupciones volcánicas dese 1835, cuando el Conseguina lanzó emisiones de gas y cenizas pero sin lava. No siendo posible determinar que el cable aportado por Correa realmente fuera originado por el presidente Santos Zelaya, lo que sí es cierto es que el Momotombo había hecho erupción.

Philippe-Jean Bunau-Varilla notifica inmediatamente a todos los senadores que en Nicaragua podían ocurrir desastrosas erupciones volcánicas. Sabía que el gobierno nicaragüense había sacado un tiraje de sellos de correos mostrando el imponente Momotombo en plena erupción con lava. El ágil francés compra una buena cantidad de estos sellos, del distribuidor en New York, y los coloca en las casillas de los senadores con la nota: «…Testimonio oficial de actividad volcánica en Nicaragua…», durante las sesiones de discusión de la Enmienda de Spooner, en las que el senador Mark Hanna, que no había olvidado una promesa de los franceses de $250.000 para la campaña del Partido Republicano, se irgue blandiendo una de las estampillas, inquiriendo a sus colegas si serían tan ilusos de construir un canal a la sombra de ese volcán.

Con 42 votos a favor y 34 en contra, la Enmienda de Spooner es aceptada (1902.06.19-Lu.) El senador John Tyler Morgan introduce un recurso sustitutorio para autorizar la selección de la ruta pore Nicaragua, que es derrotado por 41 contra 23 votos. El Decreto de Spooner es aprobado con 67 votos a favor y 6 en contra. No quedando la Cámara satisfecha con el Decreto Spooner, se convoca una asamblea (1902.06.25-Mi.) que aconseja a la Cámara ratificar el decreto. Así lo hace ésta aprobándolo por 260 votos a favor y 8 en contra. El presidente Roosevelt firma el decreto (1902.06.30-Lu.), que pasa a ser La Ley Spooner, y el siguiente paso los EE. UU. es el de buscar un acuerdo definitivo con la República de Colombia.

Volcán Momotombo. 1297 msnm.
Estampilla nicaragüense con el Momotombo, editada en 1900.

Comentario.

Para la muestra un botón. Independientemente de la polémica creada sobre la erupción del Momotombo, la imagen que se presenta en la famosa estampilla nicaragüense de un (1) centavo, es la de ese volcán. De eso no queda duda con sólo comparar el perfil y hasta la forma de la nube de gases, además de la típica ubicación del alias «…gran cumbre hirviente…». Es precisamente el mensaje de la estampilla, y no las dudosas comunicaciones del gobierno de Nicaragua, lo que origina el aún más famoso revuelco sobre la decisión por el canal a través del Istmo de Panamá.


El que mucho abarca, poco aprieta.


Con la insólita estrategia persiguiendo el dinero fácil, el socio beneficiario compromete su credibilidad y capacidad en el manejo del proyecto, y optando por un inoportuno reajuste de condiciones, fenece el diálogo y el entendimiento entre las partes.


1902.02.26-Mi. Colombia nombra un nuevo embajador en Washington.


En reemplazo de Martínez Silva, movido de su cargo intempestivamente por el presidente colombiano José Manuel Marroquín, se nombra como embajador a su rival político, el conservador José Vicente Concha que se desempeñaba como ministro de guerra del gobierno de Marroquín, y quien llega a Nueva York ya entrado el nuevo año (1902.02.26-Mi.), pero no habiendo por el momento ninguna propuesta o negocio pendiente, entre EE.UU. y Colombia, Concha evade la ejecución de sus credenciales en Washington, con la excusa de estar en espera de instrucciones de Bogotá.

Simultáneamente en París, el Gobierno de Colombia se pronuncia a través de su cónsul (1902.02.28-Vi.), en el sentido de que no está dispuesta a dejar transferir el título de la Compañía del Canal. Detrás de esto está la pretensión de los colombianos de cobrar a la compañía francesa de 50 a 60 millones de francos por dar su visto bueno, o en su lugar anular la prórroga hasta 1910, temiendo que fallaran los anteriores planes de esperar hasta ese año para expropiar los bienes de la compañía.

Enterado William Nelson Cromwell, el hábil y versátil abogado asesor de la Compagnie Nouvelle, de la controvertida pronunciación de París, y de la presencia en Nueva York del nuevo embajador Concha, luego de intentar en vano de que éste tome las riendas de las negociaciones sin más tardanza, decide viajar a la ciudad de la manzana para convencerlo de que si Colombia no neutraliza los efectos devastadores de aquella pronunciación en la ciudad de las luces, los EE.UU. se definirían por el proyecto de Nicaragua.

Ante esta situación, Concha consiente (1902.03.07-Vi.) en expedir un comunicado aclarando que la notificación de París (1902.02.28-Vi.) no implicaba oposición a la transferencia del título, siempre y cuando Colombia y los EE.UU. llegaran a un acuerdo satisfactorio en cuanto a sus derechos sobre el canal, y finalmente presenta (1902.03.08-Sá.) credenciales. Seguidamente, Cromwell se dedica día y noche a redactar junto con Concha, un tratado basado en un borrador que Martínez Silva había preparado.

Al momento de expedir su comunicado (1902.03.07-Vi.), la mejor propuesta de Concha es de $7.500.000 en efectivo, anualidades de $600.000 después de 15 años de concluidas las obras, la limitación de la autoridad de EE.UU. sobre la zona y que el contrato fuera a término fijo. Esto en contraste con las instrucciones que Concha había traído de Bogotá, de exigir $10.000.000 a $20.000.000 en efectivo y anualidades de $1.000.000.

Colombia queriendo asaltar al Tío Sam, exigiéndole escandalosa suma por derechos en el Istmo de Panamá.
Esta caricatura publicada en el Harper's Weekly (1903.11.21-Sá.), no pasa de ser nada más que una cándida broma sobre el pánico que ya se siente venir, a razón del vaticinio emitido por Concha. Sin saberlo, Marroquín y su gente están anudando la soga a su propio pescuezo.

Después de negociaciones posteriores, se conviene que la remuneración pecuniaria anual fuera decidida por el Tribunal de Paz de la Haya, y que el término del contrato fuera por cien años prorrogables. Pronto está listo (1902.03.29-Sá.) el borrador que luego se llamaría el Tratado Hay-Concha, presentado para su evaluación por Concha, quien en comunicado (1902.04.01-Ma.) confidencial para el Ministro de Relaciones Exteriores, escribe las siguientes palabras que vaticinan desastrosas lesiones a la soberanía colombiana:

«…Lo primero que viene a la mente a este respecto, y en especial por la situación política actual del Istmo, es el peligro inminente de que se produzca un movimiento de secesión en aquella región de la República, ya espontáneamente, ya por sugestiones indirectas de intereses extranjeros, lo cual sería para la República fuente de males incalculables.

Cerradas las puertas del territorio nacional en son de hostilidades a los Estados Unidos, éstos en retaliación denunciarían, como ya la prensa lo ha propuesto, el tratado de 1846 y una vez rotos los compromisos de ese pacto, mirarían impasibles los sucesos que se desarrollasen en Panamá, para ocupar luego el territorio en la primera interrupción del servicio del ferrocarril o para acoger cualquier tendencia en el camino separatista, por donde se llegaría a una lesión de la soberanía colombiana de muchas mayores consecuencias que cualquier limitación a que se sujete la república en el uso de una determinada zona de su territorio…»

Después de la negociación de algunas enmiendas, el Secretario de Estado John M. Hay notifica al Embajador Concha (1902.04.23-Mi.) estar listo para firmar el tratado, tan pronto como el Congreso autorizara al presidente finalizar el acuerdo, y el Departamento de Justicia concluyera la investigación del título de la compañía del canal. No obstante el Tratado Hay-Concha viene a contribuir a la aprobación de la Ley Spooner, éste es visto con recelo por varios senadores que demandan enmiendas adicionales, relativas a la capacidad de EE.UU. de mantener cortes judiciales en la zona además de una fuerza policial, así como el control del tendido de tuberías, alcantarillas y aguas negras. Igualmente exigen que la cláusula referente a la expropiación de la compañía del canal fuese retirada, y un control absoluto a perpetuidad, en lugar de un arriendo sobre la zona.

Enmiendas adicionales del Congreso de EE.UU., son enviadas (1902.07.28-Lu.) por el Secretario Hay al Embajador a Concha, quien a su turno las comunica al Gobierno de Colombia, urgiendo a éste que las rechace. Sin embargo, contrario a lo esperado por Concha, el Presidente Marroquín le ordena (1902.08.09-Sá.) que acepte la propuesta, pero exigiendo un pago en efectivo de $10.000.000 y $600.000 anuales, a 14 años. Cuatro (4) días después Concha recibe un comunicado similar del Ministro de Relaciones Exteriores, confirmándole que las negociaciones no se pueden interrumpir, pero que el tratado debe ser aprobado por el Congreso, poniendo Colombia como condición ineludible la recuperación del valor nominal de las 50.000 acciones que posee en la compañía del canal.

Comentario.

La estrategia adoptada por Colombia, si es que tiene alguna, es confusa y autodestructiva. Estamos presenciando una insólita campaña por el billete fácil, por parte del gobierno colombiano, eclipsando cualquier interés que hubiera podido tener para la construcción de un canal en beneficio no sólo de la nación, sino del mundo entero. Todo indica que desde el primerísimo día en que Colombia detecta la rivalidad que se origina entre las potencias, para responsabilizarse, y claro está beneficiarse del megaproyecto, lo único que ha saltado a la vista es su constante interés en poner trabas, y recaudar insólitas sumas de dinero por los derechos, la parte menos constructiva del proyecto, que encima de todo van incrementando a medida que las dificultades técnicas y financieras van requiriendo mayores recursos. Complicándosele la situación al socio escogido, los franceses, en vez de colaborarles a pasarle la responsabilidad, bajo términos admisibles claro está, a los interesadísimos norteamericanos, lo que Bogotá ha hecho es hacerles el canje imposible, no sólo perjudicando el proyecto en sí, sino haciendo negocio explotando al máximo tanto al paciente que agoniza, como al médico que trata de socorrerlo.

José Vicente Concha
Ferreira.
En septiembre de 1902, el Encargado de Negocios de EE.UU. en Bogotá, Charles Burdett Hart, recibe una visita de Carlos Liévano, representando al Partido Revolucionario Liberal, solicitándole la intervención de la potencia del Norte para terminar la guerra, a favor de los liberales. Uno de sus argumentos es que si este auxilio sucedía, el país, en su mayoría liberal, estaría dispuesto a seguir negociando el tratado del canal, a lo que Hart se muestra a favorecer, tanto más cuando los liberales habían vencido a las tropas de Marroquín en prácticamente todo el territorio nacional excepto en Panamá, donde la victoria de aproximadamente 7.000 hombres del ejército liberal, contra 3.000 del ejército gubernamental, sólo era cuestión de tiempo. Sin embargo, a los tres (3) días ya la revolución había terminado, a lo que se suma que el hijo de Marroquín, Lorenzo Marroquín, en compañía de Arístides Fernández, ya habían negociado un pacto de intervención de EE.UU. para acabar la guerra en nombre del partido conservador en el poder, comprometiéndose a que el gobierno llegaría a un acuerdo satisfactorio para aquella potencia.

El Embajador José Vicente Concha, ajeno a una intervención estadounidense, había informado a Bogotá que, a razón de que los EE.UU. enviaron marines a Panamá, el Tratado Mallarino-Bidlack (1846.12.12-Sá.) había sido violado, no sólo por el hecho de desarmar a las tropas revolucionarias, sino que también por impedir el traslado y la circulación de las tropas oficialistas. Además interpretaba este acto, como una clara indicación de una probable anexión de Panamá a los EE.UU. La respuesta del Presidente José Manuel Marroquín no demora en llegarle en un cable (1902.09.25-Ju.), ordenándole no tratar el .asunto de la ocupación estadounidense.

Ante esta situación conflictiva para el Embajador Concha, éste considera imposible continuar en su cargo, y tras un copioso intercambio de comunicados con el gobierno en Bogotá, el 3 de octubre escribe: «…Renuncio por cuarta vez, a la legación. Díganle al secretario que se haga cargo…», y cuatro (4) días más tarde recibe la respuesta: «…Su renuncia es antipatriótica e inadmisible…»

Concha trata de retomar las negociaciones y centrarse en el asunto de la soberanía. Sin embargo, tras algunos intercambios de opiniones al respecto con el Secretario de Estado John Milton Hay, y habiendo enviado sus enmiendas al tratado y obtenido una revisión en la que los EE.UU. insisten en mantener privilegios judiciales y militares sobre el Istmo, empieza a sentir aversión hacia todos los negociadores estadounidenses, y esto, adicionado a su disgusto con el Gobierno en Bogotá, y la convicción que profesa de no negociar mientras continuara la ocupación del Istmo por EE. UU., lo conduce a renunciar irrevocablemente el 28 de noviembre de 1902.

Tras su renuncia Concha sufre un colapso físico y emocional, y tiene que ser embarcado en New York en un vapor de regreso a Colombia constreñido en una camisa de fuerza.

Comentario.

No era para menos. Con los norteamericanos exasperados de ambición por un canal en el Istmo, exigiendo hasta lo imposible y encima de todo invaden a Colombia, por un lado, y por el otro los partidos políticos colombianos que han mantenido una sangrienta guerra fratricida en su patria, y cada uno a su turno atolondradamente solicitan a los norteamericanos que los invadan para asistirlos en sus respectivas contiendas, y encima de esto el Gobierno en Bogotá exigiéndole que ignore la violación norteamericana y se concentre en la recaudación de las inauditas sumas de dinero para permitir la reapertura del megaproyecto del canal, al bogotano José Vicente Concha Ferreira [35], que apenas completa nueve (9) meses en su oficio como Embajador, por fortuna le da un patatús antes de pegarse un tiro, por la tremenda frustración e ira que lo embarga. Concha se convertirá en el 32º Presidente de la República de Colombia [1914.08.07-1918.08.07].


1902.11.21-Vi. Tratado de paz del USS Wisconsin.



En verdad son varios los tratados de paz que se relevan, siendo uno de los primeros el que se firma en la hacienda Neerlandia ubicada en la zona bananera del Magdalena, cerca de Ciénaga (1902.10.24-Vi.), si bien los combates duran hasta agosto de 1902, como quedó reseñado.


El tratado de paz definitivo se firma en este día a bordo del acorazado estadounidense USS Wisconsin, fondeado en la bahía de Panamá, dándose término a la Guerra de los Mil Días. El General Lucas Caballero Barrera firma en calidad de jefe del Estado Mayor del Ejército Unido del Cauca y Panamá, junto con el coronel Eusebio A. Morales, secretario de Hacienda de la Dirección de guerra del Cauca y Panamá, en representación del General Benjamín Herrera y del partido Liberal; y por el General Víctor Manuel Salazar, gobernador del Istmo, y el General Alfredo Vázquez Cobo, jefe de Estado Mayor del ejército conservador en la Costa Atlántica, el Pacífico y Panamá, en representación del Gobierno.

USS Wisconsin (BB-9).

Comentario.

Dada la lejanía del Istmo de Panamá respecto al resto de Colombia, y a que las escasas líneas del telégrafo se encuentran interrumpidas en varios de sus tramos, las comunicaciones quedan en manos de estafetas y comerciantes trashumantes, razones por las cuales la noticia del fin de la guerra llega tarde al resto del país.

Los telegramas de la Dirección liberal que informan del hecho a las guarniciones conservadoras, y ordenan la rendición de las fuerzas aún combatientes, así como los avisos pegados por el gobierno en las plazas de los pueblos, llegan los unos y se aplican los otros de manera irregular, por lo que el Tratado de paz del USS Wisconsin, con el que oficialmente se pone fin a la guerra, no logra concluir de un tajo con ella. Entre los hechos violentos que continúan acaeciendo en el país, está la ejecución (1903.05 15-Vi.) en la  Plaza de Francia de la ciudad de Panamá, del líder indígena y general revolucionario colombiano nacido en Panamá, Victoriano Lorenzo, sometido a Consejo de Guerra por orden del general Pedro Sicard Briceño, comandante militar de Panamá y Bolívar. Este drástico hecho es considerado como uno de los detonantes de la posterior separación del departamento de Panamá (1903.11.03-Ma.).


El cese absoluto de hostilidades en el país, ocurrirá dentro de seis (6) meses largos (1903.06.01-Lu.).

Fusilamiento de Victoriano Lorenzo, 1903.05.15-Vi.

1902.12.11-Ju Marroquín nombra nuevo Encargado de Negocios en Washington.


En esta fecha, una semana después del colapso de José Vicente Concha Ferreira, el presidente Marroquín nombra como Encargado de Negocios, y su sucesor, a Tomás Herrán que se desempeñaba como Secretario General de la Legación en Washington. Herrán es educado en los EE.UU. y habla un inglés fluido. Su misión inmediata es seguir presionando para conseguir el pago de los $10.000.000 como indemnización y la anualidad de $600.000, o la mejor ventaja que pudiera negociar, y ordena a Herrán firmar el tratado dejando constancia de que EE.UU. no estaba dispuesto a aumentar la oferta, y estipulando que el tratado debe ser ratificado por el congreso de Colombia.

La contraparte norteamericana, con Hay y los senadores Hanna y Spooner, mantienen una serie de agotadoras conferencias con Herrán, y antes de terminar el año le presentan las siguientes alternativas:

-- Indemnización de $7.000.000 con anualidades de $100.000 a los catorce años.
-- Indemnización de $10.000.000 con anualidades de $10.000 a los catorce años.

Herrán envía las ofertas al gobierno colombiano, pero éste se muestra reacio a su aceptación y dilata la respuesta, por lo que en comunicados con el Ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Paúl, Herrán expresa su preocupación por los sentimientos separatistas de Panamá, aun viendo la posibilidad de remediarlos en caso de conseguir un tratado adecuado. Además manifiesta su temor de que el impetuoso Presidente Roosevelt, al observar la resistencia de Colombia a aceptar estos términos, pudiera apropiarse de Panamá, teniendo como justificación el carácter de Servicio Universal de Interés Público del canal.

A vísperas de Año Nuevo (1902.12.31-Mi.), contestando a una cordial invitación del Secretario Hay, Tomás Herrán aboga por la indemnización de $10.000.000 y proponiendo, ante la gran diferencia pecuniaria entre lo propuesto por EE.UU. y lo requerido por el Gobierno de Colombia, diferir la negociación de la anualidad hasta un contrato posterior, teniendo en cuenta que habría varios años de por medio, hasta cuando el pago se empezara a ejecutar.

Empezando el nuevo año (1903.01.03-Sá.), el Secretario de Estado John Milton Hay, accede a la propuesta del Encargado de Negocios Tomás Herrán, planteándole firmar el tratado estipulando la indemnización de $10.000.000, ampliando la anualidad a $100.000, y dejando la puerta abierta para negociaciones posteriores sobre ésta, una vez el canal estuviera terminado, si las circunstancias justificaran el aumento de dicha renta.

Sin embargo, un hecho ensombrece el panorama este mismo día: el Encargado de Negocios de EE.UU. en Bogotá, Charles Burdett Hart, notifica a su gobierno que Colombia planea reclamar una indemnización adicional por parte de la Compagnie Nouvelle, antes de firmar el tratado. Como resultado, Herrán es informado por la contraparte norteamericana que las negociaciones deberían cerrarse antes del 4 de marzo y que el Presidente Theodore Roosevelt, aunque favorecía claramente la ruta de Panamá, podría reconsiderar la ruta de Nicaragua de no llegarse a un pronto acuerdo con Colombia.

Trece (13) días más tarde (1903.01.16-Vi.), Herrán recibe un cablegrama del Presidente Marroquín de fecha (1903.01.10-Sá.), con lo definido como Instrucción final, expresándole que entendía que las enmiendas dejadas por José Vicente Concha, habían sido aceptadas por los Estados Unidos, por lo que le solicita negociar mayores incrementos monetarios y una disminución en el término de la ejecución de la anualidad. También lo insta a que si viera imposible negociar mayores beneficios y que si por el tiempo el negocio se pudiera arruinar, firme de todas maneras el tratado.

Pasados seis (6) días (1903.01.22-Ju.), Tomás Herrán aclara a su gobierno que las enmiendas que Concha enviara al Secretario Hay, ni siquiera tienen fecha de recibo, por lo que las negociaciones habían sido suspendidas; añade que en conferencia con el Presidente Roosevelt, le manifestó que firmaría el tratado de ser necesario, pero que dejaría constancia de su desacuerdo en el valor estipulado por concepto de anualidad. Este mismo día el Secretario de Estado John Milton Hay, envía al Encargado de Negocios Tomás Herrán un ultimátum informándole que habiendo expirado el tiempo razonable contemplado por el estatuto Spooner, el Presidente Roosevelt ha aprobado incrementar la anualidad a $250.000 a los 9 años, así que no queda autorizado para considerar o discutir ningún cambio adicional.


1903.01.22-Ju. Tratado Herrán-Hay.


Al anochecer de este mismo día, en la residencia del Secretario de Estado John Milton Hay, en Lafayette Square, en Washington, se firma el Tratado Herrán-Hay entre la República de Colombia y los EE.UU., a través de sus plenipotenciarios, Dr. Tomás Herrán, ministro colombiano, y John Milton Hay, Secretario de Estado, con el objeto de la construcción de un canal interoceánico por el Istmo de Panamá. Fuera de los signatarios, el único presente es William Nelson Cromwell, quien muy satisfecho por tan importante suceso, guarda la pluma con que se firma, como recuerdo de la meta lograda.

El tratado está dividido en 28 artículos sin supra divisiones, gozando de un anexo previo y unilateral compuesto por 8 artículos. La introducción contextualiza a las partes contratantes en tiempo y espacio, dejando claro el propósito fundamental del artículo: asegurar la construcción de un canal para navíos, que ponga en comunicación a los océanos Atlántico y Pacífico. En tal sentido, el tratado se define a sí mismo como bilateral, vinculante y de firma soberana al darse entre entes plenipotenciarios debidamente acreditados.

Los artículos del 1 al 5 establecen la cesión de obligaciones por parte del Gobierno colombiano a una empresa ad hoc, la cual deberá adquirir por pago lícito la concesión de construcción, respetando las acciones públicas previamente adquiridas. Se realiza una cesión extraordinaria por un siglo de los derechos de explotación exclusivamente del canal a Estados Unidos, país que se responsabiliza del mantenimiento y administración y se reserva el derecho de ampliar o construir, así como de prorrogar la concesión unilateralmente por tiempo homólogo al originalmente pactado. El tratado establece que Estados Unidos deberá apegarse al respeto de la soberanía colombiana. Dicho articulado da un contexto jurídico bajo el cual ambas partes convienen.

Con los artículos 6 al 12 se establecen las condiciones locales que se garantizan en función del correcto transcurso de la concesión. El Gobierno colombiano se despoja de soberanía territorial al aceptar la abstención del arrendamiento a terceros de puntos geográficos claves que pudiesen entorpecer la explotación del canal, así como permite la explotación local de recursos naturales de manera irrestricta por el costo de beneficio gratuito por los naturales colombianos, y la obligación estadounidense a resarcir los daños causados por las obras relacionadas al canal. El Gobierno colombiano se compromete a no obstaculizar el tránsito y establecimiento de extranjeros que ingresaren al país como parte del equipo relacionado al canal.

Los artículos 13 al 19 establecen las condiciones comerciales entre ambas partes. Se permite la importación estadounidense libre de pagos de aduana, siempre y cuando sea de artículos de consumo aledaño al canal. Además, Colombia permite a Estados Unidos dar protección a todas las vías comerciales relacionadas con el canal, valiéndose de los medios lícitos necesarios. El despojo de soberanía incluye el establecimiento de tribunales estadounidenses para dirimir conflictos en la zona, así como la conformación de un tribunal mixto que juzgase casos civiles y homólogos. Se deja abierta la posibilidad de la creación de leyes en función de las necesidades de la zona. Se vindica el derecho de expropiación de bienes por causa del interés público o consecuencia de indemnización inapelable. Además, se permite a Estados Unidos utilizar todas las terminales portuarias colombianas para la protección y desembarco de sus buques con propósito de beneficiar o beneficiarse del canal. La responsabilidad de coacción en aras del cumplimiento del tratado descansa en su totalidad sobre Estados Unidos.

Comentario.

Un mes después, muy afectado por el rechazo del tratado por parte del Congreso colombiano, y a razón de los constantes agravios de los que es objeto, provenientes de su gobierno, Tomás Herrán tiene peor suerte que su antecesor José Vicente Concha y cae en un estado de severa depresión. Cuando abandona Washington hacia New York, con su familia, sufre además de una condición física preocupante, y recluido en Loomis Sanitarium, Liberty, New York, muere el 30 de agosto de 1904.

Aprovechamos para dejar registrado en las páginas de la Historia de Colombia, que de haberse ratificado y respetado el Tratado Herrán-Hay, el Dr. Tomás Herrán se hubiera convertido en un héroe, no sólo por lograr que la República de Colombia lograra conservar íntegro su territorio nacional incluyendo el departamento de Panamá, sino porque también hubiese sido uno de los artífices del tan codiciado canal por el Istmo, asegurándole a su patria preeminencias valiosísimas junto con a la postre cuantiosas entradas pecuniarias.

Los negociadores Tomás Herrán y John Milton Hay. 1903

1903.06.01-Lu. Cese absoluto de hostilidades en Colombia.


En esta fecha, el Gobierno de Colombia declara el cese absoluto de hostilidades en el país, proclamando que el orden público queda restablecido. Terminada la guerra Colombia queda totalmente devastada en todos los aspectos: sigue una gran crisis económica que se agrava con la separación de Panamá (1903.11.03-Ma.), la deuda externa e interna, y los gastos militares en los que incurre el gobierno. El país queda empobrecido con sus industrias y vías de comunicación destruidas.

Además, a causa de la derrota de los nacionalistas se firma la Ley 33 de 1903 que establece el patrón oro para controlar la emisión monetaria recogiendo el circulante que había sido emitido durante la Regeneración. Se prohíbe cualquier nueva impresión de moneda fiduciaria y suspende las emisiones de papel moneda como recurso fiscal mediante el Decreto 217 de febrero de 1903.

Comentarios.

Durante la guerra, que dura tres (3) años, un (1) mes y cuatro (4) días, o sea un total de mil ciento catorce (1114) días, fueron movilizados unos 75 000 hombres en total en ambos bandos, dejando unas 300.000 bajas como máximo, que como se entiende incluye gran número de ciudadanos. Al país le cuesta proteger el delicado equilibrio de paz durante unos cuarenta y cinco (45) años posteriores, hasta que la violencia bipartidista provoca que las tensiones se salgan de control hasta 1958, cuando el Frente Nacional acaba con las zozobras, dando paso después al conflicto armado de la segunda mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI.

Bogotá es a la sazón una ciudad prácticamente aislada del resto del mundo. En todo el país no hay más de 700 km. de tendido ferroviario y para llegar a la capital desde Buenaventura o Barranquilla se requieren hasta dos (2) semanas de azarosa travesía.

Con el objeto de financiar la guerra, el gobierno colombiano había solicitado múltiples préstamos a países extranjeros y se encuentra en la ruina. La única esperanza ha sido que el canal se construya por la ruta panameña, y que el comercio y la bonanza que la empresa genere, provea al país con fondos suficientes para subsanar el déficit fiscal. Sin embargo al iniciar negociaciones, Colombia no estaba preparada para tratar con Washington ni para atajar el inexorable cabildeo de los personajes de Wall Street.

Teniéndose un presidente como José Manuel Marroquín Ricaurte [1900.07.31-1904.08.07], visto como un déspota inflexible desde las tribunas del exterior, las cosas no pueden resultar nada prometedoras para Colombia. Por consiguiente, las conversaciones entre Washington y Bogotá se han mantenido rodeadas por un ambiente tenso y poco fiable. En las postrimerías de las negociaciones, Roosevelt, persona de discurso poco discreto, se refiere a Marroquín como el «…pitecántropo…» e incluso llega a ultrajar a los colombianos tratándolos de «…criaturillas despreciables…», entre otras injurias.

Cerradas las puertas del territorio nacional en son de hostilidades a los Estados Unidos, éstos en retaliación denunciarían, como ya la prensa lo ha propuesto, el tratado de 1846 y una vez rotos los compromisos de ese pacto, mirarían impasibles los sucesos que se desarrollasen en Panamá, para ocupar luego el territorio en la primera interrupción del servicio del ferrocarril o para acoger cualquier tendencia en el camino separatista, por donde se llegaría a una lesión de la soberanía colombiana, de muchas mayores consecuencias que cualquier limitación a que se sujetara la república.


1903.08.05-Mi. Rechazo del Tratado Herrán-Hay.


A las 10 de la mañana, el nuevo embajador de Estados Unidos en Colombia, el señor Arthur Matthias Beaupré, da parte a su gobierno del rechazo al tratado, informando al Secretario Hay de las objeciones que el Congreso colombiano ha presentado, que se resumen en los nueve (9) puntos que siguen:

Primero- En el preámbulo las referencias a la ley de Spooner deberán ser suprimidas.

Segundo- En el artículo 1 se introducirá la condición de que la Panamá Railroad y la Compañía del Canal, serán obligadas de antemano a realizar acuerdos con el gobierno colombiano, en los que serán establecidas las condiciones bajo las cuales ese gobierno dará el consentimiento necesario para permitir a estas compañías transferir sus derechos a los Estados Unidos.

Se hará explícito que Colombia recuperará la propiedad de todas las concesiones de tierra que estén actualmente en la posesión de dichas compañías, sin la excepción de ninguna de tales tierras, con el fin de que las ciudades de Panamá y de Colón puedan quedar excluidas efectiva y totalmente de la zona que es tema de la concesión.

Tercero- Las cláusulas de los artículos 2 y 3 serán modificadas de tal manera que expresen claramente que Colombia concede a Estados Unidos solamente derecho al uso de la zona y parte del territorio adyacente.

Debe expresarse con precisión que los derechos concedidos a los Estados Unidos son en carácter de arrendamiento, eliminando la idea de propiedad, que establece de una manera perentoria la perpetuidad de la concesión. El límite de la zona será indicado con la mayor precisión, y las propiedades necesarias a las cuales se extiende la concesión estarán claramente determinadas, excluyendo de la concesión, de una manera inequívoca, las ciudades de Panamá y Colón; además de lo cuál será indicado que la garantía del tratado de 1846-1848 no será modificada de ninguna manera en lo absoluto, y continuará en vigencia en todo el departamento de Panamá, incluyendo la zona.

Cuarto- En el artículo 7 la concesión del derecho del usufructo gratuito de las aguas de los lagos, las lagunas, los ríos, y de todas las aguas no navegables, sean naturales o artificiales, que se puedan dedicar al abastecimiento del canal o canales auxiliares, o de que se pudiere usufructuar durante su construcción, mantenimiento, u operación, será claramente definida, para poderlos desviar de su curso, alzar o bajar en sus niveles, convertir en lagos, ampliar o estrechar en caso de necesidad, para tales propósitos. Se establecerá que este derecho sea exclusivo solamente en cuanto se refiere al usufructo de tales aguas para el abastecimiento y el mantenimiento del canal, o de los canales auxiliares, sin permitir que las concesiones vayan a impedir la utilización de tales aguas por terceros en virtud a sus legítimos derechos para cualquier propósito que no sea uno de navegación y no perturbara, estorbara, o perjudicara el empleo que los Estados Unidos pudiesen desear dar a tales aguas para los propósitos antedichos. El uso de aguas o ríos fuera de la zona del canal para el transporte de materiales, etc., no será un derecho exclusivo de los Estados Unidos, pero se les otorga el derecho de usufructuar las aguas, sin impuesto o cobro de ninguna clase, siempre y cuando el uso se relacione con el mantenimiento y las operaciones de la concesión.

La propiedad de los recursos naturales de la República que Los Estados Unidos puedan requerir para la obra será determinada con la mayor precisión posible, limitando esta concesión al departamento de Panamá, y determinando que las compensaciones a que hubiere lugar bajo el artículo 7 en todos los casos estarán conformes a lo que estipula el artículo 14.

Quinto- En el artículo 8, será corregida la incertidumbre de la cláusula bajo la cual no se cobrará arancel alguno en las ciudades de Panamá y Colón, a excepción de la mercancía destinada a ser introducida para el consumo del resto de la República.

Sexto- En el artículo 13, será suprimido todo lo referente al establecimiento de tribunales de Estados Unidos y la aplicación de las leyes de Estados Unidos dentro del territorio colombiano, ya que esto contradice el artículo 10 de la constitución, y se establecerá que los reglamentos sanitarios y de policía, que estarán vigentes en la zona deberán estar sujetos a un acuerdo entre los dos gobiernos.

Séptimo- Las indemnizaciones que la concesión menciona en el artículo 14 que reglamentan las expropiaciones que pueden llegar a efectuarse en esos casos que se mencionan en el mismo artículo, serán resueltas y pagadas por Estados Unidos, de acuerdo con la valoración en su momento.

Octavo- En el artículo 24, se introducirá una cláusula de confiscación estipulando el plazo, que, de ser excedido, y si el trabajo no hubiera sido ejecutado, todas las concesiones deberán dejar de existir y todas las propiedades y derechos de la empresa se revertirán a Colombia. El último párrafo, del artículo 25, que empieza "Pero ninguna demora", será suprimido.

Noveno- En una cláusula adicional debe indicarse el tribunal, que debe decidir sobre las diferencias que puedan presentarse entre las partes contratantes en cuanto al cumplimiento del tratado.


1903.09.02-Mi. El Tratado Herrán-Hay es abolido oficialmente.


Pasados veintisiete (27) días después del rechazo por parte del Congreso de Colombia (1903.08.05-Mi), y sin haber recibido de la contraparte ningún pronunciamiento, mucho menos sus alternativas a las enmiendas propuestas por los colombianos, el Congreso en Bogotá abole oficialmente el Tratado Herrán-Hay mediante la expedición de la correspondiente Ley.

Comentarios.

Colombia tiene sus razones de peso para no aceptar el tratado tal y cual los negociadores Herrán y Hay lo conciben en Washington (1903.01.22-Ju.). El Congreso en Bogotá aporta, como le corresponde, un listado especificando las enmiendas que encuentra indispensables para que su contenido total se acomode a los intereses nacionales, y se espera que la contraparte norteamericana, también cumpla con una evaluación de lo propuesto, y genere sus propias enmiendas. En otras palabras, las negociaciones se consideraban latentes, pero los norteamericanos optaron por quedarse callados, por razones que se conocerán luego.

Claro está que no es solamente el texto contenido en un tratado, lo que determina el éxito de una negociación. En el caso específico de un canal por el Istmo de Panamá, se jugaban intereses de carácter internacional, que también debieron tenerse en cuenta en la negociación bilateral. Para tener una idea del abarque de lo que estaba en juego, traemos a colación el concepto emitido por el Ministro de Gobierno de Panamá, Tomás Arias, en una entrevista que se le hace años después (1907). Según él las siguientes son las cuatro (4) razones principales por las que el Tratado Herrán-Hay fuera rechazado:

Primera- El influjo alemán era fuerte en Colombia, y tanto los comerciantes como los diplomáticos alemanes estaban en franca oposición a la extensión de la influencia estadounidense bajo la costa oeste de Suramérica, particularmente en la República de Colombia. Los comerciantes alemanes, viendo el derrumbamiento de la Compañía Francesa del Canal casi realizado, esperaban que la Compañía Alemana pudiera comprar los remanentes de la empresa francesa y llevar el canal a feliz término, advirtiendo lo mucho que esta etapa significaría en el camino del engrandecimiento alemán.

Segunda- Cuando el clamor popular por obtener el canal ístmico había dirimido toda obstrucción en Washington D .C., la gerencia del viejo ferrocarril transcontinental de los Estados Unidos trasladó su escenario de operaciones a Bogotá, y la influencia y dinero del ferrocarril probablemente se utilizaron para inducir a algunos de los senadores a votar contra la ratificación del tratado.

Tercera- El patriotismo de algunos de los senadores colombianos los hacía reacios a una transferencia de cualquier porción de suelo colombiano a una potencia extranjera, aún más si se tiene en cuenta que la constitución colombiana contenía una cláusula que convertía en traidor al colombiano que se involucrara en la enajenación de cualquier parte del territorio colombiano a otro país.

Cuarta- La más importante: el hecho de que la Compañía Francesa del Canal, había fallado en todo compromiso para cumplir con los términos de su contrato con el gobierno colombiano. No sólo había fallado en terminar el canal en el plazo especificado, sino que al obtener una extensión de ese plazo, no había podido mantener los términos bajo los cuales la extensión había sido asegurada. Por lo tanto el gobierno colombiano podía de forma muy apropiada buscar su expropiación, que se podría lograr siguiendo el debido proceso de ley en algo menos de diez meses.

Agréguese a éstas razones el hecho de que muchos de los senadores colombianos, en efecto adoptaron la posición de que sería legal y más conveniente declarar la expropiación de la Compañía Francesa, asumiendo de inmediato el control del canal de conformidad con la franquicia prevista. Entonces, la República de Colombia estaría en posición de vender la misma al gobierno estadounidense por cuarenta (40) millones de dólares, y dado que tenía asegurados diez (10) millones de dólares por la zona y su alquiler a perpetuidad por una considerable anualidad, la condición financiera del país podría mejorar de manera sustancial. A razón de que las finanzas de Colombia estaban en aquel momento en una condición desesperadamente agotada, la perspectiva de su rehabilitación debió tener un poderoso efecto en muchos de los senadores.

De Arias se debe sin embargo saber que en 1903 participó en las conspiraciones que condujeron a la separación de Panamá, que hasta entonces había sido un departamento de Colombia. También fue miembro de la Junta Provisional de Panamá que actuó como jefatura de estado entre noviembre de 1903 y febrero de 1904.



La traición del aliado atiza el descarrío del hermano.


Cuando los negocios colapsan, los tratados se afianzan… y aplican a beneficio propio, independientemente de la bandera que los arropa. Esta es la insólita historia del presidente prestidigitador que se posesiona en una república, y al hacer entrega del mando terminándose su gobierno, la entrega partida en dos.


1903.11.03-Ma. El departamento de Panamá proclama su separación de Colombia.


Transcurridos dos (2) meses de la abolición oficial del Tratado Herrán-Hay (1903.09.02-Mi.), y después de ciento sesenta y cuatro (164) años, dos (2) meses, y trece (13) días, de haber hecho parte de la República de Colombia, o como se llamase durante el transcurrir de todos eso años, el entonces departamento de Panamá se proclama en nación libre y soberana en esta fecha tan tardía, como en efecto lo es el alborear del siglo XX. La historia de lo acontecido con esta insólita rebeldía del departamento de Panamá es larga, complicada, interesantísima, y extremadamente drástica, para la que infelizmente no hemos tenido cabida suficiente en este estudio, habiendo podido sin embargo resumir que detrás de todo está la construcción del canal interoceánico por el Istmo, considerado como el proyecto de la más alta prioridad en el desarrollo del comercio internacional, en el que los Estados Unidos de Norteamérica ha puesto un interés desaforado, viendo en la zona más que una posibilidad comercial, una ubicación geopolítica estratégica.

En un movimiento funesto sin precedentes, el presidente Theodore Roosevelt venía implicando a los rebeldes panameños dándoles seguridades de que si ellos se rebelaban, la Marina de los EE.UU. los apoyaría en su causa por la independencia. Ya con anterioridad batallones de Marines americanos habían desembarcado en el territorio colombiano, y poderosos buques como el acorazado USS Wisconsin, y el cañonero pesado USS Nashville, en insólita aplicación de una diplomacia de cañoneros, se encontraban durante largas semanas en las aguas locales a fin de impedir una acción militar de la ya desangrada por la guerra civil, y ahora humillada Colombia.

Los rumores insistentes sobre algo que se tramaba en Panamá, habían originado que el Gobierno colombiano ordenara movilizar al Batallón Tiradores desde Barranquilla, con instrucciones secretas de neutralizar las tropas estacionadas en el Istmo y reemplazar a sus comandantes. Este batallón llega a la ciudad de Colón en las horas de la mañana de hoy martes 3 de noviembre, y una parte de éste puede desembarcar sin problema alguno, pero pronto se encuentra contratiempos con el Ferrocarril Transístmico, que apoyando a los conjurados panameños, se niega a prestarle el transporte necesario hacia la ciudad de Panamá. La estrategia montada por los norteamericanos es de destrozar las tropas colombianas sin entrar en batalla, y así es que simultáneamente el comandante del USS Nashville que se había mantenido aguas afuera de Colón, interviene acercándose a toda máquina a distancia de tiro de las embarcaciones colombianas, y maniobrando con significativa amenaza, impide el desembarco de las tropas restantes del Batallón Tiradores.

El resultado de este conjunto de movimientos y sabotaje optado por la alianza secesionista EE.UU.-Panamá, es desastroso para Colombia. Mientras que en Colón queda aprisionado el contingente colombiano, el restante que logra llegar a la ciudad de Panamá es arrestado por los integrantes de la que se creía ser una fiel guarnición colombiana, ahora tornada en traicionera por obra y desgraciada infiltración de los Estados Unidos de Norteamérica. Una pequeña escuadra naval colombiana en la bahía de Panamá, es igualmente obligada a rendirse ante el poderío de las naves de bandera estadounidense que demostrativamente surcan a sus anchas en aguas colombianas.

USS Nashville.

Comentario.

Es mucho lo que quisiéramos expresar y que nos atraganta un tanto, a razón de la enorme ira y frustración que nos embarga, no sólo ante la descarada y asquerosa conducta de los Estados Unidos de Norteamérica, sino muy especialmente ante la hipócrita y cobarde facilidad como los panameños se venden por una manotada de dólares rápidos, porque de todas formas, si hubiesen continuado fieles a Colombia, igualmente hubiesen disfrutado, a su debido tiempo, de las misma primicias con el canal.

A pesar de tenerse previo conocimiento sobre la invasión del territorio del canal por tropas estadounidenses, a razón de que tanto el partido conservador en el Gobierno, como el liberal en la oposición, imprudentemente habían solicitado a los EE.UU. su apoyo bélico para sus respectivas causas en el área, y que repetidas veces los ministros plenipotenciarios que atendían las negociaciones en Washington habían informado sobre las intenciones norteamericanas de anexionar la zona del canal, o de la alternativa de fomentar la rebelión del departamento de Panamá, nadie en Bogotá se esperaba que en el fondo se quisiera llegar a tales extremos, toda vez que la contraparte mostraba gran interés por lograr el valiosísimo convenio para la construcción y puesta en marcha del canal, además de que a razón del Tratado Mallarino-Bidlack (1846.12.12-Sá.) se había comprometido a garantizar a Colombia su soberanía en el Istmo a perpetuidad. De cómo reaccionan los ciudadanos en el país, es tema para llenar páginas enteras con pasajes de toda índole.


1903.11.04-Mi. El sublevado departamento de Panamá se proclama en República.


En las horas de la tarde en este día miércoles, un gobierno provisional constituido urgentemente, proclama insólitamente la nueva República de Panamá.

Comentario.

Aquí tenemos tema para un libro completo, pero por el contrario muy poco agrado de profundizarnos en el asunto, limitándonos a constatar el suceso en sí con sólo un par de líneas, y aprovechando para llamar la atención sobre el tremendo desfalco histórico, que por parte de los gobiernos de la nueva república de Panamá, y especialmente por sus historiadores, se pone en marcha desde estos primerísimos días, narrando una historia completamente ajena a lo acontecido en la realidad. Resumiendo podemos decir, que de creer a los panameños, su país fue una república independiente desde antes de crearse la República de Colombia en el Congreso de Angostura (1819.12.17-Vi.), y que si alguna vez hizo parte de ésta, fue por pura voluntad propia solicitando ellos mismos su ingreso. Los panameños no quieren saber nada del Virreinato del Nuevo Reino de Granada, al que Felipe V de España quiso que la provincia de nombre Panamá, ubicada en la franja de territorio continuo, perteneciera según su voluntad expresada mediante Real Cédula dada (1739.08.20-Ju.) en San Ildefonso, como quedó señalado en el Preámbulo.

Que la República de Panamá sea producto de la ambición de los EE.UU., que todo lo compran con dólares, lo desgajan a manotazos o metralla, o lo extorsionan con su diplomacia de cañoneros, eso sólo lo sabemos quienes nos negamos a amordazar la verdad pura que nos hace libres, sin necesidad de proclamas de ninguna índole para ello.

Por otra parte, el Gobierno de Colombia hace varios intentos para revertir la separación del Istmo, desde reuniones de alto nivel entre representantes de Bogotá y Panamá, ofrecimientos políticos como la aprobación del Tratado Herrán-Hay (1903.01.22-Ju.) rechazado por el Congreso colombiano (1903.08.05-Mi.), el traslado de la capital de Colombia a Panamá, así como un fracasado intento de invasión militar a través de las selvas del Darién y hasta la invocación del Tratado Mallarino-Bidlack (1846.12.12-Sá.) con el que los Estados Unidos se comprometían a garantizar la soberanía de Colombia a perpetuidad sobre el Istmo. Sin embargo la decisión para los panameños ya estaba tomada y la República de Panamá es rápidamente reconocida por las naciones latinoamericanas, los Estados Unidos y las potencias europeas.


1903.11.06-Vi. Los EE.UU. reconocen extraoficialmente la República de Panamá.


A los dos (2) ínfimos días de la insólita proclamación en república que hace el sublevado departamento de Panamá (1903.11.04-Mi.), en la misma semana, el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, por intermedio de un telegrama que el Secretario de Estado John Milton Hay envía al Cónsul estadounidense en Panamá, hace el reconocimiento de facto, extraoficialmente, de la nueva República de Panamá.

Comentario.

Para ilustrar la execrable degradación del gobierno de los Estados Unidos, en sediciosa confabulación con los rebeldes panameños, basta con mencionar la recompensa que Phillipe Bunau-Varilla recibe por su asqueroso papel como insidioso promotor de la insurrección del departamento de Panamá. A este Varilla, soldado ingeniero francés, lo vimos muy tempranamente (1889.02.04-Lu.), tener la fortuna de estar obligado a comprar USD 400.000 en acciones de la Compagnie Universalle puesta en quiebra, y con ese capital y un tanto de paciencia convertirse en el paladín de los especuladores al megaproyecto con el canal por el Istmo. La recompensa consiste en que tan rápido como un rayo, en este mismísimo día (1903.11.06-Vi.) del asqueroso reconocimiento de Panamá por los norteamericanos, recibe de la Junta de Gobierno Provisional de la República de Panamá, el nombramiento al cargo de «…Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno de los Estados Unidos con plenos poderes para negociaciones políticas y financieras…»; un chanchullo que él mismo había diseñado y solicitado como recompensa en caso de tener fortuna en su labor de coordinador secesionista. Phillipe Bunau-Varilla trabajó en las rodillas de Theodore Roosevelt, o posiblemente fuera lo contrario, pero siempre juntos y en pos del mismo repugnante fin: desgarrar la provincia de Panamá del mapa de Colombia, y hacer con ella lo que les viniese en gana para continuar con la construcción del canal interoceánico a sus anchas y condiciones.

De ahora en adelante será el francés Phillipe Bunau-Varilla quien negocie con los EE.UU. el futuro del canal, en representación de su nuevo dueño: la República de Panamá que no se retrae en emplear legionarios franceses como ministros plenipotenciarios suyos. Ya veremos lo fácil que le resultarán los negocios al Monsieur.

En cuanto al reconocimiento que los EE.UU. hacen de Panamá como república, no es nada sorpresivo porque sus nefastas maniobras para ganarse los derechos sobre el canal, las venimos viendo con claridad desde tiempo atrás, e inclusive su alternativa de anexionar el departamento entero estaba entre sus planes inmediatos. La hipocresía de esta superpotencia es enteramente abominable siendo difícil encontrar los términos apropiados para describirla, pero lo peor de todo es que el insulto que hacen a Colombia apenas está empezando.


1903.11.13-Vi. Los EE.UU. reconocen oficialmente la República de Panamá.


Pasada una (1) semana del atosigado y escandaloso reconocimiento extraoficial del departamento de Panamá, sublevado en nación independiente hace diez (10) días (1903.11.03-Ma.), los Estados Unidos de Norteamérica lo reconocen oficialmente como República de Panamá. Como era de esperarse, Francia también reconoce a la nueva república al día siguiente, y antes de que finalice noviembre ya suman una docena los países que hacen lo mismo.

Igual de escandaloso es el hecho de que la noticia de la separación sólo se conoce por primera vez en Bogotá en este día, explicándose el atraso a daños en el cable submarino que hacía posible las comunicaciones en esos días. El embajador de Colombia en Ecuador es quien hace llegar la noticia al Gobierno colombiano, que a su turno la oculta por algunos días para prevenir los disturbios que se teme puedan ocurrir en la capital.

Comentarios.

Nuevamente tenemos aquí muchos asuntos a esclarecer, siendo todos supremamente delicados, pero que gracias a la reseña cronológica de los sucesos que llevamos en nuestro estudio, hemos podido seguir detalladamente el curso de las maniobras de las cuatro (4) partes o bandos centrales, comprometidos todos en torno a un solo objetivo, que no es, como se quiere hacer conocer, la separación del departamento de Panamá, sino la propiedad del megaproyecto con la construcción del canal interoceánico por el Istmo. Las partes, cuya polarización se muestra claramente en el cuadro sinóptico que elaboramos para mostrar la configuración de los beligerantes en la Guerra de los Mil Días (1899.10.17-Ma.), son:

1) La República de Colombia, representada por su Gobierno de turno, de filiación conservadora, que en plena guerra civil, que en verdad se torna multinacional por la involucración de cinco (5) países más, ha venido negociando, como le corresponde, la construcción del canal por el Istmo.

2) El Partido liberal, a la sazón en la oposición y contrincante de los conservadores al mando de la Nación, que tiene como meta primordial asirse al gobierno, ignora las nefastas consecuencias de la guerra en relación con el proyecto del canal, y la lleva imprudentemente al departamento de Panamá, tornándose allí el conflicto en infeliz movimiento secesionista panameño.

3) Un movimiento separatista panameño, sin identificación específica y sumido a la clandestinidad, que aun apoyándose en un historial secesionista, es a la sazón carente de todo programa nacionalista mostrando tan sólo un marcado interés en tomar el negocio con el proyectado canal colombiano por el Istmo en manos propias, se vende vulgarmente a los EE.UU. para fingir un levantamiento justificado y legítimo, aprovechándose de la resaca y secuelas de la Guerra de los Mil Días.

4) Los Estados Unidos de Norteamérica, que fingiendo intervenir en el conflicto colombiano en cumplimiento de su compromiso adquirido con el Tratado Mallarino-Bidlack (1846.12.12-Sá.), se aprovecha nefastamente de la precaria situación de Colombia desangrada y arruinada por susodicha guerra, y traicioneramente influye en transformar el conflicto colombiano en Panamá en movimiento secesionista, e induciendo a los separatista a definir su independencia, logra con ello su asqueroso plan de apropiarse del megaproyecto del canal por el Istmo.

La demora en conocerse en Bogotá la noticia de la separación de Panamá, es otro asunto de elevada gravedad que ha sido delegado al cesto de la indiferencia. No hay razón ni forma para ser tan ingenuos de ir a creer en la teoría de una temporal avería del cable submarino, como ha sido explicado, porque todo indica, o mejor formulado, es obvio bajo un punto de vista táctico, aislar los acontecimientos en el lejano departamento del Istmo, y sabotear las comunicaciones al máximo, evitando cualquier reacción colombiana en defensa de su territorio, quedando sencillísimo accionar un interruptor en una central controlada por los marines gringos, protegidos a su vez por acorazados súper artillados, fondeados en las aguas adyacentes.

Así las cosas, lo único que nos queda es continuar con nuestra reseña, y anotar que también es lógico que el Gobierno colombiano proceda sin demora a enviar a Panamá una delegación diplomática, para esclarecer lo acontecido y con instrucciones y facultades especiales, tratar en lo posible de negociar si los panameños estarían dispuestos a dar marcha atrás en su separación. Las conversaciones se llevan a cabo a bordo del navío USS Mayflower, y en sus portafolios los comisionados colombianos llevan, entre otras curiosidades y señuelos, ofrecimientos políticos tan exuberantes como son la aprobación del Tratado Herrán-Hay (1903.01.22-Ju.) rechazado por el Congreso colombiano (1903.08.05-Mi.), y el traslado de la capital de Colombia a la ciudad de Panamá.

Aquí queda en su lugar señalar la mediocre calidad de arbitrio del Gobierno colombiano, la típica falta de seriedad en sus diálogos y planteamientos, la constante malicia que caracteriza sus negociaciones cuando hay dinero de por medio, y la ineludible politización y consecuente favorecimiento partidista que tiñe su procedimiento. Aquí estamos viendo que el patronato político en Bogotá sí tenía posibilidades y márgenes holgados para concluir con éxito las negociaciones del Tratado Herrán-Hay, inclusive, que también pudo haber sido más condescendiente con las compañías francesas, verdaderas pioneras que trataron hasta lo imposible para salvar el proyecto del canal, recordando que Bogotá sólo hacia foco en la posibilidad de sacar mejor tajada del negocio en sí, sin darle el merecido valor e importancia a la realización de la grande, prometedora y fructífera empresa, que como vemos, a fin de cuentas aparentemente valía más que la localización y status de la ciudad capital.

Es curioso, porque no se puede decir ingenuo, que la conferencia o negociaciones entre las partes, se hicieran a bordo de un buque de la marina norteamericana, a sabiendas de que los EE.UU. están detrás de este desastroso acontecimiento. Decimos curioso porque en Bogotá no hay político, congresista o senador, que no esté sabiendo de la infausta y vergonzosa intervención de la potencia del Norte en contra de la soberanía de Colombia en el Istmo. Ya veremos en breve que inclusive se sospecha que hayan circulado billetes verdes por los corredores de los palacios bogotanos.

USS Mayflower.

La Historia es hermosa y polifacética. Estando reseñando calamidades nos encontramos con asuntos o temas conexos, que en otras circunstancias podrían ser más gratos o mejor recibidos. Nos referimos al USS Mayflower mencionado anteriormente, al que queremos dedicarle unas pocas líneas. Se Trata de un el hermoso yate de 2.690 toneladas, construido en Escocia en 1896, para uso exclusivo del millonario Clyde Bank, buque que fuera adquirido por la marina estadounidense dos años después, y pasa a servir en el conflicto de los EE.UU. con España, participando como nave de observación en la famosísima Batalla naval de Santiago de Cuba (1898.07.03-Do.). Continúa después con la honorable misión de ser la unidad porta-bandera de la súper potencia en aguas del Atlántico y del Caribe, y una vez convertida en yate presidencial por orden de Theodore Roosevelt, se presta para ser sede y anfitriona de la triste delegación de la humillada Colombia, con la misión imposible de recuperar lo que éste le ha arrebatado. Como era de esperarse, la parte panameña en las conversaciones se mantiene insobornable, teniendo en el bolsillo mejor propuesta de su seductor del Norte.

Otra delegación a más alto nivel, en la que sobresalen los prominentes General Rafael Reyes, Pedro Nel Ospina, Jorge Holguín y Lucas Caballero, se reúne nuevamente con los panameños Constantino Arosemena y Tomás Arias, ahora acompañados por Carlos A. Mendoza, Nicanor de Obarrio y Antonio Zubieta. En esta ocasión, las deliberaciones se desarrollan a bordo del HMS Canada.

¿Por qué en un acorazado inglés a estas alturas? Por la sencilla razón de que los ingleses están en verdad muy, pero muy interesados en el desarrollo de las maniobras norteamericanas con la usurpación del megaproyecto del canal colombiano por el Istmo, y se hacen presentes en sus aguas territoriales para no perderse detalles, y a la vez aprovechar para tomarle el pulso a los colombianos, a razón de que en breve les tocará el turno de darse la libertad de intentar algo similar en otros territorios y aguas de la indefensa Colombia. Nos preguntamos si en Bogotá se le viene haciendo un seguimiento a los tratados firmados entre los ingleses y norteamericanos, y si se tiene conocimiento de las atrevidas maniobras que los primeros también se han atrevido a hacer sobre territorios centroamericanos. En cualquier forma, la decisión de mantener negociaciones cobijadas con el pabellón inglés, es otra de las inauditas imprudencias del Gobierno de Colombia. Debemos sin embargo ser ecuánimes y mencionar que los panameños no quieren saber nada de Bogotá, y se han negado a recibir en su territorio a delegaciones o autoridades colombianas, no respondiendo por sus vidas si lo intentaran.

HNS Canada.


El tratado desechado se aquilata en la cartera del socio sobornado.


Entendimiento y soluciones a posteriori, entre negociadores intrusos e ilegítimos, salvan la realización del proyecto para beneficio de una humanidad que impertérrita, acompaña el dramático asalto perpetrado.


1903.11.15-Do. El dúo Hay-Bunau Varilla refresca el desechado Tratado Herrán-Hay.


A los dos (2) días del reconocimiento oficial de la desliñada República de Panamá, por parte de los EE.UU., otrora aliado de Colombia, el Secretario de Estado John Milton Hay, envía al nuevo Ministro Plenipotenciario de Panamá, Phillipe Bunau-Varilla, un proyecto de tratado basado en el Tratado Herrán-Hay abolido por Colombia hace dos y medio (2½) meses (1903.09.02-Mi), modificando su contenido para que se amolde a las objeciones entonces presentadas por el Congreso de Colombia, de alto valor en este momento, y le solicita que lo devuelva tan pronto como fuera posible. Bunau-Varilla hace lo que puede modificándolo, y pronto redacta uno nuevo observando cuatro parámetros de peso:

1- La neutralidad del Canal de Panamá.
2- La igualdad para todas las banderas, tanto la estadounidense como las demás.
3- El pago a Panamá de los diez (10) millones de dólares, originalmente destinados a Colombia.
4- La protección de Panamá contra cualquier agresión.

Comentarios.

Esta inaudita maniobra entre el Secretario de Estado estadounidense Hay y el francés-apanamado Bunau-Varilla, estaba esperada en un círculo íntimo de sujetos afines a las negociantes en ambos bandos, y nosotros la veíamos venir a grandes zancadas, destapadas y urgentes desde el primerísimo día en que Tomás Herrán se posesiona como Encargado de Negocios de Colombia en Washington, acreditado igualmente como Ministro plenipotenciario en las negociaciones para el megaproyecto del canal (1902.12.11-Ju.).

Lo primero que salta a la vista de lo acordado entre este dúo de hipócritas que nada los detiene ahora para cocinar las bases de un nuevo tratado, es la suma de los diez (10) millones de dólares, con la que hace once (11) meses Bogotá obligaba a Herrán a presionar a los EE.UU. como indemnización, y que tanto mortificaba al equipo de mr. Hyde…perdón, mr. Hay, pero que ahora no tienen problema alguno para pagársela a Panamá, como quedó anotado en el punto 3 anterior. Pero esto es apenas un pedacito del enorme paquete chileno con el que se ha engañado a la República de Colombia.

Lo que estamos viendo aquí: la modificación del abolido Tratado Herrán-Hay para que se acomode a las objeciones presentadas por el Congreso de Colombia al rechazarlo hace tres (3) meses y diez (10) días (1903.08.05-Mi.), pero en este caso para pasárselo al gobierno del departamento de Panamá, ahora travestido en república, es el penúltimo paso de una asquerosa estratagema, minuciosamente montada y puesta en marcha desde mucho antes por el Gobierno de los EE.UU., con los panameños insurrectos previa y plenamente asesorados y financiados por el traicionero agente Phillipe Bunau-Varilla, quien también ha metido sus manos sucias por los corredores de la administración y gobierno en Bogotá.

Esto lo aclararemos detalladamente en el asiento que sigue, que trata sobre la firma del nuevo Tratado Hay-Bunau Varilla (1903.11.18-Mi.), con el que cerramos la primera parte de este estudio, resignándonos aquí a constatar que este caso, sobre la verdadera historia de la pérdida de Panamá y su canal, es tan repugnante y desvergonzado que en verdad lo más extraño e infame es que no se le haya dado en la Historia de Colombia, la atención, la condena y la divulgación que se merece como uno de los más atroces delitos e insultos villanamente propinados a nuestra querida patria.

Roosevelt y Bunau-Varilla generando el aborto colombiano de la República de Panamá.
Al ser publicada esta caricatura del Sunday Times en 1903, se le agrega el comentario de estar mostrando a Phillipe Bunau-Varilla, como el verdadero hombre tras la emancipación de Panamá y el primer beneficiario de la transacción del traspaso de la Compañía Francesa del Canal a manos de EE.UU., lo que es una generosa interpretación de lo acontecido, siendo la nota agregada por nosotros la verdadera explicación de lo villanamente adelantado por los dos sujetos acertadamente caricaturados: Bunau-Varilla con el stock de acciones de la Cía. Francesa del Canal bajo el brazo, vendido a los EE.UU. por USD 10 millones, y acelerando con la lámpara de la intriga la empolladura –en este caso el aborto-- de la república de Panamá, que se entrega en pleno con su canal y nuevo ministro plenipotenciario francés-apanamado, al presidente Roosevelt armado con canana de proyectiles y pistola al cinto, y una pala para continuar abriendo la zanja interoceánica.


1903.11.18-Mi. Tratado Hay-Bunau Varilla.


Firmado en Washington entre los EE.UU. y la nueva República de Panamá, por el que el primero adquiere la tutela sobre este último, permitiéndosele tomar una franja de 10 millas de ancho a lo largo de todo el proyectado Canal interoceánico, recibiendo ésta el sofisticado nombre de Zona del Canal de Panamá. Firman el tratado el Secretario de Estado John Milton Hay, y el ciudadano francés Phillipe Bunau-Varilla, recientemente (1903.11.06-Vi.) acreditado como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno de los Estados Unidos con plenos poderes para negociaciones políticas y financieras por la Junta de Gobierno Provisional de la República de Panamá.

Comentario.

En esta forma, vulgar, indigna y felona, se hace realidad el sueño de los EE.UU. y su presidente de turno Theodore Roosevelt, quién no necesita esforzarse demasiado para promover, financiar y defender la separación del departamento de Panamá de la República de Colombia, aprovechándose de la ingobernabilidad en que se encuentra ésta por la Guerra de los Mil Días, y aplicando descaradamente su conocida “diplomacia de cañonero”.

Sólo han pasado quince (15) días de haberse separado de Colombia el departamento de Panamá, y sin haber consultado con el gobierno en Bogotá, o expresado la más mínima palabra al respecto, los Estados Unidos de Norteamérica, no solo se han hecho con todos los derechos para la construcción y explotación del canal por el Istmo de propiedad, gobierno y exclusividad de Colombia, sino que son los promotores y verdugos de este horripilante desmembramiento al vivo de nuestra patria, arrancándole sin más ni menos su brazo territorial que la une con el hemisferio Norte, que durante ciento sesenta y cuatro (164) años, dos (2) meses y veintiocho (28) días, ha formado parte integral e indivisible de su ente territorial, como nación más antigua, más noble y más genuina que éstos, sus verdugos y asaltantes.

El Gobierno de los EE.UU., con su impetuoso Presidente Roosevelt a la cabeza, nunca tuvo la menor intención de negociar con el Gobierno de Colombia tratado alguno para la construcción del canal transoceánico por el Istmo de Panamá. De esto tuvimos la primera señal tan temprano cono fue el caso del fallido Tratado Arosemena-Sánchez-Hurlbut (1870.01.26-Mi.). Tuvo sí el propósito, como en efecto aconteció, de entrar en negociaciones a este respecto con Bogotá, pero sólo con la intención de ganar tiempo tanto para preparar su propio terreno, como para precisar los detalles de la forma más apropiada de implementar su abominable coartada que hemos seguido puntualmente, y que ahora resumimos con vehemencia y sensatez.

El primer achique de Colombia en el Caribe.


1905.04.19-Mi. Tratado Altamirano-Harrison.


Mediante el “Tratado Altamirano-Harrison de esta fecha, Gran Bretaña reconoce la soberanía absoluta de Nicaragua sobre la costa de Mosquitos, lo que significaba abolir la “Reserva Mosquitia, a cambio de garantizar a los nativos exención de impuestos y del servicio militar y respetar que los indios vivan en sus aldeas según sus propias costumbres.

Comentario.

Esto ya venía en camino desde el Tratado de Managua (1860.01.28-Sa.). Ahora sólo queda constatar que durante largos años se ha venido registrando una marcada actividad respecto al destino de la Mosquitia, en la que han estado involucradas Guatemala, Gran Bretaña y Nicaragua, mientras que Colombia, o como se llame, no ha hecho otra cosa fuera de rezongar a papelazos. En principio tenemos que desde (1841.08.12-Ju.), durante un total de ochenta y dos (82) años y casi diez (10) meses, contados hasta la fecha de hoy, quien en efecto ha ejercido verdadera soberanía sobre esta región costera es… ¡Inglaterra! …hasta que le viene en gana en pasársela formalmente a… ¡Nicaragua! …y supuestamente con todas las legalidades del caso no sólo contando con la voluntad del pueblo mosquito, sino velando por su seguridad y bienestar.

Aquí cabe decir que por fortuna para Colombia, a los ingleses les interesaba más aquel pedazo de tierra firme, antes que las pequeñas islas y cayos en el Caribe, sobre los que de todas maneras ponía sus pies a sus anchas. De no haber sido así, hoy día no hubiésemos tenido motivos para estar peleando por San Andrés y sus aguas, puesto que con toda seguridad hubiesen sido integrados con Jamaica, posesión inglesa desde 1655.

Ya nos preguntábamos con anterioridad si los repetidos cambios de nombre de lo que fuera el Nuevo Reino de Granada, podrían haber ocasionado el irrespeto a su soberanía sostenida mediante un simple pedazo de papel. Aunque dudáramos de que esto fuera factible, ahora empezamos a sospechar que esos cambios de identidad a la buena de Dios, a fin de cuentas también pueden resultar en desastres a la buena de Satanás.



Limosnas para la indemnización de las víctimas engañadas.


Los EE.UU. firman tratados con las repúblicas de Colombia y Nicaragua, compensándolas por daños y perjuicios, y servicios prestados respectivamente, en proyectos relatados con las alternativas de canales interoceánicos por sus territorios.


1914.04.06-Lu. Tratado Thompson-Urrutia.


Firmado en Bogotá entre los Ministros plenipotenciarios de los Estados Unidos de Norteamérica y la República de Colombia, Thadeus A. Thomson y Francisco José Urrutia, respectivamente, siendo su objetivo primordial solucionar el conflicto entre estadounidenses y colombianos, provocado por el apoyo brindado por los EE.UU. a la separación de Panamá de Colombia (1903.11.04-Mi.) y (1903.11.13-Vi.).

En virtud de este tratado, ambos países acuerdan entre otros puntos, lo siguiente:

1- El derecho de Colombia de transportar tropas, buques y materiales de guerra sin pagar peaje por el Canal de Panamá.

2- El pago a Colombia la suma de veinticinco (25) millones de dólares, en indemnización por la separación de Panamá.

3- El reconocimiento por parte de Colombia y la fijación de límites fronterizos con Panamá de conformidad con lo indicado en la Ley colombiana del 9 de junio de 1855.

4- La exoneración de todo impuesto y derecho a los productos agropecuarios y de la industria colombiana que pasen por el Canal, así como el correo.

Es presidente de los EE.UU. Woodrow Wilson [1913.03.04-1921.03.04], y de Colombia Carlos Eugenio Restrepo [1910.08.07-1914.08.07]. El tratado es ratificado siete (7) años más tarde por el Congreso de los EE.UU. (1921-abril). A raíz de dicho tratado se produce el intercambio de embajadores, Nicolás Victoria Jaén por Panamá y Guillermo Valencia por Colombia, lo que marca el inicio de relaciones diplomáticas y el reconocimiento de ambos países.

Comentarios.

¡Que se diga la verdad! Los Estados Unidos no apoyaron la separación de Panamá, sino ¡la originaron! …que es más perverso y criminal, pero claro está que esto nunca lo reconocerían, lo que no implica que Colombia tuviera ahora que ignorarlo con la misma hipocresía.

Si la República Argentina, clama y reclama con pleno fundamento y vehemencia ante la corte de justicia de las naciones libres y soberanas del mundo civilizado, sus derechos y soberanía sobre las Islas Malvinas (Falkland Islands), que le fueran arrebatadas por Inglaterra hace ciento ochenta (180) año exactos, contados entre las fechas de recapitulación [1833.01.02-2013.01.02], la República de Colombia también está en todos sus derechos para responsabilizar a los Estados Unidos de Norteamérica de la usurpación de su territorio desgarrando el departamento de Panamá hace ciento diez (110) años exactos contados entre las fechas de recapitulación [1903.11.03-2013.11.03], una medida que muy difícilmente pueda originar una reposición de lo perdido, pero que conseguiría un pronunciamiento universal sancionando el procedimiento de esa potencia, contribuyendo así a una justa reivindicación del inaudito ultraje causado a nuestra nación, que a su turno podría conducir igualmente a un reajuste de cuentas con el desprendido departamento de Panamá.

Nada de esto se ha siquiera planteado, pudiendo apenas registrarse que a esta fecha (1914.04.06-Lu.), contados diez (10) años y cinco (5) meses desde aquel triste miércoles 4 de abril de 1903, aquí tenemos al gobierno del republicano Restrepo dejándose sobornar por veinticinco (25) millones de dólares, una suma de dinero por cierto muy superior a los miserables diez (10) millones entonces exigidos por Colombia para pasarles a los gringos el contrato del canal, prefiriendo éstos utilizar esa exigencia como pretexto para fingir su desacuerdo, y optando luego por la vulgar coartada del silencio en plenas negociaciones, forzar el fenecimiento de éstas, culminando así su igualmente taimada estratagema para arrebatarle el canal a los colombianos, como ha quedado demostrado.

En este Tratado Thompson-Urrutia, no interviene Panamá, como tampoco autoriza previamente en forma alguna tales incursiones y abusos contra su soberanía, y consecuentemente no está de acuerdo con su contenido, mucho menos cuando los EE.UU. están indemnizando a Colombia en metálico a causa de su separación, o sea convirtiendo en vulgar negocio entre candilejas su presunta independencia como nación, y además se le están determinando sus límites territoriales como si se tratase de una gran estancia que cambia de propietario. Es de intuirse entonces que este tratado ponga en tela de juicio el entendimiento de pacotilla que se desvela existir entre Washington y Bogotá, a la vez que corrobora la alevosía de procedimiento del todopoderoso EE.UU. Es obvio que Panamá proteste y no reconozca los límites aquí mencionados, y pasarán diez (10) largos años más antes de ser determinados con el Tratado Victoria-Vélez (1924.08.20-Mi.), aunque a fin de cuentas resultaran las mismas fronteras fijadas por la mencionada Ley de 1855.


1914.08.05-Mi. Tratado Chamorro-Bryan.


Los EE.UU., viendo la necesidad de bloquear todo intento de construcción de un canal Interoceánico usando el Río San Juan, vulneran la integridad de Nicaragua y hacen deponer al gobierno liberal del General José Santos Zelaya, remplazándolo por Adolfo Díaz, quien se identifica con los norteamericanos, y nombra a Emiliano Chamorro embajador en Washington. Una vez posesionado de su cargo, Chamorro firma en esta fecha un tratado con su homólogo William Jennings Bryan, en el cual se acuerda:

Artículo I- conceder a perpetuidad, al Gobierno de los Estados Unidos los derechos exclusivos y propietarios, necesarios y convenientes para la construcción, operación y mantenimiento de un canal interoceánico a través del territorio nicaragüense (río San Juan).

Artículo II- dar en arriendo a los Estados Unidos, por un término de 99 años, prorrogable por otro lapso igual, las islas llamadas Great Corn Island y Litle Corn Island, en el Mar Caribe, y otorgarles el derecho de establecer una base naval en cualquier lugar del territorio de Nicaragua, bañado por el Golfo de Fonseca.

Comentarios.

Los EE.UU. no tienen la menor intención de construir un Canal usando el río San Juan, siendo la finalidad con la obtención de esta concesión, en primer lugar neutralizar una posible reacción de Inglaterra a razón de lo acordado entre esta potencia y el Gobierno de Managua mediante el “Tratado Altamirano-Harrison (1905.04.19-Mi.), con el que no sólo se reconoce la soberanía de Nicaragua sobre la costa de Mosquitos, sino que se exige respeto a los derechos, seguridad y bienestar de la población de la Mosquitia. Y en segundo lugar bloquear a la misma Inglaterra, o a cualquier otra nación que pretendiera construir una alternativa interoceánica por el San Juan, poniendo en grave peligro la inversión norteamericana en Panamá. Por la firma de este tratado Nicaragua recibe la suma de tres (3) millones de dólares.

A poco de haber sido firmado en Washington, el tratado suscita serias preocupaciones en los Gobiernos de El Salvador, Honduras y Costa Rica. En los dos primeros, con motivo de la concesión para una base naval en el Golfo de Fonseca; y en el último, por considerar que la construcción de un canal interoceánico por la vía del río San Juan afectaría los derechos de Costa Rica sobre esa vía y sobre su propio territorio, derivados del Tratado Cañas-Jerez en 1858 y del “Laudo Cleveland en 1888. No entramos a reseñar cómo se soluciona el múltiple conflicto que se genera, limitándonos a resumir que primero llegan las protestas a la Corte Suprema de los EE.UU., y luego son atendidas por la “Corte de Justicia Centroamericana o “Corte de Cartago”. El Gobierno de Nicaragua, sintiéndose respaldado en su actitud por el de los Estados Unidos, se niega a acatar cualquier decisión que pudiera ser emitida por ésta última, y mantiene inflexiblemente sus argumentos de que ese Alto Tribunal carece de jurisdicción para conocer de un asunto que pone en juego su soberanía y su integridad territorial; y aún más, acusa a la Corte de haber violado las convenciones de Washington que la habían creado. En resumen, el tratado se mantiene vigente hasta 1972, cuando el canal de Panamá ya lleva años en pleno apogeo estratégico y comercial.

¿Qué se puede decir de todo esto? Que éste es el modus operandi de los yanquis alias gringos, y el modo de vegetar de los nicas alias atracadores. Al firmar el Tratado Chamorro-Bryan, los Estados Unidos desconocen tapada y desconsideradamente la soberanía que Colombia ejerce, aunque sólo fuera en forma de papel, sobre la costa de Mosquitos, pasando con éste a reconocer falazmente los derechos de Nicaragua sobre esos territorios; en otras palabras los EE.UU., pese a que tratan de boicotear cualquier reacción de Inglaterra, reconocen hipócritamente la soberanía que ésta pasa a Nicaragua mediante el discutido Tratado Altamirano-Harrison (1905.04.19-Mi.). Es por ello que este país centroamericano no duda en entrar en “clinch” con los gringos, quienes además de premiarlo con tres (3) millones de dólares por la molestia, se comprometen con éste a solucionar cualquier intermezzo que pueda producirse con una reacción colombiana, que llega años después y de una forma tan modesta, que no deja duda alguna de haber existido una “charla” a este respecto entre Washington y Bogotá. Nos referimos a una truncada intervención de los EE.UU. en 1924, y al Tratado Esguerra Bárcenas (1928.03.24-Sa.), que acontecen durante la segunda ronda de la Adversidad secundada de Colombia en el Caribe.

Es Presidente de la República de Colombia, Carlos Eugenio Restrepo Restrepo, de Unión Republicana.


1914.08.15- Inauguración del Canal de Panamá.


Con la travesía del primer buque que cruza el canal en esta fecha, se simboliza la finalización de la construcción, abriendo sus esclusas que a grandes y armoniosas bocanadas, unen y mezclan las aguas de dos enormes océanos. El Ancón, transportador de cemento del canal, pasa a la historia pilotado por el Capitán John A. Constantine. De inmediato deja de existir la Comisión Ístmica del Canal, y se inicia el gobernador de la Zona del Canal como nueva entidad administradora.

Desde el punto de vista técnico, el canal de Panamá es uno de los mayores logros de la ingeniería moderna. Del Atlántico al Pacífico mide 80 kilómetros de largo; tiene una profundidad de 12,8 metros en el Atlántico y de 13,7 metros en el Pacífico; el ancho es de 91 a 300 metros. Cuenta con dos puertos terminales, uno en cada océano; tres juegos de esclusas gemelas, Miraflores, Gatún y Pedro Miguel, y uno de los mayores lagos artificiales del mundo, el Gatún de 425 kilómetros cuadrados, y se formó por una represa de tierra construida a través del cauce del río Chagres.

El vapor Ancón es el primero en cruzar el Canal de Panamá.
Las siguientes palabras de Theodore Roosevelt están fundidas en una placa que se exhibe en la Rotonda del Edificio de Administración:

«…No es el crítico quien vale, ni tampoco aquel que señala dónde el fuerte tropezó, o cómo pudo el autor de la hazaña haberla hecho mejor. El mérito pertenece al hombre que está en el ruedo; cuyo rostro está empañado por el polvo y el sudor y la sangre; quien lucha valientemente, quien yerra y se queda corto una y otra vez; quien conoce de los grandes entusiasmos, de las grandes devociones y agota sus energías por una causa digna; quien, en su mejor hora, saborea al final el triunfo del propósito noble; y que, en su peor hora, si fracasa, al menos cae tras un gran despliegue de su audacia, por lo que su sitial nunca estará junto a aquellos seres fríos y tímidos que jamás han probado ni el triunfo ni la derrota…»

Comentario.

Un elocuente y profundo mensaje del presidente de los EE. UU., a quien con la mayor ponderación se le ha acreditado la construcción del canal, que contrasta con el billete que nos deja la forma como se asió a la empresa.

Otras palabras con otro mensaje, ya sobre la idiosincrasia que caracteriza a los gobernantes de nuestro desdichado país, también pasan a la historia siendo pronunciadas por el presidente de turno José Manuel Marroquín, quien fuera sin embargo uno de los pocos en considerar con cierta prudencia el Tratado Herrán-Hay (1903.01.22-Ju.) mientras que el Congreso tercamente lo rechazaba (1903.09.02-Mi.). Respondiendo a sus furibundos críticos por la forma como llevara los negocios en torno al canal, Marroquín les espeta:

«… ¿Y qué más quieren?  Me entregan una república y yo les entrego dos…»

Y terminando en crescendo este último comentario nuestro, citamos las palabras que concluyen la reseña histórica sobre el canal, tomadas de la página oficial del Canal de Panamá en Internet. Luego de enumerar los datos más impresionantes de la magna construcción, dice:

«…Aún más impresionante es el hecho que este enorme y complejo proyecto sin precedentes culminó sin ninguno de los escándalos o corrupción que a menudo plagan este tipo de esfuerzos, y sin que haya surgido ningún tipo de escándalo en los años subsiguientes a su culminación…»

Es realmente horripilante la sensación que nos queda, cuando a diario podemos constatar esas maniobras de “Borrón y cuenta nueva”, que barniza todo lo que en nuestros días se escribe sobre la historia del Canal de Panamá. Lo horripilante está en ese desastroso grado de desinformación que ha logrado penetrar en las mentes de millones de seres humanos, lo que nos ha llevado a que nosotros tampoco nos quedáramos callados, ilustrando en lo que hemos podido con una partecita de la verdad que nos hace libres.


2014.08.15-Vi. Conmemorando el 1er Centenario del Canal de Panamá.


Finalizando nuestro estudio nos trasladamos hasta nuestros días para celebrar los 100 años de esta maravillosa obra de alta ingeniería, que conecta dos grandes océanos, transformando el comercio mundial, entre otros beneficios brindados a la humanidad. En diarios en el mundo entero, en todos los idiomas, en revistas, noticieros y programas especiales en televisión, a más de artículos y mensajes por Internet, y claro está en ceremonias conmemorativas en todo lugar que por cualquier motivo está relacionado con el formidable Canal, se festeja tan lucido cumpleaños. Millones de entusiastas se unen al jolgorio, a la francachela y a la comilona, y naturalmente nosotros también lo hacemos, celebrando muy orgullosos con la divulgando de estas páginas.

Hicimos un largo viaje de ciento noventa y siete (197) años [1717.04.29-1914.08.15], en las páginas de la Historia, y además de exhaustos, quedamos satisfechos y muy complacidos de aportar estos granitos de arena, que puedan contribuir a que todos esos pasos dados por miles de gentes, que de una y otra forma se involucraron en la realización de ese magno proyecto, no se queden en el limbo del olvido. Infelizmente, la historia de la Adversidad secundada de Colombia en el Caribe, no termina aquí, resumiendo que lo tratado en este estudio es apenas el comienzo de un viacrucis que se extiende hasta nuestros días. Sendos trabajos que presentamos por separado, ilustran al respecto.

Terminado con las máquinas.

Luis Eduardo Schroeder Soto.





Bibliografía.


Araúz, Celestino A.: Un sueño de siglos: El Canal de Panamá. Revista Tareas no. 123. Centro de Estudios Latinoamericanos. Panamá, 2006.


Bartolomé Rugeles: Diarios de un comerciante bumangués 1899-1938. Bogotá: Editorial Guadalupe. Edición de Aída Martínez Carreño. 2005.

Beluche, Olmedo: La Verdadera Historia de La Separación de 1903. Reflexiones en Torno al Centenario. Panamá. Imprenta ARTICSA. 2003.

Blanco, José Félix [1782-1872] y Azpurúa Peláez, José Ramón [1811-1888]: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador de Colombia, Perú y Bolivia. La Opinión Nacional, 14 vols. Caracas, 1875-1877.

Bunau-Varilla, Philippe: Panama. The Creation, Destruction, and Resurrection. New York: McBride, Nast & Company. 1914.

Caballero, Lucas: Memorias de La Guerra de Los Mil Días. Distribuidora y Editora Aguilar, Alfaguara, S.A. Bogotá, 2006.

Camelo, Alfredo: La tragedia de la Guerra de los Mil Días y la Secesión de Panamá. Deslinde Nº 33, Bogotá, 2000.

Castillero R., Ernesto J.: La causa inmediata de la emancipación de Panamá. Historia de los orígenes, la formación y el rechazo por el Senado colombiano, del tratado Herrán-Hay. Panamá: Academia Panameña de la historia. 1933.

Centeno, Miguel Ángel: Blood and Debt: War and the Nation-State in Latin America. University of Pennsylvania Press. 2002.

McCullough, David: Un camino entre los mares: La creación del Canal de Panamá, 1870-1914. Espasa Calpe, 2004.

Morales de Gomez, Teresa: El Tratado Urrutia-Thompson Dificultades de Política Interna y Exterior Retrasaron Siete Años su Ratificación. Revista Credencial Historia. Bogotá. Edición 165 septiembre de 2003.

Ricord, Humberto E.: Panamá en la Guerra de los Mil Días. Panamá: Instituto Nacional de Cultura, 1986.

Schroeder Soto, Luis Eduardo: La verdad duele. Estudio sobre el rasponazo de 75.000 km2 de aguas en el Archipiélago de San Andrés y Providencia.

Schroeder Soto, Luis Eduardo: Los pactos que destruyen a Colombia. Estudio.

Schroeder Soto, Luis Eduardo: La marginación del Caribe colombiano. Estudio.

United States, House (1913). The Story of Panama: Hearings on the Rainey Resolution before the Committe of Foreign Affairs of the House of Representatives. Washington: Government printing office.

Uribe Vargas, Diego [1931 - ]: Las Constituciones de Colombia. Ediciones Cultura Hispánica. Instituto de Cooperación Iberoamericana. 3 tomos, obra completa. Segunda edición ampliada y actualizada. Madrid, 1985.


Villegas, Jorge / Yunis, José: La Guerra de los mil días.








No hay comentarios: