miércoles, 19 de diciembre de 2012

Augusto Peter Schroeder Soto

Un rasgo de mi Hermano en este mundo de ilusión.



Au y su pasión  por el cine.


Este señor rubio y canoso con sonrisa de picardía, es mi querido hermano Augusto Peter Schroeder Soto [1936.06.17-2012.05.05], quien se interesó desde muy temprana edad por el séptimo arte. A la edad de nueve años ya estaba construyendo proyectores de películas y produciendo sus propios filmes. Para los primeros utilizaba cajas metálicas de galletas, provistas de un bombillo y un lente que le había obsequiado nuestro tío Carlos Emiliano Pablo Schroeder Caicedo [1897-1964], el gran pionero que le puso voz al cine colombiano, y sus filmes consistían en recortes de películas de 35 mm. que le regalaban en los cines. Au, como lo llamábamos cariñosamente entre familia, los convertía en largas tiras de imágenes armadas entre cartoncillos, suponiendo filmes suyos, o sencillamente los limpiaba de su emulsión, y en los celuloides pintaba secuencias de sencillas figuras, que al pasarlas a mano a cierta velocidad por un rústico dispositivo que se había inventado, parecía que se movían al ser proyectadas sobre la blanca sábana que hacía de telón. En esta forma la sala de nuestra casa en Bogotá, a mediados de la década de los 40, se convirtió en el cine del barrio, con una numerosa audiencia de mocosos, con entrada gratis naturalmente, que nos divertíamos de lo lindo con su gran espectáculo. Eran años felices en los que no había televisión, e ir al cine estaba sólo al alcance de los más acomodados. Pero qué le daba si nosotros teníamos nuestro propio Auguste Lumière, o Georges Méliès, y por qué no… Alfred Hitchcock.





miércoles, 18 de julio de 2012

Un soldado que llora!

Un soldado que llora

Con él somos millones los colombianos que lloramos por nuestro queridísimo país. La imagen pudo haber sido tomada en cualquier parte del mundo en donde hoy día las gentes han perdido completamente la razón. Posiblemente ya somos demasiados en este planeta, o sencillamente ya no podemos convivir más con nuestro prójimo.


miércoles, 16 de mayo de 2012

Auto retrato


Auto retrato de Luis Eduardo Schroeder Soto

Óleo sobre lienzo 101 x 85,5 cm., 1990.

El sombrero de fibra de palma, lo adquirí en un mercado de un pequeño pueblo indígena, en la región de Cajamarca al Norte del Perú, en 1973.

El “helicon” (Sousaphone rotary tuba) hace parte de mi colección de instrumentos musicales en cobre. Fue fabricado por Bohland & Fuchs, Graslitz / Bohemia en 1870. Perteneció muchos años a la Banda militar del ejército del Ecuador. Fue obsequiado en la década de los 50 a una pequeña banda folclórica en zona rural. Yo lo compré en 1974 de un músico jubilado en un pueblito al Norte de la capital Quito. Para transportarlo a Suecia solicité a los buenos amigos de Lufthansa, embarcarlo en uno de sus vuelos intercontinentales, como “equipaje no acompañado”, y así embalado en un gran guacal, viajó solo en vuelo directo de Quito a Gotemburgo sin costo alguno por cortesía de Lufthansa (Hon service).

sábado, 18 de febrero de 2012

El voto de Bolívar, sin exceptuar una paja.


Óleo “a la espátula” sobre lienzo 55 x 46 cm., 1971.
Pintado por Luis Eduardo Schroeder Soto.
Si ve el retrato apiñando los ojos, aparecerá un Bolívar adulto.

Estudio crítico, cronológico, narrativo, sucinto y razonado de los factores y del proceso que llevaron a la creación de una leyenda sobre un presunto juramento de Simón Bolívar en Roma.


Presentación del libro escrito por:
Luis Eduardo Schroeder Soto.

Publicado por:
Editorial LibrosenRed, Buenos Aires, 2010.
ISBN 978-1-59754-616-4